Desde complejos turísticos hasta apartamentos para los gatos y una cacatúa. Algunos de los bienes que los dirigentes corruptos compraron con dinero ilegal.
Una gran historia puede empezar con una buena pregunta: "Herr Blatter, ¿usted alguna vez aceptó un soborno?".
Las sensaciones se entremezclan para los dirigentes uruguayos, cuando el fútbol mundial anda recorriendo sus peores días, salpicado por la corrupción enquistada en su estructura.
Medios de ese país informan que Blatter es "eje de una investigación federal por corrupción", sin precisar más detalles del caso.
La FIFA financió el año pasado una película en la cual cuenta su historia como si sus dirigentes fueran los héroes de este juego. Bastó con rascar un poco para que apareciera la verdadera trama: sobornos, lavado de dinero, abuso de poder. Algunos protagonistas están detenidos, pero todavía faltan las escenas finales.
Uruguay fue salpicado por el escándalo que involucra a los directivos de la FIFA. Además de que el uruguayo Figueredo es uno de los acusados, al menos tres sociedades locales fueron utilizadas para transferir fondos y se rastrean cuentas y bienes que los empresarios argentinos implicados tienen en el país.
Los detenidos están tratando de evitar la extradición, pero bajo un tratado bilateral los procedimientos son relativamente simples incluso pese a que los acusados tienen el derecho a apelar.
Joseph Blatter consiguió 133 votos y el príncipe Alí 73. Los votos del suizo no eran suficientes para la reelección en primera etapa, por lo que habría otra ronda de votación, pero el jordano se bajó de la votación.
El interés de Paco Casal por lograr los derechos de TV de los torneos sudamericanos lo llevó a embestir en 2013 al entonces muy fuerte castillo de la Conmebol, cuyo presidente era el paraguayo Nicolás Leoz, pero su verdadero rey era el argentino Julio Grondona. Eugenio Figueredo, como escudero, quedó de ese lado. Y allí permaneció hasta la redada del miércoles en Zúrich.
Hoy puede ser un día histórico para el fútbol mundial. La elección en la FIFA, si se lleva a cabo y no tiene apoyo la moción de suspenderla, implicará que los mismos que la han dirigido en la última década en medio de escándalos, continúen; o que un ignoto príncipe jordano asuma el gobierno del fútbol.