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¿Cuál es el peso de la herencia en la riqueza de los uruguayos?

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Herencia. Es una parte no menor de la riqueza de los uruguayos y está todavía más concentrada que la riqueza a nivel general, según un estudio. Foto: archivo El País.

INVESTIGACIÓN ACADÉMICA

Un estudio identifica qué porcentaje representa y cuán concentrada está.

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El estudio de la desigualdad ha cobrado mayor relevancia en los últimos años, luego que durante gran parte del siglo pasado se mantuviera en un segundo plano a nivel académico. Se destacan los aportes de Anthony Atkinson y Thomas Piketty, que junto a otros autores han vuelto a instalar en la agenda de la academia el fenómeno de la desigualdad del ingreso y la riqueza, así como los efectos que tiene la herencia sobre ella”, escriben los economistas Bruno Agustoni y Evelin Lasarga.

Ambos desarrollaron la investigación “Incidencia de la herencia en la distribución de la riqueza real bruta en Uruguay” divulgado el jueves.

“Desde el enfoque de la igualdad de oportunidades sobre la justicia económica parece ser más aceptado que las diferencias en las habilidades y desventajas innatas o en las necesidades deben ser consideradas en pos de la justicia social, pero no así las diferencias en el esfuerzo. Hay quienes postulan que las mismas resultan de diferencias en los gustos o las preferencias, por lo que son factores controlados por los individuos y son producto de expresiones individuales de libertad más que síntomas de inequidad”, señalaron.

Pero, “la herencia como institución social podría enmarcarse entonces dentro del primer grupo de diferencias, ya que se trata de una fuente de recursos arbitraria, y que tiene una alta incidencia en las posibilidades de cada individuo”, expresaron.

Según los hallazgos de los autores, “la distribución de la riqueza real bruta presenta una alta concentración en los deciles superiores” lo que es un “resultado similar a las investigaciones hechas para Uruguay”.

Así, el 10% más rico de la población “acumula más de la mitad de la riqueza real, en efecto, un 57,11%”, afirmaron.

“Resulta interesante apreciar que el 1% y el 5% más rico de la población son propietarios de un 24,32% y 44,32% de la riqueza real bruta, respectivamente. La contracara de estos datos es que la mitad más pobre de la población apenas se queda con un 5,68%”, añadieron Agustoni y Lasarga.

En tanto, la riqueza real bruta principal heredada se muestra con mayores niveles de concentración, ya que el 10% más rico “se apropia de un 72,27% de esta riqueza mientras que en la riqueza real bruta principal comprada este porcentaje asciende al 59,19%”, identificó la investigación.

Trámite. Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País

A su vez, el 1% y 5% más rico “detentan el 41,50% y 62,99% de la riqueza real bruta principal heredada, mientras en la riqueza real bruta principal comprada estos valores son del 22,42% y 42,24%”, analizó.

“Estos datos evidencian que la riqueza real bruta principal heredada presenta una mayor concentración en la cola alta de la distribución, ya que en los primeros cinco deciles (50% de la población más pobre) no parecen existir diferencias significativas entre ambas mediciones”, explicaron los economistas.

Para confirma esto además, los autores del estudio utilizaron el Índice de Gini (que mide la distribución de la riqueza o el ingreso entre 0 y 1, cuanto más cerca de 0 mayor distribución y cuanto más cerca de 1 mayor concentración). La riqueza real bruta principal heredada “es la medición que se encuentra más concentrada, con un Gini de 0,95 frente a un valor de 0,72 para el nivel general de la riqueza real bruta. A su vez, existe una marcada diferencia con las mediciones de Gini para ingresos, siendo el valor de este índice de 0,42 en 2016 según datos del Banco Mundial”, afirmaron los autores.

A modo de conclusiones, Agustoni y Lasarga explicaron que “un primer resultado muestra que cerca de un tercio de la riqueza real bruta principal es heredada, por lo que la herencia puede hacer la diferencia en la distribución de la riqueza”.

