Hace un tiempo, cuando oíamos hablar de colectivos pensábamos en los regalos de casamiento (o en la manía de los argentinos por hacerse los interesantes cambiándole el nombre a las cosas: ¡se dice ómnibus, qué también!)
En toda sociedad humana hay grupos que defienden intereses particulares. En toda sociedad humana, muchos de esos grupos intentan influir sobre las decisiones comunes con el fin de lograr ventajas sobre quienes defienden otros intereses. ¿Qué se puede hacer para evitar que las decisiones políticas terminen siendo capturadas por ese juego?