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Luces amarillas en el turismo por noticias desde Argentina

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Habitual. Los vehículos argentinos son un clásico en las costas de Uruguay en verano; esta vez la clase media puede cambiar de destino. Foto: Ricardo Figueredo.

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Por el factor dólar, esperan más turismo interno y menos viajes a Uruguay.

Los impactos sobre Uruguay de la turbulencia económica argentina no se limitan al freno que sufren las exportaciones. El salto del 50% que registra la cotización del dólar en la vecina orilla en lo que va del año comenzó a tener efectos sobre el flujo turístico.

Si bien en el primer semestre los visitantes llegados desde Argentina crecieron 0,6% con respecto al mismo período de 2017, en los últimos meses algunos rubros turísticos ya empezaron a exhibir caídas.

“El turismo de negocios, sobre todo el que llega a Montevideo, ha sentido el impacto de la crisis en mayo y junio. Ha bajado la actividad comercial de ambos países y eso se ha sentido”, dijo a El País Juan Martínez, presidente de la Cámara Uruguaya de Turismo.

En la primera mitad del año se registraron 1.503.884 ingresos desde Argentina, por encima de los 1.494.481 en igual lapso de 2017, según datos del Ministerio de Turismo. Sin embargo, esa mínima alza obedece al crecimiento observado en los meses de la temporada estival, cuando el grueso del salto devaluatorio en Argentina aún no se había concretado. La corrida cambiaria se concentró entre abril y junio, período en que la cotización del dólar pasó de 20 a 29,60 pesos argentinos.

En el segundo trimestre, los visitantes que ingresaron al país desde Argentina ascendieron a 343.389, por debajo de los 447.959 del mismo período de 2017. No obstante, buena parte de esa caída se explica porque la Semana de Turismo este año cayó en el primer trimestre y en 2017 en el segundo.

En todo caso, en el sector ya hay luces amarillas encendidas con respecto a la próxima temporada. “En el verano pasado hubo una masiva afluencia de la clase media que se había recuperado en Argentina. Ese segmento es el que está ahora más impactado por la situación económica. Si bien en las vacaciones de julio hubo buenos niveles de ocupación tanto en la zona termal como en Colonia, es un foco de preocupación y estudiamos con el Ministerio de Turismo algunas alternativas para, en el caso de que el panorama hacia fin de año no mejore en Argentina, hacerle a ese sector más liviana la carga”, señaló Martínez.

Por lo pronto, el atraso cambiario, que impulsó la llegada de turistas argentinos a Uruguay hasta el primer trimestre del año, no se repetirá en la próxima temporada de verano.

“El atraso cambiario se fue para no volver, al menos, en el corto plazo. El acuerdo al que arribó el gobierno argentino con el Fondo Monetario Internacional (FMI) obliga a que el dólar flote libremente. Entonces es muy posible que el dólar no vuelva a abaratarse, al menos de forma significativa, este año ni el próximo”, dijo a El País Matías Rajnerman, coordinador de análisis económico de la consultora argentina Ecolatina.

Luego de la volatilidad cambiaria del segundo trimestre, julio fue el primer mes del año en que el valor del dólar cayó en Argentina con respecto al mes previo. Gracias a un duro apretón monetario, la moneda estadounidense descendió 5,4% durante el mes pasado.

De todas formas, la expectativa del mercado es que en los próximos meses la cotización del dólar vaya acompañando el alza de la inflación. Según el consenso de las estimaciones, la inflación en Argentina seguirá creciendo por encima del 2% mensual hasta fin de año.

“Una porción va a dejar de viajar”

El ministro de Turismo argentino, Gustavo Santos, dijo que en mayo cayó un 20% la venta de pasajes al exterior frente a igual mes de 2017 y agregó que, si la tendencia se mantiene, en 2019 podría equilibrarse la balanza entre el turismo emisivo y el interno. Entrevistado por La Nación y ante la consulta sobre las expectativas sobre el turismo interno señaló: “Cuando hay pasajes que bajan los precios y un sistema que por su propia naturaleza, como el del alojamiento, tiene alternativa de precios, creo que debería empezar a impactar un poco más una moneda más competitiva, con la sustitución del turismo emisivo argentino por el turismo interno. Hay una porción de argentinos que va a dejar de viajar al exterior y que elegirá vacacionar internamente”.

DÉFICIT TURÍSTICO.

Desde la salida del cepo cambiario en diciembre de 2015 hasta fines del año pasado, el valor del dólar en Argentina había crecido un 35%, mientras que en el mismo período la inflación acumuló un alza cercana al 65%. El atraso del dólar frente al resto de las variables provocó un boom de ventas de bienes durables con alto componente importado, como autos, electrodomésticos y artículos electrónicos. En esa misma línea, también se dispararon los viajes al exterior.

El “Informe del Mercado de Cambios y Balance Cambiario” del año 2017 publicado por el Banco Central indicó que la cuenta “Viajes, Pasajes y otros pagos con tarjeta” resultó en compras netas de clientes por US$ 10.700 millones. Esa cifra representó cerca de un tercio del déficit externo equivalente al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) que registró Argentina el año pasado.

Ese rojo -el mayor en 30 años- y la falta de un mercado de capitales local robusto para financiarlo encendieron las alertas sobre las vulnerabilidades de la economía, lo que derivó en la fuerte devaluación del peso de los últimos meses.

Con el cambio de precios relativos, la balanza turística comenzó el proceso de corrección. El déficit continuó profundizándose hasta mayo, pero en junio ya registró un quiebre de la tendencia. Ese mes el déficit neto de la cuenta Turismo fue de US$ 588 millones, un descenso de 33% frente al mismo mes de 2017.

Todo indica que eso mantendrá, al menos hasta fines de 2019. “Una porción significativa de turistas que optaron por Punta del Este u otras ciudades uruguayas en el verano pasado probablemente vuelvan a la costa argentina en la próxima temporada. Por un lado, porque habrá menos dinero producto de la caída del salario real en los próximos meses, y, por el otro, porque Uruguay será más caro en términos relativos para los argentinos. Después de las elecciones presidenciales de 2019 habrá que ver cuál será el panorama, pero en el corto plazo habrá un par de años de más Mar del Plata y menos Punta del Este”, dijo Rajnerman.

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