Otro aspecto es que “la riqueza real bruta presenta mayor acumulación en la cola alta de la distribución, donde el 10% más rico se apropia de un 57,11% de la riqueza y el 1% más rico de un 24,32%. Para la riqueza real bruta principal estos valores son ligeramente superiores (63,09% y 28,18% respectivamente). Estos resultados son similares a estudios previos sobre riqueza en Uruguay, a pesar de utilizar bases de datos y metodologías diferentes”, explicaron.

A su vez, “la rirqueza real bruta principal heredada se encuentra notablemente más concentrada que la riqueza real bruta principal comprada en los deciles más altos. La diferencia es aún más evidente para el 1% más rico, el cual se apropia del 41,50% en el caso de la riqueza heredada y el 22,42% en el caso de la comprada”, agregaron.

Los controles de los bancos han crecido por mayor exigencia de la normativa, por disposiciones de la casa matriz y por temas de reputación. Foto: Shutterstock
Foto: Shutterstock

Para Agustoni y Lasarga, “de la presente investigación surgen muchas interrogantes e hipótesis para futuras investigaciones, pero permite concluir, en resumen, que la herencia tiene una incidencia positiva en la desigualdad y que influye significativamente en la posesión de riqueza en Uruguay. Todo esto, a pesar de las limitaciones empíricas que sugieren que estos resultados podrían incluso estar subestimados”.

“Si consideramos que la herencia es un factor no controlado por el individuo y arbitrario, cabe pensar en mecanismos en pro de la igualdad de oportunidades, siendo el Estado quien puede jugar un rol en ese sentido.

Claro está que se debe profundizar el análisis de manera de no incurrir en impuestos distorsivos y fugas de capitales, pero a la luz de los resultados, la controversia internacional y el debate público acerca de la herencia y su imposición está justificado”, sugirieron.

Los negocios, el activo que está más concentrado

En cuanto a los activos que componen la riqueza, los negocios son los que están más concentrados. “El 1% más rico de la población posee el 71,95% y el 5% más rico posee el 86,39% de los negocios. En los nueve primeros deciles hay un bajo porcentaje de esta riqueza. En cuanto a la vivienda, la misma se encuentra mejor distribuida aunque la concentración es evidente. La mitad de la población más pobre se apropia del 3,90% de la vivienda, mientras el 10% más rico posee un 58,87%”, indicaron los autores.

MÁS

¿Poner un impuesto como hubo entre 1870 y 1974?

Desde 1974, las herencias no pagan impuesto. Cuatro décadas después de derogada la ley que históricamente les fijó un tributo -de 1870 a 1974- economistas, investigadores y políticos oficialistas defienden el diseño de un impuesto que permita recaudar con el fin de redistribuir mejor.

Desde 1990 las herencias pagan únicamente el impuesto a las Transmisiones Patrimoniales cuando se trata de bienes inmuebles. O sea, se grava la transmisión y no el aumento patrimonial. Por este concepto, los herederos en línea descendente (hijos) o ascendente (padres, cónyuge) pagan una tasa del 3%, mientras que los herederos restantes (concubino, hermano, sobrino, primo) del 4%. Esta tasa es plana, es decir: no importa si la casa heredada tiene un valor minúsculo o millonario, el porcentaje se mantiene idéntico. La recaudación de este impuesto es de unos US$ 60 millones, el 0,11% del Producto Interno Bruto.

El impuesto a las herencias se discute entre economistas de todo el mundo desde comienzos del siglo XX. Por un lado se cuestionan las dificultades que conlleva su implementación (en algunos países la evasión es muy alta), así como su impacto en la redistribución de la riqueza. El impuesto ya existe en varios países, pero el tipo de tasas que aplican es muy variable caso a caso.

El economista Mauricio De Rosa explicó en un informe de Qué Pasa de junio pasado que en Inglaterra hay una tasa única del 40% que se paga cuando se supera el mínimo no imponible, al igual que en Estados Unidos. Sin embargo otros países fijan tasas progresionales -como Ecuador desde 2015- y otros no tienen mínimo. “En Estados Unidos se grava con 40% pero el mínimo es de US$ 4 millones, por lo tanto tiene poco efecto distribuidor”, indicó De Rosa en esa ocasión. El economista a cree que deberían gravarse todos los activos (joyas, obras de arte, acciones, cuentas bancarias) para que no se genere un incentivo a evadir.

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