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El enlentecimiento de la actividad económica empieza a frenar el ingreso de los hogares

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Informe dice que el consumo continúa sin dinamismo en 2019. Foto: Archivo El País

TEMA DE ANÁLISIS

Los números que se van divulgando sobre la economía uruguaya no hacen más que confirmar el estancamiento que presenta. Un impacto directo de esto es sobre el ingreso que reciben los hogares, que perdieron poder de compra en el primer trimestre

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Los distintos números que se van divulgando relativos a la economía no hacen más que confirmar su magro desempeño, o directamente el estancamiento que muestra el nivel de actividad. Uno de los impactos directos es sobre el ingreso que reciben los hogares que al primer trimestre del presente año registra un descenso en términos reales respecto a un año atrás.

Esta disminución está asociada a las dificultades que se observan en el mercado laboral para generar nuevos puestos de trabajo. El desempleo en ascenso impulsa a los salarios a la baja. Pero el concepto de ingreso de los hogares es más amplio que el salario y se asocia también a la suerte del sector empresarial al conformarse también con los recursos que recibe el grupo familiar de aquellos que son cuentapropistas o el caso de las ganancias empresariales.

El estancamiento económico afecta a todas las fuentes de ingresos, a todas las regiones y a todos los estratos de la sociedad. Todo es una cuestión de tiempo desde que las decisiones que toma una empresa que tiene pérdidas sobre la contratación de trabajo se traducen en una caída en el salario que ingresa a las familias. Lo mismo con el interior del país y Montevideo, hay un ciclo por el cual el impacto negativo en una región termina perjudicando a la otra.

Los datos recientemente divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que el ingreso promedio de los hogares en el primer trimestre del presente año se situó en $ 66.888. Discriminando por grandes áreas geográficas, se constata que es mayor al promedio en Montevideo ($ 79.534) y menor en el interior ($ 58.112). A su vez, en el interior, los ingresos son mayores en los centros urbanos ($ 60.270) que en el ámbito rural ($ 51.843).

Estas diferencias responden a varios factores. En primer lugar, los costos de vida relativos, que son mayores en la capital. Este es un tema que ha estado en el tapete en las últimas semanas en las discusiones sobre qué aspectos de los Consejos de Salarios es conveniente modificar para mejorar la creación de puestos de trabajo. Pero también incide la marcha de los negocios. Las estructuras productivas también son distintas y ello también contribuye a la diferenciación salarial.

En tal sentido, la revolución productiva y los buenos precios que experimentó el sector agropecuario en la década siguiente a la salida de la crisis, posibilitó que se achicara la brecha de ingresos por región. En 2006 el ingreso promedio del interior equivalía al 66% del de Montevideo y para el año 2012 había subido al 75%. Desde entonces se ha venido deteriorando relativamente hasta el 70% actual, acompasando la caída de los precios internacionales y un mayor crecimiento relativo de las actividades situadas en la capital.

Más allá de estos cambios relativos, el poder de compra del ingreso de los hogares aumentó en los años siguientes, hasta que a comienzos de 2018 se revierte la tendencia. Primero en el interior y a partir del segundo semestre en Montevideo, el ingreso de los hogares comienza a mostrar un paulatino deterioro, al punto tal que considerando años móviles, el ingreso de los hogares medido en términos reales disminuyó 2,1% respecto al máximo relativo alcanzado en el segundo trimestre de 2018. En ese período el deterioro fue mayor en Montevideo (-3%) que en el Interior (-1,2%).

Centrándonos en la coyuntura y analizando por fuente de ingresos, el descenso que registró el ingreso real de los hogares en el primer trimestre de 2019 respecto a igual período del año anterior se explica por el menor aporte de los activos, ya que las pasividades no dejan de aumentar en el período.

Los ingresos salariales disminuyeron 0,6% y se encuentran un 1% por debajo del máximo relativo alcanzado casi un año atrás. El comportamiento del salario real, que se moderó en la actual ronda de los Consejos de Salarios, ponderado por la evolución del empleo explica este comportamiento.

El componente que registró el descenso más importante es el de los cuentapropistas, que se redujo 4,6%. Por la característica de muchas de las tareas que realizan, son de las primeras que se ven afectadas cuando la economía se enlentece.

Por su parte, las pasividades aumentaron 2,4% en el trimestre, y a diferencia de las otras fuentes de ingreso siguen con la tendencia al alza, aunque las tasas de crecimiento se vienen enlenteciendo.

Un comentario aparte merece el ingreso que aportan los patrones al hogar. No se divulgaron datos correspondientes al primer trimestre del presente año.

El último dato corresponde al cuarto trimestre de 2018 que marcó un quiebre en la tendencia a la baja que fue mostrando esta fuente a lo largo de aquel año. Por ser un único dato no es posible asegurar que se haya revertido la tendencia anterior. Es más, a tono con la marcha de la economía es dable pensar que se trató de un dato aislado, y la tendencia no debería diferir de la del resto de los activos.

De los datos que divulga el INE se puede analizar también la evolución de la brecha existente entre los ingresos percibidos por los hombres y los de las mujeres. Es uno de los temas sensibles en la agenda para los próximos años.

A pesar del problema subsistente, a lo largo del tiempo la brecha se redujo al punto tal que en materia salarial en promedio en el año 2014 las mujeres percibían una remuneración equivalente al 94,5% de la de los hombres, porcentaje que aumentó al 97,7% en 2018. A nivel de las pasividades también se redujo la brecha, que siempre favorece a los hombres.

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