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La posibilidad de aplicar el “impuesto al sol” divide a Brasil

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Jair Bolsonaro. Foto: AFP.
EVARISTO SA

ENERGÍA

Brasil es uno de los países con mayor potencial solar del mundo y desde 2012 unos 140.000 consumidores, entre particulares y empresas, producen su electricidad.

El llamado “impuesto al sol”, una medida que busca eliminar los subsidios a los usuarios que generan su propia energía, ha abierto una brecha en Brasil entre el presidente Jair Bolsonaro, que defiende "tarifa cero" para los usuarios autosustentables y el órgano regulador, que apuesta por retirar los incentivos a esa parte del sector.

Brasil es uno de los países con mayor potencial solar del mundo y desde 2012 -cuando reguló el sistema de generación distribuida- unos 140.000 consumidores, entre particulares y empresas, producen su electricidad, principalmente, con placas fotovoltaicas.

La capacidad instalada de los micro y mini generadores alcanza hoy los 1,6 gigavatios (GW) y según cálculos oficiales, se espera que en 2035 llegue hasta los casi 22 GW, superando la potencia instalada de la hidroeléctrica Itaipú (14 GW), que comparten Brasil y Paraguay y es la segunda mayor del mundo.

El furor por el autoconsumo vino acompañado por una serie de subsidios que la Agencia Nacional de Energía Eléctrica de Brasil (Aneel, regulador) quiere ahora eliminar de forma gradual, pero sus planes han encontrado el fuerte rechazo de los Poderes Ejecutivo y Legislativo.

Esas ayudas beneficiaron mayoritariamente a clientes con el suficiente músculo financiero como para afrontar la enorme inversión que supone instalar los equipamientos de generación eléctrica en sus inmuebles, pese a que en los últimos años los precios de los paneles solares bajaron un 43%.

Como contrapartida al fuerte desembolso, y con la idea de impulsar ese mercado, el órgano regulador les permitió guardar el excedente producido y utilizarlo en el futuro sin pagar por el uso de la estructura de distribución, en el bautizado como "sistema de compensación de energía eléctrica".

Las distribuidoras sostienen que ese sistema no es justo.

"Genera lo que se llama como una espiral de la muerte", afirmó a Efe el ingeniero Felipe Gonçalves, superintendente de pesquisas de Energía de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

¿El motivo? Cuanto mayor sea el número de personas que generen su propia energía, más subirá la factura de la luz para los clientes del mercado de distribución, es decir, para aquellos que no pueden permitirse el lujo de instalar placas solares en sus hogares o comercios.

Ello debido a que los costos del sistema de distribución son divididos entre los consumidores. A menor número de clientes, mayor será la cuenta a pagar, explicó Gonçalves.

Sin embargo, Bolsonaro anunció que cualquier tipo de "tasación a la energía solar" decidida por Aneel será "sepultada" por el Congreso vía proyecto de ley. "Nuestra posición es tarifa cero", aseveró el mandatario.

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