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El riesgo “territorial” latente en el acuerdo entre el Mercosur y la UE

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La foto oficial para celebrar el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Foto: Cancillería

POTENCIALES DEBILIDADES

Martín Rama evaluó las diferentes implicancias que podría llegar a tener el acuerdo con la UE en caso de concretarse, ya que indicó “no estar seguro” de que el tratado sea finalmente ratificado.

Tras el reciente informe del Banco Mundial en donde se analiza la situación económica y comercial de América Latina y el Caribe, el economista jefe de la entidad para esta región, el uruguayo Martín Rama, analizó las posibles desigualdades del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE).

Ayer en el marco del Seminario Anual del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (Decon), Rama evaluó las diferentes implicancias que podría llegar a tener el acuerdo con la UE en caso de concretarse, ya que indicó “no estar seguro” de que el tratado sea finalmente ratificado.

Según Rama desde el punto de vista social, el acuerdo no implica desigualdades importantes, dado que los efectos sectoriales son chicos. Si bien admitió que habrá algunos afectados, dijo que al analizar el total de agricultura, manufactura y servicios no cambiaría “prácticamente nada” y que el acuerdo no implicará una “desindustrialización masiva”.

Sin embargo, donde sí detectó potenciales desigualdades es a nivel territorial y en las implicancias que tendría el acuerdo en términos de empleo según zona geográfica.

Es que para Rama, a lo largo de la historia los economistas se han centrado en evaluar el comercio de forma aislada y “descuidaron” el hecho de que los acuerdos de este tipo también tienen efectos territoriales.

Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. Foto: Archivo El País
Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. Foto: Archivo El País

Si bien admitió que ahora se le presta “mucha más atención a los efectos espaciales”, indicó que aún queda camino por recorrer. Este es uno de los puntos desafiantes del acuerdo -en caso de ser ratificado-, indicó.

“Todo lo sectorial está bien pero hay que pensar en políticas territoriales y en qué es lo que se puede hacer para que todo el mundo se beneficie”, indicó.

Mucho se ha debatido en los últimos meses sobre los posibles efectos del acuerdo comercial con Europa, y quizás la pérdida de empleo de los trabajadores menos calificados haya sido la principal crítica y/o temor.

Sin embargo, según las estimaciones del Banco Mundial, los trabajadores menos calificados serían los ganadores de este acuerdo desde el lado del Mercosur, y principalmente los del sector rural. Así lo sostuvo Rama al presentar el informe y añadió que los más beneficiados son el trabajo no calificado y la tierra.

“Obviamente que la tierra no son los pobres”, indicó, pero pese a ello manifestó que el hecho de que los trabajadores no calificados del medio rural sean beneficiados implica que el acuerdo no afectará la desigualdad funcional. Aunque alertó que la desigualdad territorial “es otra cosa”.

Sobre este punto Rama cuestionó el rol de los economistas y dijo que en el acuerdo “le erraron” en lo que tiene que ver con lo territorial. “Si uno tuviera que pensar dónde es que los economistas le erraron o lo subestimaron, o sabían pero no querían decirlo porque pensaron que (el acuerdo) era importante en la agenda de la globalización, ha sido en lo territorial”, señaló.

Asimismo, añadió que no se sabe cómo manejar las desigualdades territoriales. “Nadie sabe qué hacer con eso, con las regiones deprimidas”, criticó.

La insistencia en considerar importante el aspecto espacial en este tipo de acuerdos, radica -según el economista del Banco Mundial- en que si un país tiene una ciudad o región entera que se deprime, que carece de empleo, de desarrollo y de actividad económica, es “políticamente muy complicado” poder sacarla adelante.

Aunque es cierto que las personas cambian de territorio de acuerdo a las oportunidades de empleo, yendo al lugar donde se paga mejor y de acuerdo a la calidad de vida, Rama dijo que los economistas siempre habían sido “muy optimistas” en creer que la ayuda estatal y la protección social ayudaban a que la gente se moviera más.

La mayor parte de la riqueza deriva del capital que producen las personas. Foto: Archivo
Banco Mundial. Foto: Archivo

Pero, a diferencia de lo que preveían desde el Banco Mundial, los datos señalaron que en América Latina “la gente se mueve menos” de lugar de lo que pensaban. Es por esto que en caso de que el acuerdo Mercosur-UE tenga efectos negativos en algunas localidades de la región -como efectivamente prevén desde la entidad-, la duración de estos efectos será más persistente de lo esperado.

“Emigrar es una decisión difícil, no me parece que sea descabellado pensar que los efectos territoriales son efectos que podamos tener por varias décadas”, indicó Rama en alusión a este tipo de situaciones.

Por último, concluyó que si bien el acuerdo anunciado entre el Mercosur y la UE “puede ser una forma de darle un empujón al crecimiento de la región”, también “requiere pensar territorialmente y en materia de políticas de medio ambiente, el cómo hacer que sea bueno en todos los frentes”.

El nuevo rumbo comercial de la región

Luego de la disertación de Rama, el seminario continuó con un panel en el que diferentes especialistas en comercio exterior debatieron sobre las perspectivas de inserción internacional de Uruguay, Argentina y Brasil. El moderador, el economista Marcel Vaillant, indicó que el Mercosur “ha sido el perfecto compañero” para Uruguay, por la nueva postura de apertura comercial adoptada. Destacó que en el último tiempo “ha habido cambios en los relatos y las direcciones de política comercial” de los países vecinos en pos de más apertura, sigue existiendo una “incertidumbre enorme” en este área.

Por su parte, Pablo Sanguinetti, director corporativo de la Dirección de Análisis Económico y Conocimiento para el Desarrollo de la CAF, manifestó que la apertura comercial “es muy relevante” y dijo que los acuerdos norte-sur generan más presión que los intrarregionales.

Desde Brasil, la directora del Centro de Estudios de Integración y Desarollo, Sandra Polónia Ríos, afirmó que “hay una clara tendencia” a que continúe el proceso de apertura emprendido por el gobierno de Jair Bolsonaro.

Por último, la economista del Decon, Carmen Estrades, repasó lo hecho por Uruguay en los últimos años y dijo que si bien se diversificaron los destinos de exportación y se avanzó en medidas de facilitación del comercio, el país “no ha avanzado demasiado” en política comercial exterior.

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