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El FMI, el "paraguas" de Macri ante la "tormenta cambiaria"

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Mauricio Macri en conferencia de prensa. Foto: Reuters.

NEGOCIACIONES

El presidente argentino anunció que pidió una línea preventiva de crédito.

Presionado por una corrida cambiaria que no cedió pese a las medidas de urgencia adoptadas el viernes pasado, el presidente argentino, Mauricio Macri, decidió jugar ayer una carta fuerte: anunció que el gobierno iniciará negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr acceso a una línea preventiva de crédito. Aunque el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no confirmó el monto a negociar, fuentes oficiales dejaron trascender que ascendería a US$ 30.000 millones.

"Es un anuncio que va en la misma línea de las medidas adoptadas la semana pasada, pero mucho más agresivo. Para frenar la corrida cambiaria, el Banco Central intervino con venta de reservas y suba de tasas, y el gobierno decidió acelerar la baja del déficit fiscal. Pero con esta decisión se da un salto importante: el monto a negociar con el FMI de US$ 30.000 millones equivale al 50% de las reservas del Banco Central y al 5% del Producto Interno Bruto (PIB)", dijo a El País el economista Matías Rajnerman, coordinador de la consultora Ecolatina.

La expectativa de la Casa Rosada es que el acceso a un préstamo contingente —el país tendría la alternativa de pedir su desembolso en caso de una crisis— actúe como un paraguas para disipar las dudas del mercado. Si bien ante la suba de tasas en Estados Unidos los inversores escapan de los mercados emergentes en general, vienen castigando con mayor dureza a una economía como la argentina, ávida de endeudamiento para financiar un déficit externo equivalente al 5% de su PIB.

Aunque buena parte de las necesidades financieras para este año ya están cubiertas, en 2019 Argentina demandará otros US$ 26.000 millones de endeudamiento, de acuerdo al plan de reducción gradual del déficit fiscal delineado por el gobierno. La cifra a negociar con el FMI sería suficiente para garantizar los vencimientos de deuda que hay por delante hasta fines de 2019, cuando finaliza el mandato de Macri.

Con ese objetivo, anoche estaba previsto el viaje de Dujovne a Washington para comenzar las conversaciones con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. "Argentina es un valioso miembro del Fondo Monetario Internacional. Agradezco la declaración que el presidente Macri hizo hoy y espero con interés continuar nuestra colaboración con Argentina", dijo ayer la número uno del organismo en una declaración.

Mariano Lamothe, economista de la consultora Abeceb, dijo que "un acuerdo de este tipo le sirve al gobierno para moderar las volatilidades del tipo de cambio. Es como un seguro contra shocks y esto fortalece la posición de Argentina en medio de esta inestabilidad".

Con todo, el anuncio no fue suficiente, al menos en la jornada de ayer, para moderar la fuerte volatilidad que viene sufriendo el mercado cambiario en los últimos días. Luego de tocar un récord de 23,50 pesos al mediodía, el valor del dólar en la city porteña cayó tras el breve discurso de Macri. No obstante, la falta de precisiones de Dujovne en la conferencia de prensa posterior, que dejó expuesta la urgencia con que se tomó la decisión de acudir al FMI, volvió a impulsar a la moneda estadounidense. Finalmente, la intervención del Banco Central en el mercado de futuros permitió recortar el alza. Así y todo, el dólar minorista cerró en 22,94 pesos, una suba del 2,73% con respecto al día anterior. Con eso, en las últimas dos semanas el peso argentino acumula una devaluación del 12%.

De acuerdo al consenso de los analistas, la tasa de interés del préstamo a negociar con el FMI rondaría el 4% anual en dólares, cerca de la mitad de lo que el mercado le demanda hoy a la Argentina para financiar su déficit mediante la compra de bonos.

Pero la jugada también implicará costos. "Este préstamo le permitirá al gobierno continuar con la reducción gradual del déficit fiscal, sin necesidad de acudir a un shock. Pero habrá que ver si los tiempos del gradualismo que contempla el FMI son los mismos que los del gobierno argentino. Lo más probable es que haya a partir de ahora una mayor celeridad en la reducción del déficit fiscal", señaló Rajnerman. El viernes pasado, el gobierno modificó su meta original de déficit fiscal de 3,2% del PIB para este año al 2,7%. Para 2019, el objetivo no se modificó y se mantuvo en el 2,2% del PIB.

Al mayor esfuerzo fiscal que exigiría el FMI habrá que añadir el costo político de la medida. Los duros recortes exigidos en la década del 90 para brindar auxilio financiero al país y el corte abrupto de la asistencia en 2001, justo antes del estallido del régimen de convertibilidad, llevaron al piso la reputación del FMI entre los argentinos. De hecho, Néstor Kirchner esgrimió como uno de los principales logros de su gobierno el pago de US$ 9.500 millones con los que canceló la deuda argentina con el organismo multilateral de crédito en 2006. Desandar ese camino le acarreará a Macri una previsible nueva caída en sus niveles de aprobación. "El costo político a pagar por el gobierno es alto, pero no le quedaba otra opción. Debe frenar la corrida cambiaria para después hacer los ajustes necesarios y enderezar el barco", señaló Lamothe.

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