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Productora de PET impulsa envases a base de reciclados

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Solo el 20% de los envases de plástico que se usan en Uruguay se recuperan para el reciclaje.

Un material sostenible.

Según explicó Queijo, al resolverse la deposición posterior al uso, el PET es más sustentable que el vidrio desde el punto de vista medioambiental.
“Es un envase realmente fantástico: el peso es muy liviano, irrompible, fácilmente transportable y seguro”, indicó. Para explicar su punto, contó que la huella de carbono de producir una botella de PET es “considerablemente menor” que una de vidrio.

La producción inicial del vidrio requiere de un esfuerzo calórico de combustión más elevado. Mientras que éste se funde a los 1.500 grados, el PET lo hace en 200, graficó. Además, el ciclo para recuperar el cristal de una botella necesita más energía que el proceso que otorga una segunda vida al plástico.

Por otro lado, los litros de agua en botellas de plástico que admite trasladar un camión es un tercio de lo que equivale el mismo producto en envase de vidrio. “El recipiente de cristal que contiene agua pesa alrededor de 900 gramos y en PET 25 grs., señaló.

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Escamas resultantes del reciclaje de las botellas, que luego se convierten en una nueva.

Existen además razones prácticas. No es viable transportar un refresco de dos litros o más en vidrio porque podría explotar. Además de peligrosa, pesaría mucho porque necesita un gramaje ancho para que lo contenga.
En este escenario, para que el uso del PET sea reutilizado en otros envases debe someterse a un proceso de recuperación: el producto se muele, tritura, lava, descontamina. Así, la materia prima pasa a tener nuevamente as mismas características de comportamiento que una resina virgen. “En el mercado existen botellas hechas 100% a partir plástico reciclado”.

Una alternativa que tímidamente surge a nivel mundial son las botellas biodegradables. Sin embargo, se está lejos de la producción masiva de este recipiente por sus altos costos. “Hay materiales que cumplen con esas características, no es que estemos tan lejos acá sino que el valor de esas materias primas es muy elevado. Y hace que hoy no sean una opción”, aseguró el director general de Cristalpet.

Ganar su lugar

Cristalpet hoy funciona con tres plantas: una en Montevideo y dos en Brasil con una producción que ronda las 100.000 toneladas de PET al año. De esta cantidad, el 60% se procesa en Uruguay y el resto en el país vecino.

No obstante, el 80% de lo que se produce en Montevideo se exporta, en gran medida, para Brasil. En este mercado iniciaron comercializando sus envases en el año 2000 hasta que en 2009 desembarcaron con su primer planta fuera de frontera. Hoy,” juegan en las grandes ligas”, al ubicarse entre las principales empresas del rubro.

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La planta Cristalpet en Montevideo, que concentra el 60% de la fabricación.

En este mercado, Cristalpet compite con calidad, servicios y buena relación con los clientes, aseguró el gerente general. Su posición se ratifica en los reconocimientos que han cosechado. Recientemente, recibieron un galardón por ser la firma productora de envases PET de mejor calidad en Brasil. “Esto quiere decir que nos hemos ganado nuestro lugar en la mesa”, indicó.

Uno de los servicios que destaca a la empresa es su sistema de soplo in house. Se instalan con su equipamiento, inversión y staff en la fábrica del cliente para que se produzcan sus propios envases in situ. “De esa manera, le simplificamos la operativa y como resultado obtenemos un cliente más fiel y conforme”, resaltó Queijo.

Está línea funciona muy bien en la actualidad y para el año que entra proyectan que esta división crezca en el país vecino. En Uruguay, aún queda por desarrollar esta unidad de negocio que hoy solo brindan a la empresa Cousa.

De una botella, otra nueva

El plan a futuro de la empresa es continuar su proceso de crecimiento. En esta línea, generar más fuentes de trabajos en los mercados en los que está hoy presente. En Uruguay su planilla se compone de 220 empleados directos (260 si se suma a Ecopet), en tanto en Brasil alcanzan los 500.  Su meta es poder contar con todo el ciclo de reciclado, es decir hacer de una botella, otra. En la actualidad, hay un paso que les falta. Convierten el material en escamas y lo envían a Argentina para que lo convierta en un granulado que se funde y se transforma en el tradicional envase.
A su vez, proyectan desembarcar en nuevos mercados. Tienen en la mira a Argentina, a la que hoy exportan un porcentaje de su producción. “Nos gustaría a mediano plazo estar instalados ahí, porque creemos que con nuestro servicio y sus características podemos incrementar la participación que tenemos en ese mercado”, remarcó.

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