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Los uruguayos pagaron un sobreprecio de combustibles de US$ 160,97 millones

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Estación de servicio. Foto: Fernando Ponzetto

BRECHA DE PRECIOS

Esa es la diferencia entre el precio abonado en el surtidor versus el precio teórico que se hubiera pagado si existiera libre importación de combustibles, según la metodología de la Ursea.

En 2019 los uruguayos pagaron un sobreprecio en los combustibles equivalente a US$ 160,97 millones (un 7,2% más). Esa es la diferencia entre el precio abonado en el surtidor versus el precio teórico que se hubiera pagado si existiera libre importación de combustibles, según la metodología de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía (Ursea).

Eso implica una reducción de 44,5% respecto al sobreprecio pagado en 2018 y una baja de 63,8% respecto a 2017, que fue el año de mayor brecha de precios de los últimos cinco.

En los últimos cinco años, el sobreprecio acumulado pagado por los uruguayos en combustibles ascendió a US$ 1.552,02 millones. El 2019 fue el año de menor brecha entre el precio en surtidor y el teórico de importación.

El año pasado los uruguayos gastaron US$ 2.396,65 millones en nafta Super 95, nafta Premium 97 y gasoil. En cambio, si se hubieran importado esos tres combustibles, habrían pagado US$ 2.235,68 millones.

Estos datos surgen del análisis realizado por El País de los informes mensuales de la Ursea sobre precios de paridad de importación de los combustibles derivados del petróleo. Las cifras de consumo mensual de combustibles fueron tomadas de la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería.

La Ursea señala en sus informes que “la determinación de los precios de paridad de importación en Uruguay, es un ejercicio teórico que consiste en calcular el precio en el mercado local de productos terminados de similar calidad a la de los producidos por Ancap, en la hipótesis de que los mismos puedan ser importados libremente. Estos pueden ser considerados como precios de referencia, que intentan reflejar la actividad de un importador y los costos de eficiencia teórica que eventualmente se tendrían que asumir en el caso de que la ley permitiera la importación (de los derivados y de los biocombustibles). En la estructura de costos de los PPI (Paridad de Precios de Importación) se consideran referencias que reflejan operaciones eficientes y competitivas (internacionales de ser necesario) adaptadas a las condiciones nacionales, que no necesariamente coinciden con los costos incurridos en transacciones concretas efectuadas en el país”.

Los datos de los PPI se comparan con los precios máximos vigentes aprobados por el Poder Ejecutivo para comercializar los mismos productos en plaza.

Lo cierto es que la brecha entre el precio del surtidor y el de paridad de importación se ha achicado en los últimos años.

En enero-agosto de 2017 el sobreprecio pagado por los uruguayos en el surtidor respecto al de importación era 42% mayor. Foto: Darwin Borrelli
Foto: Darwin Borrelli

Por ejemplo, en Nafta Super 95 la diferencia entre el precio de surtidor y el de importación era de 18,5% en enero de 2019, mientras que en diciembre era de 4,1% (llegó a ser solo de 3,9% en mayo y en noviembre). El gasoil era de 16,8% más caro en surtidor que si se importara en enero de 2019, pero en diciembre esa brecha se había invertido: era 0,9% más barato el precio en surtidor que el teórico de importación.

Si eso se lleva a dinero, implica que en enero la brecha de precios entre las naftas y el gasoil en surtidor versus el PPI implicó US$ 30,81 millones y en diciembre se había reducido a US$ 4,04 millones.

En la Nafta Super 95 el sobreprecio tuvo un máximo de US$ 17,32 millones en enero y un mínimo de US$ 3,72 millones en mayo (en noviembre fue muy similar con US$ 3,73 millones).

En tanto, en el gasoil la brecha fue detuvo un máximo de US$ 11,26 millones (más caro en surtidor que con el PPI), mientras que en diciembre los consumidores se ahorraron US$ 0,77 millones en el precio que pagaron versus el de importación.

