El concepto es como para erizarle la espalda a un economista. Pero la verdad es que la economía de un país no debería ser tan distinta a la de un almacén.
Es absolutamente absurdo que luego de dos años de la tercera administración consecutiva del Frente Amplio y ante la falta de logros para mostrar, se pretenda embarcar al país en una aventura reformista peligrosa e inconducente.
Nuestro Senado tanto parece creerlo que acaba de pegarle un cañonazo debajo de la línea de flotación a una de las manifestaciones más antiguas del derecho a la propiedad: aquel referido a las obras literarias, artísticas y científicas. Así nomás.
La Suprema Corte de Justicia declaró ayer inconstitucional cuatro artículos de la ley de medios. "En líneas generales, esos cuatro artículos derogados no se podrán aplicar", dijo a El País el constitucionalista Martín Risso.
Días pasados una política ponderada, como la presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier, se manifestó partidaria de una modificación del derecho de propiedad para someterlo a un régimen constitucional más flexible a la evolución del país.
Confieso mi perplejidad por el abordaje del tema de la pureza del agua, tanto en Maldonado como especialmente en la cuenca del río Santa Lucía. Ya el fin de semana pasado, el Dr. Antonio Mercader se refirió al tema en el contexto del monopolio del estado que se plebiscitó, especialmente por el temor de aquel momento a las empresas privadas que se instalaban —vaya paradoja— justamente en Maldonado.