La verdad histórica ha interesado muy poco en el relato oficialista y de algunos historiadores funcionales en los últimos años. El papel de los tupamaros y de la izquierda antes y después de la dictadura, se ha transformado en una acumulación de mentiras.
En medio de la aspereza de los montes de Caraguatá, el 6 de mayo de 1897, Aparicio Saravia escribió una de las más bellas apologías del buen gobierno que termina con la conocida oración: “la patria es el conjunto de todos los partidos en el amplio y pleno uso de sus derechos; La patria es la dignidad arriba y el regocijo abajo”.
Verosímilmente hacia 1914, una delegación de dirigentes de la comunidad judía visitó a Batlle y Ordóñez; pedían su mediación para obtener el permiso del Estado para la creación de un cementerio israelita, fundamental para los rituales según la ley religio- sa. Batlle se horrorizó ante la propuesta: ¡como era posi- ble que los judíos, discriminados en tantos países, ciudadanos con todos los derechos en el nuestro, no aceptaran ser enterrados como los demás uruguayos!