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El objetivo prioritario que "está logrando" tener bajo control el gobierno argentino

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Se dispara el valor del dólar blue en Argentina
Se dispara el valor del dólar blue en Argentina.
Foto: Archivo/El País

ANÁLISIS DE ARGENTINA

El gobierno argentino encabezado por Alberto Fernández busca tener el control de la cotización de los dólares alternativos al oficial.

El gobierno de Alberto Fernández está logrando mantener bajo control la cotización de los dólares alternativos al oficial, uno de los objetivos prioritarios que se había fijado a fines de octubre pasado cuando Argentina parecía asomarse a una de sus cíclicas crisis cambiarias.

En los últimos cuatro meses, el valor implícito del dólar MEP y del Contado con Liquidación –operaciones financieras con las que se puede acceder a dólares mediante la compra-venta de bonos- descendió de niveles máximos en torno a los 180 pesos a los actuales 145 pesos. El mismo recorrido siguió el dólar “blue”, que pasó de 195 a 146 pesos.

Varios factores confluyeron para alcanzar la tregua cambiaria. Por un lado, la fuerte alza de los precios internacionales de los granos que exporta Argentina mejoró las expectativas de oferta de dólares para los próximos meses. Solo el valor de la soja acumula un incremento superior al 30% desde octubre. Con los precios más altos de los últimos siete años, las exportaciones agrícolas aportarían unos U$S 8.000 millones más que en la campaña pasada.

A esa mayor oferta se le agrega la venta de dólares de aquellos contribuyentes que deberán cumplir en marzo con el impuesto extraordinario a la riqueza, un gravamen que alcanza a quienes declararon un patrimonio superior a los 200 millones de pesos (unos U$S 2,2 millones, según la cotización del dólar oficial).

El incremento de la oferta se combina con mayores restricciones a la demanda. Además del endurecimiento del cepo cambiario que redujo en forma drástica el número de personas habilitadas para adquirir el llamado “dólar ahorro” –el cupo mensual de US$ 200 que los individuos pueden comprar al valor del tipo de cambio oficial más una serie de impuestos-, en los últimos meses volvieron a tomar fuerza las trabas a las importaciones.

A ese escenario de mayor oferta y más restricciones a la demanda de dólares se sumaron señales del gobierno dirigidas a avanzar en una reducción más acelerada del déficit fiscal para desacelerar los niveles de expansión monetaria.

De hecho, en el primer bimestre del año el Banco Central de Argentina (BCRA) no necesitó emitir dinero para financiar al Tesoro, algo que se repetiría en marzo gracias a los ingresos extraordinarios que aportará el impuesto a la riqueza.

Martín Guzmán: el presidente argentino Alberto Fernández le dio más poder para enfrentar la crisis a su ministro de Economía. Foto: AFP
Martín Guzmán, ministro de Economía argentino. Foto: AFP

MÁS DEUDA. La estrategia para contener a los dólares financieros también incluyó medidas financieras de corto plazo que implican un mayor endeudamiento. En noviembre, el Ministerio de Economía licitó la conversión de siete títulos de deuda pública en pesos por dos bonos en dólares equivalente a U$S 750 millones.

El objetivo de esa jugada fue darle a fondos de inversión como Pimco y Templeton, que habían colocado sus inversiones en pesos durante el gobierno de Mauricio Macri y quedaron atrapados por el control de capitales, una opción de salida en dólares sin que presionen al alza la cotización del dólar contado con liquidación (CCL).

“Con esa estrategia, la deuda pública en pesos de Pimco y Templeton pasó a dólares. La consecuencia de eso, a lo que se sumó también la colocación de bonos atados a la evolución del dólar oficial para restar incentivos a la compra de dólares financieros, es un aumento de la deuda pública en dólares y un seguro de cambio que pagaremos todos los argentinos cuando se sincere el valor del tipo de cambio oficial”, dijo a El País el economista Ariel Coremberg, director del Centro de Estudios de la Productividad-ARKLEMS, en Buenos Aires.

