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El “precio a pagar” por la maternidad: los datos clave que se debaten

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Mujeres dedican más tiempo al cuidado de hijos y eso condiciona el tipo ocupación que tienen. Foto: Shutterstock

ESTUDIO Y PANEL

La brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral todavía persiste. Qué números la hacen evidente? ¿Cómo se explican las diferencias salariales? ¿Qué pueden hacer el Estado y sus políticas?

La brecha entre hombres y mujeres en materia salarial, acceso al empleo y trabajo no remunerado se ha reducido, pero todavía persiste. ¿Qué números la hacen evidente? ¿Cómo se explican las diferencias salariales? ¿Qué pueden hacer el Estado y sus políticas?

Eso se trató en el “Panel de debate sobre políticas de género: autonomía económica, cuidados y trayectorias laborales” del Ridge Forum diciembre 2020.

La coordinadora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Marcela Bensión se refirió en su intervención a los problemas de violencia de género y el aporte de soluciones en el Presupuesto, aunque también señaló que “no tenemos que pedirle todo al Estado, sino hacer trabajos, reasignar funciones, y trabajar mucho en lo cultural, para poner el tema sobre la mesa”.

El profesor asociado de Houston University, Germán Cubas expuso sobre que “más allá de los avances en materia de igualdad de género, aún existe una brecha salarial no explicada o residual”.

En ese sentido, analizó por qué sucede eso. Cubas explicó -en base a datos de estudios académicos- que por un lado, “las mujeres dedican más tiempo que los hombres a las tareas de cuidados”, con el adicional de que “las tareas de cuidado de niños son demandantes en tiempo y requieren atención a cualquier hora del día” y “algunas son difíciles de tercerizar”, además que estas tareas “condicionan el tipo de ocupaciones que eligen las mujeres y su progresión de carrera”.

El tipo de ocupación importa para la brecha salarial entre hombres y mujeres porque algunas “requieren largas horas de trabajo y el salario sube con las horas que se trabaja (buffets de abogados, etc.)”, porque otras “requieren ‘estar’ y con mucha coordinación de actividades con otros trabajadores (gerentes) pagan más y penalizan las interrupciones” y aquellas con “horarios impredecibles o de libre disponibilidad (un médico de emergencia) pagan más”, señaló Cubas.

En tanto, la integrante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Verónica Amarante mostró datos que indican que en promedio las mujeres destinan 27 horas semanales más que los hombres al trabajo no remunerado (tareas del hogar, cuidados) y por contrapartida destinan 23 horas semanales menos que los hombres al trabajo remunerado.

Amarante se preguntó cómo cambiaría el bienestar de los hogares si se distribuyera equitativamente el trabajo remunerado y el trabajo no remunerado. Utilizando referencia un trabajo académico de este año, señaló que “una distribución más equitativa de las horas no llevaría a mejoras sustanciales en los ingresos promedio de los hogares, pero tampoco los reduciría significativamente”.

Expresó que “con una demanda laboral fija y la brecha salarial vigente, no son irracionales las decisiones de los hogares”.

Al igual que Cubas, Amarante hizo hincapié en que la “maternidad y las responsabilidades familiares” son un “factor explicativo en la persistencia de las brechas de género en el mercado de trabajo”. Para afirmarlo se baso en un trabajo académico que utiliza registros administrativos del Banco de Previsión Social.

Este trabajo encontró que hay una “penalización por maternidad en trayectorias” laborales de las madres respecto a mujeres similares que no tienen hijos. Además, “a 10 años de tener el primer hijo, las mujeres experimentan una reducción de 42% de su salario mensual” respecto a mujeres similares sin hijos, agregó.

Las políticas públicas pueden jugar un rol en mejorar esta situación mediante licencia maternal, licencias parentales, servicios de cuidado infantil y flexibilidad laboral, expresó Amarante.

La integrante de Cepal se preguntó qué ocurrió con las licencias de cuidados en Uruguay. Desde 2014 una ley establece que los trabajadores tienen derecho a una licencia para cuidados del recién nacido. En el ámbito privado, el subsidio de cuidados parentales consiste en la reducción de la jornada laboral (se trabaja medio horario), y puede tomarlo la madre o el padre (alternadamente) hasta los seis meses de edad del bebé. El BPS cubre el 100% del pago de las horas reducidas.

Un estudio de 2018 citado por Amarante indicó que siete de cada 10 mujeres hace uso del medio horario y sobre todo lo utilizan las mujeres de mayor nivel educativo y nivel socioeconómico. Entre las razones para no utilizar este beneficio, los hombres esgrimen como argumento que son tareas vinculadas al género de mujeres como amamantamiento y que es una “mejor cuidadora”, relató. Por su parte, las mujeres que no lo utilizan esgrimen como argumento las “barreras en el mercado laboral (como pérdida de ingresos, perjuicios en su carrera)”, añadió.

Apuntó que según estudio, “solo el 32% de las empresas contrató una persona durante ese período, a pesar de que la ley prevé la exoneración de costos cuando contratan a una persona como suplente”.

Entre los asistentes al panel estaba la ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche que luego que finalizaran los expositores remarcó que “para el gobierno esto es un tema prioritario, pero esta es una responsabilidad de todos los ciudadanos. No puedo dejar de insistir en que lo que necesitamos es un cambio cultural”. En ese sentido, dijo que “mientras sigamos pensando que la tarea de nuestras casas y el cuidar a nuestros hijos es exclusivamente de las madres, no vamos a poder avanzar. El tema de los hijos es un factor relevante en esta discusión, el cuidado de los hijos es un derecho, un privilegio y una obligación de madres y de padres. Obviamente muchas veces esos padres están ausentes y ahí el gobierno tiene que dar una respuesta concreta”.

El dato que interpela: la tasa de femicidios
El tema de los femicidios y la violencia de género es uno de los que genera más preocupación en la sociedad y prueba de ello son las marchas masivas. Foto: Gerardo Pérez

Un dato “me interpeló profundamente como ciudadana, como mujer, y como profesional en el ámbito de las políticas públicas”, dijo la coordinadora de Política Económica del Ministerio de Economía, Marcela Bensión en referencia a la tasa de femicidios en Uruguay: 1,7 de cada 100.000 mujeres.

Esa tasa ubica al país en el mismo lugar que Paraguay y solo superado por República Dominicana, Guatemala, Honduras y El Salvador en América Latina. “Este problema tiene la dimensión humana dramática, por supuesto, y tiene una dimensión económica que es secundaria al drama familiar que vive esa familia”, afirmó.

Bensión dijo que entre los hombres del MEF se bromea con que es un “Ministerio de Género” debido a que tiene a tres mujeres en los cuatro roles más importantes: la ministra Arbeleche (por primera vez una mujer ocupa ese cargo), la propia Bensión y la directora de Asesoría Macroeconómica (también por primera vez es una mujer) Nicole Perelmuter. Señaló que más allá de la broma, hay un “equipo” de hombres y mujeres que “se complementa”. “Somos diferentes y en esa diferencia está la riqueza. El tema es que podamos tener igualdad de oportunidades”, dijo Bensión. “Hay que mirar con optimismo el futuro”, remató.

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