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¿Cuál es la herencia económica que recibirá el próximo gobierno?

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Foro "Perspectivas económicas" organizado por el banco BBVA. Foto: Leonardo Mainé

FORO DE BBVA

Según analistas hay que subir impuestos, encarar reformas y asumir los costos políticos

La herencia que recibirá el próximo gobierno en marzo de 2020, las reformas que deberá impulsar y la espalda política que ello requiere, y los riesgos que enfrentará para concretar esa “agenda procrecimiento” fueron los temas centrales que analizaron ayer tres economistas locales convocados por el banco español BBVA.

“Nadie debería esperar nada del escenario internacional”, con dos vecinos en problemas y un mundo enfrascado en una guerra comercial, señaló Gabriel Oddone, socio de CPA Ferrere. Por eso, subrayó que Uruguay se juega mucho en los próximos años, ya que “en ausencia de reformas” y sin viento de cola externo, inevitablemente el camino será de “bajo crecimiento”.

“El próximo presidente tiene que denunciar la herencia, gane quien gane. Eso va a darle la imprescindible credibilidad para las reformas y desafíos que hay por delante”, manifestó el economista Javier de Haedo, que además es asesor del precandidato del Partido de la Gente, Edgardo Novick.

Pese a estos pronósticos algo sombríos, ambos analistas y Tamara Schandy, de Deloitte, coincidieron en que no hay en el horizonte una crisis, como ocurrió en 1982 o 2002. Pero sí varios problemas económicos que no pudo resolver la actual administración -“se subestimó la situación”, dijo Oddone- y que se engrosan de cara al futuro, por lo que todos entienden inevitable un ajuste fiscal al inicio del próximo gobierno.

Otro acuerdo entre los economistas es que no será solo a nivel del gasto, sino también en el plano impositivo.

Para Oddone será de “1,5% o 2% del Producto”, e incluirá cambios en las dos variables del presupuesto, porque si el nuevo gobierno “no logra resultados rápido, se podría romper la coalición” política que se forme -apuntó que habrá un Parlamento “fragmentado” con muchos partidos y será “difícil construir mayorías”.

Gabriel Oddone, socio de CPA Ferrere. Foto: Leonardo Mainé
Gabriel Oddone, socio de CPA Ferrere. Foto: Leonardo Mainé

Schandy contó que “hace tiempo decimos a los clientes de Deloitte que habrá una suba de impuestos, porque son limitadas las reformas por el lado del gasto, que tiene una tendencia estructural creciente”.

Al respecto, De Haedo apuntó que al asumir el próximo gobierno tendrá un 85% del gas- to asignado para el primer año -entre salarios públicos, jubilaciones, pagos de intereses de la deuda, cápitas del Fonasa y asignaciones sociales.

Además, el economista y asesor político sostuvo que ante la “inevitable” suba de impuestos, “debe ponerse la mira en el IVA, que es el impuesto que menos afecta a la producción, a la asignación de recursos y las exportaciones”. Agregó que el siguiente gobierno debe decir que “es transitorio” el aumento, hasta que se logre “bajar los gastos que prometimos y hacer las reformas” necesarias.

Sobre esos cambios estructurales también hablaron los tres. Oddone sostuvo que serán claves para evitar que la próxima década sea como la del 60, con estancamiento económico e inflación (estanflación).

Algunas de las reformas que mencionaron fueron de la seguridad social, laboral (incluyendo cambios en la negociación colectiva), del presupuesto, incorporación de regla fiscal -no es una solución de corto plazo, matizó Oddone-, en la gobernanza de las empresas públicas, en la inserción internacional y en la enseñanza.

El socio de CPA aclaró que “la agenda de reformas es enorme” y no todas serán posibles. “Hay que definir prioridades” atendiendo las alianzas políticas y sociales que surjan de la elección, añadió.

De Haedo manifestó que quien asuma en 2020 “necesita una luna de miel prolongada para aprobar muchas leyes importantes”. Entonces, se requiere de un presidente que lidere, tenga “capacidad de consenso y de renunciamiento, si es necesario asumiendo que será su última experiencia política y esté dispuesto a pagar los costos políticos con tal de salir adelante”.

Javier de Haedo, economista y asesor de Edgardo Novick. Foto: Leonardo Mainé
Javier de Haedo, economista y asesor de Edgardo Novick. Foto: Leonardo Mainé

Estancamiento.

De Haedo presentó cálculos de lo que llamó “el PIB privado”, sin los rubros administrados por el Estado (comunicación, electricidad y agua). Según esa medición la actividad cae hace tres trimestres y probablemente sume al primero de este año.

Esto explica los problemas en el empleo, que está en igual nivel que en 2008, y la inversión, que se ubica en un guarismo similar a 2003, añadió.

Para Schandy, el ciclo de expansión económica de Uruguay terminó en 2015. Luego hubo “algún impulso puntual”, pero la actividad no crece desde el segundo trimestre de 2018. “Es cierto que Uruguay lo hizo mejor que el barrio (Argentina y Brasil), pero frente al resto de América Latina pierde pie”, dijo.

Tamara Schandy, de Deloitte. Foto: Leonardo Mainé
Tamara Schandy, de Deloitte. Foto: Leonardo Mainé

El promedio de expansión del PIB que se alcanzará en este quinquenio (1,5%) es “absolutamente pobre, incluso en términos históricos”, según la analista. También cuestionó el atraso cambiario -es superior al 20%, remarcó- y recordó que todos los países latinos tenían desequilibrios de precios relativos en 2014, pero “lo corrigieron, el último Argentina el año pasado”, mientras Uruguay sigue “caro en dólares”.

Oddone expresó que Uruguay está mejor que hace 40 años en todos los indicadores, lo que se logró a partir de cierto consenso entre el sistema político (apertura comercial, buen clima de inversión, estabilidad macroeconómica). Pero “eso ya no es suficiente, no seducimos” a los capitales como hacen otros países, y mencionó a Chile, Colombia, Perú y Paraguay.

Viendo eso son necesarias reformas de procrecimiento, ya que para el analista de CPA “si no crecemos más de 3% el Estado de bienestar no es posible”.

Del evento también participó la economista jefe de BBVA para Argentina y Uruguay, Gloria Sorensen, quien manifestó que “la inflación es un punto en común” entre ambos países, que se vincula sobre todo al “traslado rápido a precios y expectativas” del alza del dólar.

Analizó que en mayo viendo las expectativas de inflación el Banco Central (BCU) “cambió su actitud” y pasó a vender dólares para contener el precio. Colocó un sexto de las reservas, según De Haedo.

Sobre la inflación, Schandy indicó que la indexación salarial “le pone un piso alto”.

El combo de dólar y suba de precios repercute en el poder de compra y ralentiza el consumo, lo que lleva la previsión del PIB local de BBVA a 0,8% en 2019 y 1,7% en 2020.

De cara al próximo año, Schandy dijo que “la perspectiva se parece a más de lo mismo”, pero tiene expectativa que “los temas importantes, que no se han tocado aún, emerjan luego de la elección”.

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