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Especialistas plantean dudas sobre acuerdo entre frigoríficos para bajar el precio de la carne

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Trabajadores en el frigorífico Pando. Foto: Leonardo Mainé

COMPETENCIA

La carne es el producto con mayor suba de precio en el año y hace pocos días se anunció baja de $ 5 acordada entre privados. Expertos plantean que la Comisión especializada del MEF analice al sector.

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China

es el actor global más importante para economías exportadoras como Uruguay, y movimientos en cualquier sentido en el mercado asiático tienen repercusión a nivel local. Esto ocurre con el precio de la carne, donde vaivenes en las condiciones de venta a China generaron varios efectos: alzas para el consumidor de este producto y otros sustitutos, un reclamo de los carniceros y un acuerdo para bajar de parte de los frigoríficos.

El factor clave es la fiebre porcina en China, desatada con intensidad en 2019 y que provocó la muerte de más de 100 millones de animales. Esto afectó la producción porcina en el gigante asiático, debiendo la industria importar derivados, como cortes bovinos.

Ahí entra a jugar Uruguay, que tiene en China a su principal socio comercial y en la carne vacuna uno de sus principales productos de exportación.

Esa mayor demanda derivó en una suba de los precios internacionales -el ganado alcanzó precios récord en Uruguay-, y por ende un traslado al valor de los cortes en las carnicerías.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre enero y noviembre la carne vacuna aumentó 32% y los cortes que más lo hicieron fueron la falda (+60%) y el asado de tira (+46%).

Carnicería: cada comercio trasladará la baja en forma diferente. Foto: archivo El País
El ganado alcanzó precios récord en Uruguay y se trasladó al valor de los cortes en las carnicerías. Foto: Archivo El País.

Esta evolución de los precios provocó quejas de los consumidores y de los carniceros, que son tomadores de precios y advertían sobre la cantidad de comercios del rubro que han cerrado en los últimos años.

Así, la Unión de Vendedores de Carne (UVC) en atención a la creciente demanda de carne en diciembre, mantuvo la semana pasada una reunión con autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) para pedirles una exoneración temporal del IVA para reducir los precios.

La respuesta fue negativa, pero al otro día la industria frigorífica anunció un acuerdo para rebajar $ 5 por kilo los cortes de carne con hueso. “La decisión la tomaron las principales plantas frigoríficas de Uruguay. Dentro de un panorama poco alentador, recibimos esa noticia”, señaló Alfonso Fontenla, presidente de la UVC.

Mercado y competencia.

En atención a estas noticias, el economista Sebastián Fleitas -profesor asistente en el Departamento de Economía de la Universidad de Lovaina y especialista en temas de mercado y competencia- realizó una serie de tuits donde analiza diversas aristas.

“El aumento de los precios de exportación de la carne es una buena noticia para los ganaderos. ¿Y para otros actores?”, se preguntó como disparador. Repasó que esto “es bueno para la economía” y que tiene “efectos distributivos”, pero existen impactos indirectos que “no son buena cosa para otros actores agropecuarios” como la suba del precio de la tierra porque la actividad ganadera tiene mayores utilidades por los precios récord de venta.

En referencia al acuerdo para rebajar precios que anunciaron los frigoríficos, Fleitas explicó que “cuando el precio de exportación sube, el poder de negociación de los diferentes actores de la cadena cambia”, siempre en función de “qué tanta competencia y concentración haya”.

La industria frigorífica tiene algunas características oligopólicas, con la mayor parte del mercado controlada por multinacionales que han crecido en los últimos años.

El especialista sostuvo que “quizás en un contexto donde los vendedores de carne argumentan que muchas carnicerías peligran, el acuerdo (para bajar precios) sea una forma para toda la cadena de comprar un seguro para cuando los precios internacionales sean más bajos” y vuelvan a mirar con interés al mercado interno.

“En este acuerdo no parece haber problemas de competencia. Si no afecta precios de cortes no incluidos en el acuerdo (si estos no suben para compensar la baja de los otros), los consumidores se favorecen. Sin embargo, estos acuerdos entre privados deberían hacer a las autoridades estar más atentas a problemas de competencia, porque en algún momento podrían ir en sentido inverso y perjudicar a los consumidores”, advirtió.

Frigorífico. Foto: Rurales El País
Trabajadores en frigorífico uruguayo. Foto: Archivo El País.

En la misma línea opinó en diálogo con El País el profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales, Leandro Zipitría, también especializado en temas de competencia. “Para bajar los precios no necesitás ningún acuerdo, los bajás y listo. No entiendo por qué tienen que juntarse”, dijo.

Añadió que los actores de la industria frigorífica “venden un único producto, todos exportan”, lo que son señales que pueden mostrar un mercado “concentrado” donde las empresas tienen poder sobre los precios generales.

Recordó que se trata de una industria “investigada en Brasil por prácticas anticompetitivas” y que la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia -órgano desconcentrado del MEF- podría “si tiene alguna sospecha” poner la lupa en el sector. Ya se había investigado la formación de precios del ganado para faena por “posible existencia de prácticas anticompetitivas en la industria frigorífica”, pero en 2010 la Comisión determinó que no podía “confirmar o descartar” esto.

Consumo de pollo.

Fleitas dijo que ante la suba de la carne muchos consumidores optan por productos derivados como el pollo y el cerdo, favoreciendo a sus productores porque “cuanto mayor el poder de mercado (menos la competencia) que tengan estos otros sectores, mayores los beneficios que van a obtener”.

Zipitría explicó que a nivel de la teoría económica el precio del pollo como bien sustituto no podría subir más que la carne vacuna solo por el cambio de hábito de los consumidores. Heber Falero de la UVC había dicho a fines de octubre que esto estaba pasando, ya que el pollo había subido 70% en tres meses. Según el INE, en 11 meses el pollo entero subió su precio 30%, en línea con los cortes vacunos.

La inflación “vegetariana”

Al analizar distintos aspectos de la realidad económica que deja el gobierno saliente, el jueves el presidente del Banco Central (BCU), Alberto Graña, se refirió a la suba de la carne y la inflación. “Tenemos una política monetaria con sesgo contractivo (se busca que el dinero en circulación crezca menos que la demanda) y vegetariana”, dijo y explicó que no hay forma de actuar desde la institución sobre el precio de la carne. “Esto es un shock provocado por la fiebre porcina china. Si no incluyéramos la carne en el Índice de Precios de Consumo (IPC) -algo que no puede hacerse, esto es Uruguay no otros países que han hecho cualquier cosa con las estadísticas-, la inflación estaría en el rango meta” definido por el gobierno, entre 3% y 7%, sostuvo Graña.

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