Una organización mexicana que pugna por mejorar los estándares educativos acaba de hacer algo que debería imitarse en toda Latinoamérica: instaló un “abusómetro” en una de las avenidas más transitadas de Ciudad de México para informar a los transeúntes cuánto dinero del presupuesto educativo del país desaparece --o es robado-- cada minuto.