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¿Último round para acuerdo entre el Mercosur y la UE?

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En la última instancia de diálogo de 2017, se buscaba un acuerdo político, pero no fue posible. Foto: EFE

UNA BUENA SEÑAL PARA EMPEZAR

Esperando se formalice mejora en cuota cárnica, inician diálogo en Asunción.

Primero fue en diciembre y en Buenos Aires, pero fracasó. Luego vino enero y el lugar fue Bruselas, pero tampoco se concretó. Ahora la expectativa estará centrada por unos días en Asunción, donde nuevamente se reunirán para negociar los representantes del Mercosur y la Unión Europea (UE) con la pretensión de consensuar las cuotas de acceso de varios productos sensibles y culminar con un anuncio político que los encamine a la firma de un acuerdo comercial.

Al comienzo de la semana habrá intercambios entre los equipos negociadores del Mercosur, que prepararán las ofertas que desde el miércoles discutirán con sus pares europeos, en una instancia que se prolongará hasta el 2 de marzo.

Los analistas Marcos Soto (senior manager de la consultora PwC) e Ignacio Bartesaghi (director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica) coincidieron en diálogo con El País en que se trata de una instancia clave porque el acuerdo no puede demorarse más, así como también que sería un buen escenario retomar la negociación con la formalización de la mejora de la oferta de acceso cárnico de la UE.

Ambos bloques iniciaron el camino hacia un acuerdo en el 2000 con la pretensión de liberalizar el comercio, pero por diferencias políticas se abandonaron las conversaciones cuatro años después. El actual proceso comenzó en 2010 y desde el vamos se planteó un acuerdo menos ambicioso, dado el interés de las partes en proteger varios sectores que entienden sensibles para sus economías.

Un rubro relevante es la carne. La pretensión del Mercosur de tener ingreso preferencial con 140.000 toneladas anuales chocó contra la postura de Europa, que ofertó 70.000 toneladas, lo que fue insuficiente para el bloque regional. Pero en la última negociación trascendió la intención de ampliar esa cuota a 99.000 toneladas, algo que la UE aún no formalizó.

"Que no se hayan mostrado tan rígidos como antes y aceptaran modificar la cuota me parece una señal de que quieren acordar", dijo Soto acerca de la postura del bloque europeo.

Ambos reconocieron que el acceso preferencial para la carne está lejos de lo ideal para el Mercosur, pero llamaron a ser "pragmáticos" para concretar de una vez el acuerdo.

"Se repite que no podemos negociar 19 años y llegar a un mal acuerdo, lo que es verdad, pero también lo es que un mal acuerdo implica que lo hubo, y siempre se puede mejorar en nuevas instancias de diálogo. Cualquier acuerdo es dinámico y creo habría que priorizar firmarlo aunque no sea el mejor ni deslumbrante para el Mercosur o Uruguay", señaló Soto.

La postura del gobierno uruguayo parece ir también en ese sentido. El canciller Rodolfo Nin Novoa dijo a principios de mes que tenía confianza en cerrar esta instancia en Asunción con un compromiso político para la firma del acuerdo. "Son tres pilares: el político, de cooperación y económico. Los dos primeros están casi cerrados y faltan los ajustes necesarios para el tercero", expresó a Radio Uruguay.

Una visión similar aportó ayer el canciller paraguayo, Eladio Loizaga, quien dijo a la agencia EFE que "están dadas las condiciones políticas" para avanzar entre los bloques y mostró "esperanzas de llegar a un acuerdo" durante los días que oficiará como anfitrión de las negociaciones.

En representación de la UE, el portavoz Daniel Rosario comentó desde Bruselas que el bloque "está comprometido con alcanzar un acuerdo a la vez ambicioso y equilibrado". Agregó que "los negociadores intentarán superar los desacuerdos que aún persisten".

Diferencias.

Los puntos de debate son los mismos desde hace varios meses, aunque a medida que pasa el tiempo ciertos rubros cobran o pierden fuerza. Tras los avances respecto a la carne, ahora las conversaciones se centrarían en los pedidos de Europa a cambio de esa concesión, que incluyen permitir el acceso a los mercados del Mercosur de sus productos industriales y agrícolas, como automóviles, autopartes y lácteos.

Soto dijo no estar seguro que estos pedidos "sean moneda de cambio", porque explicó que "los negociadores piden todo" y después sobre esa base dialogan con su contraparte.

Uruguay ya adelantó que rechaza incluir a los productos lácteos en la negociación. "Se podría pensar en alguna cuota muy reducida de quesos que nosotros no producimos y para un futuro bastante lejano", señaló Nin Novoa. Es que el sector lechero local tiene problemas de rentabilidad y "someterlo a una competencia frente a productos subsidiados como los europeos es colocarlos en una situación muy desigual", analizó el senior manager de PwC.

Por otra parte, Loizaga adelantó "negociaciones muy duras, muy fuertes" vinculadas al acceso de autopartes de origen europeo sin pago de aranceles en la región —rechazado por Argentina y Brasil que aplican políticas proteccionistas para defender sus industrias—, y al ingreso preferencial de productos agrícolas del Mercosur en el viejo continente —como el etanol, que tiene a Brasil como el actor más interesado en ampliar la cuota ofrecida por la UE de 600.000 toneladas anuales—.

"Si no se cierra ahora es muy probable que no se cierre nunca más. Las ventanas de oportunidad se acaban", sentenció Bartesaghi. Dentro de dos semanas se sabrá si se logró esa declaración política de consenso entre los bloques, o si en Asunción reinará la misma desazón que en Buenos Aires y Bruselas.

"El Mercosur no tiene un plan B".

"Ha pasado tanto tiempo negociándose que se han perdido muchas oportunidades y cada vez hay menos para repartir", señaló Bartesaghi. Explicó que durante los años que el Mercosur discutió con la UE el acuerdo, éste ha sumado nuevos miembros (como los países de Europa del Este que tienen mayor producción agrícola) y ha avanzando en tratados con Chile, México, Perú y países de Centroamérica. Pese a esto, consideró que el acuerdo sigue siendo beneficioso aunque tenga un impacto "muy menor en términos de ingresos". Bartesaghi remarcó que el mayor efecto positivo será "en la agenda exterior del Mercosur", ya que concretar una negociación así podría abrir nuevas puertas, en especial dado que "no tiene un plan B ni otro acuerdo en carpeta".

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