En el otoño de 1973 el proceso de dictadura iniciado el 9 de febrero avanzaba a paso seguro. La ROE, que no creía en el golpe peruanista y ni siquiera en el FA, decide “el repliegue” a Buenos Aires y mediante el “Acta de Abril” -nunca les faltó pompa para las denominaciones-, se pautó quiénes saldrían y quiénes se mantendrían en la trinchera interior. Gerardo Gatti, otros dirigentes y la militancia clandestina del OPR-33, fueron los primeros en salir.