Mucho antes que un restaurante, la casona de la peatonal Pérez Castellano 1389 fue un museo. Allí, en una construcción de 1870, Aldo Mazzoni no podía hacer otra cosa que enriquecer el espíritu de antaño con su colección de botellas de leche, latas de yerba, cajas registradoras, sillas del emblemático Sorocabana y más de 300 variedades de primus que, con el tiempo, le terminaron dando el nombre al lugar.
Lo que comenzó como un pasatiempo terminó siendo una reconocida colección privada.