El gobierno libra una "batalla" contra los analistas para ver quién tiene mayor incidencia en las expectativas de la población sobre la economía. Dentro del equipo económico hay profunda molestia con algunos economistas por las proyecciones y análisis que realizan, los cuales son más pesimistas que los del gobierno y en algunos casos no escatiman en calificativos para criticar el manejo de las políticas o herramientas que les proponen.