El gobierno invierte los recursos públicos en una producción audiovisual notoriamente costosa, cuya evidente finalidad es favorecer al oficialismo.
Este es un gran país y eso nos permite mirar más alto, soñar con mayores niveles de productividad y desarrollo humano para todos, pero para que eso se convierta en realidad debemos asegurarnos de que transitaremos este año electoral manteniendo a raya a los militantes de la manipulación”.
El 62% de la población uruguaya está en la clase media según informe.
Comienzo por una anécdota. Me la relató la protagonista, una excelente médico cubana, especialista en implantes para devolverles la facultad de oír a niños sordos.
La presidente chilena Michelle Bachelet quiere reducir la desigualdad. Me sospecho que se refiere a la desigualdad de resultados, que es la que mide el coeficiente Gini. Pero es posible que en su afán nivelador acabe desplumando a la gallina de los huevos de oro. Corrado Gini fue un brillante estadístico de principios del siglo XX, fascista en su juventud, quien, fiel a sus orígenes ideológicos, propenso a estabular a las personas en estamentos, dividió a la sociedad en quintiles y midió los niveles de ingresos que percibía cada 20%.