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Los desafíos de la primera mujer al frente de la Organización Mundial de Comercio

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La nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala fue designada como la nueva directora de la OMC. Foto: AFP
Nigeria's Ngozi Okonjo-Iweala prepares at her home in Potomac, Maryland, near Washington DC, minutes before she was confirmed as the first woman and first African leader of the beleaguered World Trade Organization,on February 15, 2021. - The WTO has called a special general council meeting at which the former Nigerian finance minister and World Bank veteran was formally selected as the global trade body's new director-general. US President Joe Biden strongly swung behind her candidacy shortly after the only other remaining contender, South Korean Trade Minister Yoo Myung-hee, pulled out. (Photo by Eric BARADAT / AFP)
ERIC BARADAT/AFP

DESIGNACIÓN

Se trata de una organización que está en crisis y que enfrenta múltiples desafíos para proteger el sistema de comercio multilateral y devolverle su relevancia a nivel mundial.

Ayer fue elegida la economista nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala, como directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en un hecho histórico por convertirse en la primera mujer y líder africana que la dirigirá. Se trata de una organización que está en crisis y que enfrenta múltiples desafíos para proteger el sistema de comercio multilateral y devolverle su relevancia a nivel mundial.

La nueva directora -que sustituirá al brasileño Roberto Azevêdo- es una política con amplia experiencia en cargos de responsabilidad nacional e internacional. Nació el 13 de junio de 1954 en Ogwashi Uku, una localidad del sur de Nigeria, pero desde el año 2019 también cuenta con la nacionalidad estadounidense.

Trabajó durante más de 25 años en el Banco Mundial, fue asesora económica del gobierno nigeriano, ministra de Finanzas y ministra de Asuntos Exteriores. Además, ha sido consejera desde 2015 de compañías como Twitter y la entidad financiera Standard Chartered.

Más allá de sus atributos como política y técnica, quizás el aspecto más importante para entender el porqué de la importancia de su designación refiere a que la decisión fue tomada con el consenso de los 164 miembros de la OMC, incluidos Estados Unidos y China.

“Lo importante es que es una candidata de consenso entre Estados Unidos y China, lo que no es menor porque si la directora general de la OMC no salía del consenso entre esos dos países no podíamos hablar de la posibilidad de iniciar una reforma”, explicó a El País Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica.

La nueva directora asumirá el próximo 1° de marzo y tendrá que enfrentar múltiples desafíos, entre los que se encuentra como el más urgente destrabar el bloqueo por parte de Estados Unidos al sistema de solución de diferencias, un mecanismo que permite resolver los conflictos entre los países.

“El desafío que tiene la OMC hoy es ver cómo maneja la nueva agenda del comercio mundial sin olvidarse de la vieja agenda donde todavía hay debes. Entonces el desafío claro es resolver el corazón de la OMC que es su sistema de solución de diferencias”, indicó Bartesaghi y enfatizó en que esa es “la prioridad número uno porque sin el órgano de apelaciones, sin un sistema de solución de diferencias fuerte, la OMC deja de ser un organismo internacional potente que regula el comercio y pasa a ser un simple foro”.

Por su parte, el decano de la UCU Business School, Marcos Soto, dijo a El País que la nueva directora “tiene desafíos macro” como es el hecho de “restablecer la relevancia internacional de la organización” y lograr que sea “un jugador clave en la promoción y desarrollo de comercio internacional justo y fluido, además de un regulador y contralor de aquellas economías que incumplen”.

Tanto Soto como Bartesaghi coincidieron en que la OMC deberá transformar la organización y dotarla de un mayor dinamismo para que sus negociaciones adquieran mayor ritmo y se acompasen con la realidad del comercio actual.

“Se necesita un mayor dinamismo en la organización, mayor flexibilidad pero con el riesgo de no perder la relevancia. Es muy complejo”, dijo Bartesaghi.

Otro reto que deberá enfrentar la nueva gestión refiere al rol de China en la OMC, dado que este país aún se sigue beneficiando de los compromisos adoptados en el año 2001 cuando ingresó al organismo pero ahora deberá comenzar a cumplir con nuevos compromisos. Además, según Bartesaghi, Estados Unidos y la Unión Europea “tienen exigencias respecto de China como economía o no de mercado”.

“Lo importante es que se realice cuanto antes la conferencia ministerial de la OMC, que iba a ser en Kazajstán y se suspendió por la pandemia y por la crisis misma de la organización”, dijo Bartesaghi y señaló que se estima que esa conferencia sea en Ginebra, donde se encuentra la sede la OMC.

En esa conferencia los temas a discutir podrían centrarse en comercio electrónico, facilitación de inversiones, género, subsidios a la pesca, servicios y medio ambiente, señaló Bartesaghi. Es que “definitivamente la OMC va a tener que irse metiendo en esos nuevos temas sin olvidarse de los viejos temas que son los que Uruguay todavía quiere discutir”, dijo el director. Estos temas refieren al acceso al mercado agrícola a nivel internacional y la eliminación de los subsidios a la agricultura de las grandes potencias.

¿Por qué la designación de la nueva directora es una buena noticia para Uruguay? Según Bartesaghi porque el hecho de que la nigeriana sea una candidata elegida por consenso, implica que se podrán discutir los temas de agenda y que no se paralizará la OMC. “Eso siempre es una buena noticia para Uruguay porque como somos pequeños necesitamos una OMC que avance, una organización multilateral de comercio que funcione fuerte, que regule porque nosotros por el tamaño de nuestro mercado no podemos hacerlo por la fuerza”.

Sede de la Organización Mundial de Comercio. Foto: Reuters
Sede de la Organización Mundial de Comercio. Foto: Reuters

Por su parte, Soto indicó que las expectativas “deben ser moderadas” porque la directora “tendrá que lidiar con los intereses contrapuestos de las principales economías”. Para Uruguay “es una buena noticia en la medida en que de cierto modo es conocedora de los problemas compartidos que tenemos las economías más pobres en vías de desarrollo”, afirmó.

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