Lo sucedido en el Congreso argentino es tan capital como patético. La no expulsión del exministro y actual representante Julio De Vido ha sido una triste demostración de la pérdida de decoro y de ética que predomina en buena parte de sus sectores políticos.
Solo una dictadura represora bancada por la fuerza de los tanques y bayonetas y la ayuda de pandillas de delincuentes armados (milicias) puede mantenerse en el poder cargando 28 muertos. Antes de enfrentar a sus pares de la región en la OEA, Maduro decidió irse.
Supongamos que una empresa petrolera extranjera tuviese una planta de refinación de petróleo instalada sobre la Bahía de Montevideo. Imaginemos que las instalaciones de esa planta contaminasen persistentemente las aguas de la Bahía, en contravención de las normas sobre protección del medio ambiente aplicables.
Otra vez un repartidor fue víctima de la inseguridad. En esta ocasión le tocó a un hombre de 53 años, que conducía un camión de reparto de refrescos, junto a 2 compañeros.