Ese combo se completó con una activa intervención del gobierno ya no en el mercado oficial de cambios, sino en el de los alternativos. Desde noviembre pasado, el BCRA y la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) vienen vendiendo bonos dolarizados que recibieron tras el canje de deuda del año pasado. Con esas ventas, fuerzan a la baja el valor de los títulos en pesos y, con eso, las cotizaciones implícitas de los dólares financieros.

fondos frescos del fmi

Una bocanada de oxígeno financiero

El gobierno de Alberto Fernández tiene en carpeta la posibilidad de utilizar una eventual inyección de reservas con fondos frescos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para afrontar vencimientos de deuda con el organismo a fines de este año, una bocanada de oxígeno financiero que le daría un mayor margen en la negociación actual para refinanciar la deuda de alrededor de US$ 45.000 millones que tomó prestados el gobierno de Mauricio Macri.

El Fondo y sus principales socios evalúan desde varios meses implementar una asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda que utiliza el FMI para sus transacciones) para reforzar sin costo las reservas de sus miembros -sobre todo, los de menores ingresos-, y apuntalar la respuesta global a la pandemia del coronavirus. La iniciativa ganó impulso esta semana con el respaldo de Estados Unidos y el G20.

De concretarse, Argentina puede llegar a recibir alrededor de US$3300 millones. Si los fondos llegan este año, el Gobierno no descarta la posibilidad de utilizarlos para pagarle al Fondo el primer vencimiento del préstamo que tomó el gobierno de Macri, en septiembre próximo, por unos US$1900 millones, indicaron fuentes del Ministerio de Economía.

(La Nación/GDA)

No obstante, esa operatoria tiene efectos colaterales. “Dado que el Banco Central vende bonos contra pesos y luego recompra buena parte de ellos contra dólares, en el camino pierde reservas. Si bien es marginal, esa pérdida es uno de los factores que explica por qué el Banco Central no puede incrementar su stock de reservas netas pese a que viene teniendo un saldo positivo en el mercado oficial de cambios en los últimos meses”, dijo a El País Fernando Baer, economista de Quantum Finanzas, en Buenos Aires.

Las reservas netas del Banco Central se mantienen en torno a los U$S 3.000 millones.

Además, la venta de bonos por parte de organismos oficiales agrega un factor adicional a la tendencia bajista del precio de los títulos públicos. En un contexto de incertidumbre por el rumbo económico y un posible aplazamiento de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los títulos en dólares emitidos con el reciente canje acumulan una baja cercana al 30% desde su lanzamiento en septiembre pasado.

El hundimiento del precio de los bonos eleva el índice riesgo país -el viernes cerró en 1.517 puntos básicos-, lo que anula la posibilidad de financiamiento en los mercados internacionales de deuda no solo para el gobierno, sino también para las empresas.

Banco Central argentino: descenso en reservas netas incrementa las tensiones cambiarias. Foto: La Nación (GDA)
Banco Central argentino. Foto: La Nación (GDA)

Más allá de esos efectos, con el alza de los precios de los granos, mayores restricciones al acceso a dólares en el mercado oficial, colocaciones de deuda e intervenciones para equilibrar el mercado de los dólares financieros, el gobierno de Alberto Fernández logró construir un puente con el que espera llegar a la temporada alta de liquidación de la cosecha que comienza en abril.

Mejor aún, en las próximas semanas podría agregarse un ingreso inesperado de dólares: el FMI está a punto de definir una línea de financiamiento especial para los países de baja renta y de concretarse la asignación de recursos mediante Derechos Especiales de Giro (DEGs), Argentina podría recibir unos U$S 3.350 millones.

En ese marco, el abismo cambiario al que se asomó Argentina a fines de octubre pasado parece haber quedado atrás. No obstante, a mediano plazo los riesgos siguen latentes.

“El gobierno logró que la demanda por una mayor dolarización ceda, pero es una situación estable de muy corto plazo. Una brecha cambiaria entre el dólar oficial y los alternativos en niveles del 60% hace difícil que se vaya regularizando el mercado de cambios y desincentiva el funcionamiento normal de la economía. Si a esa distorsión se le agrega que hay muchos pesos dando vueltas en la economía, será difícil mantener acotada la cotización de los tipos de cambios libres”, dijo Baer.

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