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Continuaría creciendo la producción por vaca

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Tambo en Uruguay. Foto: Archivo El País

Lechería uruguaya perdió área, pero produce cada vez más.

La lechería uruguaya perdió entre el 2000 y 2011 un 84% del área, con el crecimiento fuerte de la agricultura granelera, pero entre 2006 y 2014, la productividad por vaca creció 36%, según lo establecen cifras de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA/MGAP).

Si bien hasta noviembre de 2015 el descarte de vacas lecheras enviadas a frigorífico había caído 3,7% respecto a octubre de 2015, igual seguía 4,7% por encima del registrado en noviembre de 2014. En el acumulado anual a noviembre de 2015 (últimos datos publicados por el Inale) se faenaron 15.630 vacas lecheras más que en igual período de 2014, cifra que está marcando un incremento de 18%. Ahora se está previendo un nuevo incremento de vacas a frigorífico a partir de los próximos meses y es probable que la productividad por animal continúe incrementándose.

En 2006/2007 la lechería uruguaya tenía vacas que producían un promedio de 3.875 litros por día, mientras que en 2013/14 la productividad por vaca masa había trepado a 5.270 litros diarios. La lechería manejaba 874.000 hectáreas en la primer fecha citada y en la segunda 794.000 hectáreas.

"Con el mayor refugo de vacas lecheras va a crecer este año la productividad individual. Es una cultura ya arraigada en el sector lechero la de darle cada vez mejor comida a la vacas y ya está impuesta", aseguró a El País Horacio Leániz, presidente de la Cámara Uruguaya de Productores de Leche (CUPL).

Más allá del desánimo del sector, de la caída de los precios al productor y de un futuro incierto, la producción de leche hoy se mantiene alta. La producción está sorprendentemente cómoda porque si bien hubo días de mucho calor que pudieron haber complicado a las vacas, ahora las noches frescas permiten un mejor confort y eso se traduce en la producción de leche diaria.

Por otro lado, las lluvias en la cuenca lechera posibilitaron que tanto las alfalfas o algún trébol rojo como pasturas perennes y mucho más los sorgos forrajeros, estén en muy buena condición. "Eso ha permitido que el productor esté pastoreando con un cierto confort. De alguna manera, mientras esta condición se mantenga, la caja de los tambos está menos resentida de lo que pudo estar en el otoño pasado, cuando el sector luchaba contra una sequía", reconoció Leániz.

Presiones.

De todos modos el sector no está a salvo de la aparición de nuevas presiones financieras. Es verano y a esta altura del año se produce menos leche porque gran parte de las vacas son "secadas" (se les corta la lactancia) de cara a lo que serán los partos de otoño.

A su vez, el futuro es incierto, lo que hace que ninguna industria hoy abra precios para las remisiones de este mes de enero. Las plantas están con la incertidumbre de no saber cuándo van a cobrar sus ventas a Venezuela —sea leche en polvo o quesos— y esa incertidumbre se la trasladarán, como lo vinieron haciendo, a los precios al productor. La industria está vendida sin cobrar.

La necesidad de caja para poder hacerle frente a los gastos, es lo que presionará a los tamberos a seguir bajando la cantidad de vacas en ordeñe, enviando las que están al final de su vida útil o las que producen menos a las chacinerías. El $ 1 por litro que habían aumentado el mes pasado algunas plantas, con este panorama incierto hoy cuelga de un hilo y se genera mayor incertidumbre.

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Tambo en Uruguay. Foto: Archivo El País

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