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Uruguay no puede seguir ajeno al abaratamiento en dólares

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La expectativa sobre lo que pueda ocurrir con el tipo de cambio en Argentina a partir de la semana que viene es alta. A pesar de todos los puentes que se han cortado con nuestro vecino, lo que allí ocurra sigue teniendo un alto impacto en nuestra economía.

A pesar de esta amenaza que se suma a lo que ocurrió en Brasil a lo largo de todo el año, en Uruguay hay una gran lentitud en los precios en dólares para ajustarse a la baja como lo está haciendo toda la región. Esto lleva a que el ajuste se comience a observar en las cantidades tal como está sucediendo con el mercado inmobiliario en Montevideo y la oferta de servicios turísticos en la zona balnearia.

La realidad macroeconómica y política en Argentina siempre tiene un alto impacto en el mercado inmobiliario local, desde Colonia y el litoral hasta las zonas balnearias del Este. También es muy fuerte la influencia en los servicios de turismo y en su zafra máxima que es la de verano. El turismo de argentinos genera una demanda que hace la diferencia en temporada ya que representa el 65% del dinero que ingresa al país por ese concepto en el primer trimestre del año. A esto se debe agregar la presencia de uruguayos que viven en dicho país.

Hay que tomar en cuenta para la temporada que Brasil está muy barato luego de su devaluación y posiblemente capte argentinos y uruguayos que habitualmente toman sus vacaciones de verano en nuestro país.

En tal sentido se aguarda con gran expectativa las medidas que adopte la nueva administración que asumirá el gobierno de la República Argentina el próximo 10 de diciembre. El gobierno de Mauricio Macri enfrentará una serie de desequilibrios muy importantes. Una economía estancada hace cuatro años, alta inflación, elevado déficit fiscal, sin acceso al financiamiento externo y prácticamente sin reservas internacionales en el Banco Central para enfrentar los compromisos de muy corto plazo.

Tal vez el tema que más preocupe en el corto plazo sea el tipo de cambio. Actualmente existe un control de cambios con un precio oficial y restricciones en las cantidades que se pueden comprar o vender por parte de las personas, las empresas y los bancos. Estas limitaciones se conocen con el nombre del cepo cambiario.

Una vez establecido el primer precio oficial, desfasado con la realidad de oferta y demanda, la consecuencia son los controles sobre las cantidades y la creación de un esquema de tipos de cambios múltiples. Además de la cotización oficial hay otras transacciones permitidas en forma controlada, por ejemplo, el dólar turismo (oficial más 35%) y el ahorro (con compras muy limitadas, cotiza al oficial más 20%).

Además existe un mercado paralelo o blue (por no llamarlo negro que en última instancia es de lo que se trata) con una cotización que supera en un 55% a la oficial. En particular, y dados los distintos dólares controlados, la brecha entre el blue y el dólar turismo es actualmente del 15%. Otra referencia al tipo de cambio libre es la que surge de operaciones en Estados Unidos con títulos de deuda pública y que se denomina Contado Con Liquidación (o "conta con liqui") que tiene valores diferentes al blue que surge del mercado local informal.

La falta de reservas en el Banco Central y los compromisos de la campaña electoral llevan a que el escenario más probable en la semana que viene sea el de un aumento en el tipo de cambio para algunas operaciones. Hay varias alternativas, en un extremo se encuentra eliminar totalmente el cepo que frena las cantidades y dejar flotar en un precio único. Ello en el corto plazo generaría un aumento del tipo de cambio relacionado con todas aquellas operaciones que hoy están controladas.

Otras alternativas mezclan la liberación de algunas porciones del mercado, manteniendo el control sobre otras para ir liberándolas gradualmente. En este caso podría ser que el dólar que afecta en el corto plazo el turismo se libere inmediatamente.

Sobre la magnitud del salto es difícil aventurar números pero el salto debería ser importante. Un nivel para fijar referencia puede ser que el nuevo valor se sitúe por debajo de la cotización del blue, que está en 15 pesos argentinos. Una devaluación hasta el 35% no perjudica al argentino que quiere veranear en el exterior. Si es mayor se le encarece con respecto a la situación actual. ¿Cuánto? Dependerá del nuevo valor del dólar. Pero suponiendo que la nueva cotización se sitúe en 14 pesos argentinos, ello significaría un incremento del 8% respecto a los valores actuales. Un valor más alto, pero que de por si no parecería ser una gran limitante, dada la histórica preferencia de los argentinos por nuestras playas.

No obstante, la temporada turística está amenazada por los bajos precios de Brasil, destino al que seguramente concurran masivamente los turistas argentinos de clase media y muchos uruguayos también.

Las mayores implicancias de una más que probable devaluación argentina tienen más que ver con cómo afecte a la competitividad de los productos uruguayos en los distintos mercados, incluso el propio mercado interno. Un dólar más alto y la eliminación de las restricciones tanto a las exportaciones como las importaciones tornaran más competitivos a los productos argentinos, los que al igual que los brasileños, —que ya lo son debido a la fuerte devaluación del real—, compiten con los uruguayos.

El mercado inmobiliario también puede verse afectado. Los altos precios en dólares en Uruguay frente a valores más deprimidos en Argentina y la posibilidad de revalorización en dicho mercado lo tornan más atractivo, desalentando inversiones en nuestro país.

Por todas estas implicancias, Uruguay no puede ser ajeno a este cambio de precios relativos que se está procesando en la región.

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