A medida que avanza la campaña electoral para el balotaje en Argentina, el campo kirchnerista recurre a duros recursos de comunicación para atacar al candidato que según todas las encuestas es favorito: Mauricio Macri. Pero lo que allí se ve no es algo fuera de lo común dentro del bloque autodenominado progresista de la región. Su idea de que tiene un enemigo conformado por fuerzas de la derecha, a veces conservadoras, otras veces neoliberales, y otras veces reaccionarias, se extiende incluso en nuestro país.