¿Qué dijo Ancap?

El 2019 fue el último año completo de Marta Jara como presidenta de Ancap, que se propuso durante su gestión achicar la brecha entre el precio en surtidor y el de paridad de importación.

No obstante, el ente siempre entendió que esa brecha no hay que buscarla en los costos de la refinería de La Teja y si el Poder Ejecutivo decidiera liberar la importación de combustibles, Ancap tiene “cero problema” con ello y probablemente nadie se arriesgaría a ingresar al mercado a competirle, según señaló la propia Jara en su momento.

Pero además, Ancap cuestionaba la metodología que utiliza la Ursea para llegar al PPI. Los principales cuestionamientos son que el organismo regulador imputa un IVA menor que el que es y no toma en cuenta los gastos de administración y ventas que tendría el eventual importador.

Planta de Ancap vista desde una altura. Foto: Gerardo Pérez
Planta de Ancap vista desde una altura. Foto: Gerardo Pérez

El nuevo gobierno se proponía liberar la importación de combustibles en el anteproyecto de ley de urgente consideración (LUC), pero hubo cuestionamientos dentro de la coalición multicolor (principalmente del Partido Colorado) y con la llegada del coronavirus a Uruguay, se pospuso el envío del proyecto de LUC al Parlamento.

Más allá de eso, el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini dijo en entrevista con El País -previo a asumir- que “el objetivo importante de esto, es generar incentivos para que todos los actores de la cadena -Ancap, las distribuidoras, los estacioneros y los fleteros- sean más eficientes. Hoy está todo regulado pensando en la eficacia, es decir pensando en que todos tengamos combustible”.

Había agregado, en esa ocasión, que “eso se ha logrado, el problema es que eso se hace muchas veces a costa de asumir costos adicionales y trasladarlos al precio. El objetivo no es liberar la importación, el objetivo es generar instrumentos para hacer más eficiente la cadena”.

Paganini planteó que “el rol de la Ursea es estratégico” en cuanto a “poner condiciones a Ancap de cuál es el precio de competitividad” y “regular el resto de la cadena”, por lo que “juega un rol muy importante. Lo de la libre importación es complementario”.

¿Cómo se compone el precio por litro?

Ancap informa en su web cómo se compone el precio de los combustibles. En Nafta Super 95, de los $ 55 por litro, el 43% (la mayor parte) corresponde al Imesi, el 40% al costo Ancap (es el ingreso que recibe el ente), el 15% al margen de las distribuidoras, 1% al flete y 1% a diferentes tasas. En el gasoil, de los $40,40 por litro, el 56% es por Ancap, 18% al IVA, 9% al fideicomiso del boleto, 15% es margen de distribuidores, 1% es fletes y 1% tasas.

Consumo y brechas en los tres combustibles

Nafta

El sobreprecio en Nafta Super 95 fue US$ 69,04:

Durante 2019, el consumo de Nafta Super 95 fue de 773.765.546 litros, por los que se pagaron US$ 1.208,95 millones. El sobreprecio pagado en el surtidor respecto al de paridad de importación fue de US$ 69,04 millones, es decir 7,9% más.

Nafta premium

El gasto en Nafta Premium 97 llegó a US$ 144,05:

En Nafta Premium 97, las ventas alcanzaron a 88.896.729 litros y el gasto de los uruguayos totalizó US$ 144,05 millones. En este caso, la brecha entre el precio abonado en surtidor y el de paridad de importación fue de US$ 10,06 millones, una diferencia de 7,5%.

Gasoil

La brecha en el gasoil fue de 6,3% en 2019

El gasoil tuvo ventas por 910.014.220 millones de litros en 2019, por las que los uruguayos pagaron US$ 1.043,65 millones. Eso fue US$ 61,86 millones más que si se hubiera importado el combustible. El sobreprecio de 6,3%, fue el menor en los tres combustibles.

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