Las elecciones del Frente Amplio quedaron atrás. Los comicios sirvieron para airear los olvidados comités de base, confirmar la creciente desmovilización que afecta a la coalición de izquierdas (poco más de 90 mil votos, aunque se podía sufragar con 14 años), reafirmar que hay frenteamplistas que se sienten defraudados con su partido (el voto en blanco tuvo más apoyo que la lista más votada) y mostrar que cada vez resulta más difícil pronosticar, en Uruguay y en el mundo, el resultado de una elección.
De acuerdo a informes de la Cámara de Comercio y Servicios, tres de cada diez comerciantes uruguayos fueron objeto de al menos un robo en 2013.
Ellos paran. Paran en reclamo de un mejor sueldo. Paran porque no aceptan que se sancione a un delegado sindical. Paran incluso porque no admiten que se traslade a un trabajador afiliado al sindicato. O porque no aceptan que se le revise una mochila a la salida.
En una reciente entrevista concedida al diario El Observador, el presidente de la Cámara de Industrias, Washington Corallo, advirtió que en la actualidad el 70% de las ramas industriales se encuentran en problemas, producto de la caída de la demanda interna y de las dificultades de competitividad que enfrentan los productos uruguayos en el exterior.