Mientras más de medio gobierno sigue recorriendo el mundo en busca de nuevos inversores dispuestos a desembarcar en Uruguay y muchos que hasta hace algunos años repudiaban las plantas de celulosa, hoy le rezan todos los días a San UPM; quienes ya invirtieron en el país están pidiendo a gritos que alguien se acuerde de ellos y atienda sus urgencias antes que sea demasiado tarde.
En octubre de 2016, durante la gira presidencial por China, la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, se reunió con el presidente de Lifan, Mu Gang. Se trataba de una reunión clave, porque a comienzos de 2016 la automotriz china había enviado al seguro de paro a más de 150 operarios de su planta de San José.
La desastrosa aventura de Alas U costó demasiado caro. Hoy queda claro que el gobierno del Frente Amplio concedió graciosamente un crédito de US$ 15 millones de los contribuyentes para financiar un sueño de autogestión que, como cualquiera con dos dedos de frente podía vaticinar sin necesidad de ser un experto en aviación, estaba destinado al más estruendoso de los fracasos.
Andan por la vida fomentando la lucha de clases. Combatiendo al gran capital. Denostando a todo aquel que se atreva a pensar diferente. Y decidiendo, a su antojo, lo que puede hacerse y lo que no en este bendito país. Son dirigentes sindicales. Tienen más poder que el mismísimo presidente de la República. Y manejan el Uruguay a su gusto.
No pido mucho. Me conformo con que en el nuevo año el gobierno que nos gobierna, finalmente gobierne. Que tome decisiones y abandone la inquietante parálisis que arrastra al país todo al quietismo.
El presidente Tabaré Vázquez ha decidido hace algún tiempo salir al mundo a buscar las inversiones que el Uruguay necesita para retomar la senda del crecimiento.
Un puñado de ruidosos sindicalistas llegó hasta el céntrico edificio de una de las principales empresas fúnebres del país. Querían denunciar a la firma por una presunta actitud anti sindical. Y habían decidido hacerlo allí, en un local donde algunas decenas de personas daban el último adiós a un hombre que había fallecido el día anterior.
Imagine que usted tiene una empresa. Sus empleados ganan bien. Digamos que muy bien. Muy por encima de lo que gana la enorme mayoría de los uruguayos.
Vamos bien. Con ese slogan y la cátedra de su lado Tabaré Vázquez comenzó en 2014 la campaña que lo llevaría por segunda vez a la Presidencia de la República y le aseguraría al Frente Amplio un tercer período en el gobierno.
Prometieron un Gobierno Honrado. Un País de Primera. Nos pidieron que aprontáramos el corazón. Y que les prestáramos el voto para que el Uruguay no se detuviera.