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Tratando de salvar al ministro Bonomi

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El Frente Amplio y sus corifeos están haciendo el ridículo con su teoría del complot de la derecha y su amenaza a la democracia. Buscan cambiar el foco de la discusión sobre la inseguridad diciendo que la oposición quiere interpelar al ministro Bonomi para apelar al mecanismo de la censura y llamar a elecciones parlamentarias. Todos saben -hasta el más ignorante de los frentistas- que eso es imposible sin apoyo del FA, por lo que es mejor que no sigan diciendo tonterías.

El Frente Amplio y sus corifeos están haciendo el ridículo con su teoría del complot de la derecha y su amenaza a la democracia. Buscan cambiar el foco de la discusión sobre la inseguridad diciendo que la oposición quiere interpelar al ministro Bonomi para apelar al mecanismo de la censura y llamar a elecciones parlamentarias. Todos saben -hasta el más ignorante de los frentistas- que eso es imposible sin apoyo del FA, por lo que es mejor que no sigan diciendo tonterías.

Aquí el problema es que el ministro del Interior lleva casi siete años en el cargo y sigue sin dar seguridad a los uruguayos. Todo lo demás son tretas para disimular el fracaso de Bonomi a quien se le dio todo cuanto pidió: más policías, modernos equipos y tiempo, mucho tiempo, para conseguir resultados. Ese es el punto, por lo que no tiene caso desgarrarse las vestiduras acusando a la oposición de desestabilizar cuando habla de censura.

La censura, un instrumento constitucional que, dicho sea de paso, el Frente Amplio empleó con total alevosía contra gobiernos blancos y colorados, contra los ministros de Posadas, Solari y Bensión, por ejemplo. A los que hoy simulan temblar de miedo ante la mención de la censura no se les movió un pelo 15 o 20 años atrás cuando decidieron aplicarla.

Así que centremos el debate en lo importante: la ineficacia del dúo Eduardo Bonomi-Jorge Vázquez en la lucha contra el delito agravada por recientes dichos de ambos. El primero, cuando en vez de lamentar el asesinato de Heriberto Prati y alentar a su familia, le lanza al difunto un reproche post mórtem por caer en defensa de una amiga rapiñada. Fue como sugerir que si Prati murió fue por su propia culpa. Mal mensaje del ministro. Malo por insensible y porque transmite al hampa una actitud de resignación y rendición anticipada que solo puede fomentar el delito. No debe olvidarse que el delincuente tiene un fino olfato para detectar blandura en las autoridades y actuar en consecuencia.

José Díaz, correligionario y antecesor de Bonomi en el cargo, meditando sobre el mismo asunto halló una solución risible, pero que al menos contenía un ademán defensivo: hacer sonar un silbato que todos debíamos llevar en el bolsillo para alertar si éramos víctimas de delito. Absurdo, sí, pero no implicaba la rendición masiva propuesta por Bonomi.

Ante los caceroleos y las protestas por Prati, Jorge Vázquez explicó que cuesta resolver el problema de la seguridad porque los maleantes ya no le temen a la policía. ¿No es esa una clara confesión del rotundo fracaso del Ministerio del Interior? Lo menos que se le puede pedir a la autoridad policial es que inspire cierto temor entre los delincuentes y la sensación de que después del crimen llegará el castigo. Si con prevención, represión y pesquisas exitosas el ministerio no genera esa sensación -considerada la mejor forma de refrenar el delito- es imposible arreglar las cosas.

Un último apunte dirigido a la Armada Nacional. Prati revistó en sus filas en donde alcanzó el grado de Teniente de Navío. Su posterior retiro no significó la pérdida total de su condición de militar por lo que cuesta entender el silencio de esa fuerza armada ante la muerte heroica de uno de los suyos.

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Antonio Mercader

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