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El "Gran hermano" del transporte de carga está en un limbo y tuvo un efecto colateral

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Camión de carga en el puerto de Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto
Vista en espejo retrovisor de camion de carga pesada circulando en el transito por la rambla portuaria de Montevideo, ND 20190215, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

CAMIONES

El nuevo gobierno pretende revisar la obligatoriedad del sistema de control de la flota de camiones de carga.

El proceso de implementación del denominado “Gran hermano” del transporte de carga -el Sistema Integral de Control del Transporte de Carga (Sictrac), que comenzó gradualmente en 2019 y consiste en una especie de GPS que informa recorridos, horarios, mercadería y varios datos más de la flota de camiones- será auditado por las autoridades entrantes del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), que también se proponen “simplificar su instrumentación” y discutir su “imposición” obligatoria.

Desde que se anunció por parte del entonces ministro Víctor Rossi, el Sictrac ha causado polémica. El mecanismo fue defendido por el sindicato, pero recibió críticas por su costo de una parte de los empresarios del sector -la Intergremial del Transporte de Carga (ITPC) respaldó la iniciativa-, derivando luego en denuncias de irregularidades en el proceso de homologación de las firmas proveedoras del sistema -la Justicia concedió un recurso de amparo y lo suspendió provisoriamente.

El ministro entrante Luis Alberto Heber dijo el lunes tras asumir que una de sus primeras tareas será “llamar al director de Transporte (Pablo Labandera) para poner el tema arriba de la mesa y empezar a estudiarlo de vuelta con todas las empresas y actores, que nadie quede afuera”.

Se conformará una comisión, con el objetivo de “articular y conversar para mejorar el sistema, para que no sea un enemigo de las empresas sino una garantía que hay una libre y leal competencia”, explicó Heber días antes de asumir en entrevista con El País.

Sostuvo que el Sictrac “no es un sistema que me haya parecido correcta su implementación y será parte de las auditorías que queremos hacer en el MTOP”.

El cronograma de implementación del Sictrac -en función de la cantidad de camiones que tenga cada empresa- tenía como fecha final para quienes posean un vehículo el 3 de febrero de 2020. Sin embargo, el nuevo subsecretario de Transporte y Obras Públicas, Juan José Olaizola, adelantó en enero en diálogo con El País que “no se penalizará ni sancionará el incumplimiento” hasta que se reformule el sistema.

Heber cuestionó que las anteriores autoridades del MTOP hayan ratificado ese cronograma cuando “les hemos dicho y transmitido en la transición que nos gustaría ver y revisar el tema”.

Negociación salarial

Mientras el Sictrac se encuentra en esta especie de limbo, se venció el convenio salarial del sector y en enero las partes comenzaron a negociar. “No hemos tenido ningún avance”, comentó a El País el coordinador del Sutcra (sindicato del transporte de carga), Marcos Lombardi.

La propuesta que presentaron fue rechazada por la intergremial del sector, que explicó es representada por empresas formales que defienden el Sictrac pero consideran que quedarán en desventaja ante las que funcionan en la informalidad si el sistema (como ocurre hoy) se implementa sin fiscalización.

Lombardi recordó que la resolución inicial del Sictrac establecía la creación de dos comisiones (una convocada por el MTOP y otra por el Ministerio de Trabajo) para analizar los datos que surgieran del mecanismo de control y lograr una fórmula consensuada para unificar las modalidades de pago. “Ningún ministerio nos llamó y hay pocas máquinas colocadas (en los camiones), entonces no podemos negociar sobre el Sictrac” con esa realidad, señaló.

Por este motivo, el Sutcra envió una carta a Heber solicitándole “de forma urgente” una reunión, porque “la negociación colectiva quedó en stand-by” a la espera de novedades sobre el sistema de control.

"Yo hago que te cobro y vos hacés que me pagás"

El nuevo ministro de Transporte y Obras Públicas dijo que “quizás la imposición que se le está poniendo al sistema de transporte de carga sea excesiva”. Reconoció, como hicieron previamente el sindicato e incluso algunos empresarios del sector en el Parlamento, que parte del trabajo de los camioneros “por la propia realidad” hoy se realiza “informalmente porque si no, no hay rentabilidad”.

Heber expresó que el Sictrac tiene “un sentido fiscalista que puede generar más desempleo y traer problemas de viabilidad en empresas del país”. Agregó que “el concepto” detrás del control parecería ser “yo hago que te cobro y vos hacés que me pagás”, debiendo cambiarse hacia un esquema donde “si hay renta el empresario paga” pero sin “impuestos fijos (como considera al Sictrac por sus costos fijos para las empresas) que son los que matan al empresario chico”.

“Aquel que es dueño de un camión, da trabajo y emprende, tomando uno o dos empleados, y apuesta por tener una pequeña industria del transporte de carga, le tienen que dar los números porque si no el país está mal, no es el camionero que está mal”, indicó.

Marcos Lombardi del Sutcra (sindicato del transporte de carga) dijo que aparte de la informalidad y las distintas modalidades de cobro en el sector, “las condiciones de trabajo son pésimas por la extensión horaria, los temas de salud derivados del manejo por largas horas y con mal descanso”. Una de las propuestas que llevaron a la negociación y fue rechazada por los empresarios es comenzar a pagar “un ficto” por las horas que el camionero debe esperar en la frontera o para ingresar en depósito.

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