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José Luis Cancela: “Para Uruguay la vigencia del sistema multilateral es vital”

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José Luis Cancela. Foto: EFE

ENTREVISTA

El embajador de Uruguay ante OMC y el crítico momento del organismo.

El embajador José Luis Cancela -un diplomático de 30 años de carrera que fue vicecanciller entre 2015 y 2017- tiene bajo su responsabilidad la representación de Uruguay ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, la Agencia de Naciones Unidas para Comercio y Desarrollo, y el Centro de Comercio Internacional. “Uruguay por sus dimensiones no puede apostar al mercado interno y debe apostar a su integración en la economía internacional, sea a nivel regional o global como es en la OMC. Mi designación refleja de alguna manera la intención de afianzar la presencia en el ámbito multilateral del comercio”, afirma. A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con El País:

-¿Cómo se observa desde la OMC el funcionamiento del Mercosur?

-Hoy conviven muchísimos acuerdos regionales y el acuerdo multilateral. Lo importante o la preocupación que se mira desde Ginebra es que estos acuerdos regionales no contradigan al acuerdo multilateral, que de alguna manera sean pasos en un sentido de avance hacia una mayor liberalización del comercio a nivel universal.

-¿Puede haber un cambio en el Mercosur tras las declaraciones de los presidentes de Argentina y Brasil?

-Espero que sí. Los tiempos nos exigen mayor flexibilidad a todos. Para un país como Uruguay la inserción en el comercio internacional, algo que ha insistido el canciller (Rodolfo) Nin Novoa desde el inicio de su gestión, es muy importante porque Uruguay necesariamente tiene que crecer sobre un mercado regional e internacional, sus dimensiones así lo indican. Y esto requiere flexibilidad en la forma de encarar la inserción internacional.

-¿Cómo ve la disputa entre Estados Unidos y China? ¿Qué implicancias puede tener para la región?

-En algún momento (el presidente del BID) Enrique Iglesias utilizó una frase que comparto: que más que en una era de cambio estamos en un cambio de era. Esto es así, estamos viendo un proceso de movimientos de placas teutónicas, todas estas organizaciones internacionales no solo OMC sino Nacionales Unidas, el FMI o el Banco Mundial nacen en la postguerra en 1947. Y el mundo en que vivimos ha cambiado dramáticamente hasta hoy, el cambio es notable. Estas organizaciones por sus propias características no han tenido la flexibilidad o velocidad suficiente para adaptarse a los cambios. Muchas de las cosas que vemos hoy en día reflejan esa necesaria adaptación a los procesos que se están viviendo. Creo que estas organizaciones están en proceso de adaptación, pero este proceso no es fácil, demanda tiempo.

Todas las posibilidades

“Hoy están todas las posibilidades abiertas (para resolver la integración del tribunal de apelación). Lo que deseamos la mayoría de los miembros es encontrar una solución satisfactoria para los 164 y que permita que la OMC pueda seguir funcionando. Luego las posibilidades están todas abiertas, hubo inclusive algunos casos de solución de diferencias en los cuales los miembros involucrados han decidido por voluntad propia renunciar a la apelación”, señaló Cancela a El País.

-¿Esto se relaciona con lo difícil que resulta poner reglas dentro del nuevo mundo tecnológico?

-Estamos en lo que se llama la cuarta revolución industrial, con las nuevas tecnologías presentes y cambios de paradigmas radicales en materia de la producción y del conocimiento. La magnitud de los cambios es de una envergadura importante. El punto ahí es que para la comunidad internacional en general, pero en particular para países como Uruguay, la vigencia de un sistema multilateral es vital, porque las garantías que hacen a nuestra propia existencia como Estado nación están vinculadas con la vigencia del Estado de derecho, es decir un mundo basado en reglas que todos respetemos. Está basado en la igualdad jurídica de los Estados. Un sistema multilateral fuerte es la garantía que tenemos aquellos que no tenemos ni poder militar, ni poder económico, ni poder político como para influir en las grandes decisiones internacionales. Un sistema internacional basado simplemente en relaciones de poder es muy desventajoso para países de las características de Uruguay.

-Hay quienes dicen que la disputa comercial en el corto plazo podría brindar alguna oportunidad para América Latina. ¿Qué opina?

-La disputa comercial puede brindar alguna oportunidad en el corto plazo es verdad, uno puede tener de repente alguna oportunidad mejor en término de acceso a algún mercado circunstancialmente porque se pueden cerrar algunos mercados para unos y otros aprovechar esto. Pero creo que es una visión de corto plazo, y que lo importante es comprender que en el largo plazo perdemos todos. El desenlace natural de un conflicto comercial que no se resuelve, es la relación de poder. Tarde o temprano es difícil mantener la neutralidad cuando opera la ley de la jungla y tenemos dos actores poderosos enfrentados, hay un momento de ese enfrentamiento en que cada uno llama a un juego de lealtades. Eso pone en situaciones muy difícil a países como el nuestro. Además, hay una situación de empobrecimiento general innegable. Los informes del FMI muestran los efectos negativos que ya las tensiones vividas han tenido sobre el crecimiento de la economía mundial y ni que hablar si se encadena una pérdida comercial abierta. Son pérdidas en términos de un punto de crecimiento del PIB a nivel mundial, eso no son solo cifras sino que es pérdida de riqueza y empobrecimiento que afecta por igual a todas las naciones.

-¿Es real la posibilidad de paralización de la OMC por la postura de Donald Trump?

-Está vinculado al tema anterior. En un panorama en que los Estados no respetan las reglas del comercio internacional y adoptan las medidas que les parecen más convenientes, sin preocuparse si son conformes o no a las reglas y donde no haya instancias de resolución de diferencias, es notablemente gravoso y perjudicial para países como Uruguay. Porque frente a un socio de mayor poder económico y político que nosotros, es muy difícil hablar de igual a igual, probablemente estemos sometidos a las condiciones que este socio quiera imponer. Por eso, puede haber ganancias de corto plazo pero no se compensan con la magnitud de las pérdidas que el Uruguay y en general el sistema multilateral internacional sufre en el largo plazo. Lamentablemente estamos enfrentados a una situación en la cual el órgano de apelación de OMC tiene siete miembros, se han producido vacantes y quedaron tres miembros, y hay nuevos vencimientos en diciembre y si no se pone en marcha el procedimiento para llenar estas vacantes el órgano de apelación no va a poder seguir funcionando. Uruguay con otros países de la región -a los que luego se le han sumado otras naciones-, ha venido sistemáticamente solicitando en las reuniones del consejo general de la OMC la inmediata puesta en marcha del mecanismo de provisión de vacantes. En la actualidad esta solicitud la estamos acompañando cerca de 70 países, pero lamentablemente no cuenta con el consenso, sobre todo debido a la posición de Estados Unidos. Esto sin dudas es un grave perjuicio no solo para la OMC sino para el sistema multilateral de comercio, porque lo priva de uno de los instrumentos fundamentales que cuenta para hacer efectiva sus normas.

“La OMC queda muy debilitada sin monitoreo”
“Estamos en un mundo mucho más fragmentado”

-¿Es viable una OMC sin el órgano de resolución de diferencias?

-La organización en sí es viable pero indudablemente queda muy debilitada en lo que hace a la posibilidad de monitorear el cumplimiento efectivo. Igualmente, debo decir que el órgano de apelación no afecta el funcionamiento de los paneles, que previamente generan informes que luego pueden ser apelados. Los paneles se siguen integrando y sigue funcionando, es decir que hay una instancia de solución de diferencias que no se ve afectado, lo que sí se ve afectado es la posibilidad de apelar esas decisiones. Hay un elemento, el entendimiento de solución de diferencias no es un tribunal de justicia ni un sistema jurisdiccional donde se dice el derecho, sino que como el propio entendimiento lo señala el objetivo es ayudar a las partes a buscar una solución sobre su diferendo comercial. Es un sistema sui generis si se quiere. No hay que olvidar que la OMC se frustró en 1947 porque Estados Unidos no quería renunciar a su soberanía en materia comercial, y esta fue una posición tradicional de Estados Unidos durante muchos años.

-¿Cree que estas diferencias responden a ciertos vientos políticos que hay en los países miembros?

-Sin dudas hay factores que tienen que ver con las administraciones o las circunstancias políticas de los distintos países, pero creo que hay presente también tendencias de fondo que sin dudas están modelando nuevos escenarios internacionales. Hoy el mundo no es el que era en los 50 al inicio de la Guerra Fría pero tampoco es el de los años 90, estamos en un mundo mucho más fragmentado donde hay virajes importantes en las relaciones de poder, todo esto en el medio de una revolución tecnológica, industrial y productiva. Son cambios muy importantes y muy profundos, entonces naturalmente todas las estructuras se sacuden en estas situaciones.

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