La estructura normal del impuesto

Tasa mínima de IVA, zonas francas, ley de Inversiones y otros lo generan.

Suele atribuirse al rey Luis XIV de Francia una frase que dice "he visto a muchos ciudadanos ir cantando a morir por la patria, pero nunca vi a nadie ir cantando a pagar los impuestos". Hace unas semanas, el subsecretario de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri, la utilizó para afirmar que "a nadie le gusta pagar impuestos".

Lo que pocos saben cuando abonan un tributo es que en realidad podrían estar pagando incluso más, ya que la mayor parte de los impuestos incluyen exoneraciones, tratamientos diferenciales, tasas reducidas o deducciones.

Esos tratamientos fiscales especiales procuran favorecer a un sector o grupo no a través de un aumento del gasto público, sino a través de la disminución de los impuestos que cargan esa actividad. "El efecto de esta práctica podría verse como similar al de otorgar una ayuda por medio de una partida de gasto público. Por esta característica, a la pérdida de recaudación resultante se la denomina Gasto Tributario (GT)", señala el informe anexo a la Rendición de Cuentas "Estimación del gasto tributario en Uruguay".

Este informe fue elaborado por la Dirección General Impositiva (DGI) hasta el año 2016 (cuando presentó los resultados de 2014), el año pasado no se hizo y a partir de este año se incluye en la Rendición de Cuentas.

El mismo aclara que el GT "si bien se define como la pérdida de recaudación resultante de un tratamiento impositivo diferencial, no es equivalente al ingreso que se obtendría en caso de eliminar la exoneración. El monto de dicho ingreso dependerá de los efectos del cambio impositivo en el comportamiento de los agentes económicos".

Además, agrega que la estimación del GT "no implica la realización de juicios de valor acerca de si los mismos cumplen con el objetivo para el que fueron creados, y si son válidos para incentivar una actividad o sector en particular".

En los dos últimos años se verificó la mayor resignación de recaudación desde 2010 al menos en relación al tamaño de la economía. Es que la pérdida de recaudación fue de US$ 3.355,8 millones en 2016 que equivalen a 6,35% del Producto Interno Bruto (PIB), según cálculos de El País (el dato en el informe está en pesos corrientes).

A su vez en 2017 (con un GT proyectado aclara el informe) la resignación fiscal fue de US$ 3.787,08 millones que equivalen a 6,39% del PIB.

Los tributos incluidos en el reporte son: el IVA, el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE), el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), el Impuesto al Patrimonio (IP), el Impuesto Específico Interno (Imesi), el Impuesto a las Rentas de los No Residentes (IRNR) y el Impuesto a las Transmisiones Patrimoniales (ITP). "El estudio comprende a impuestos que acumulan el 99% de la recaudación" de la DGI, explica.

","

Así como es el principal impuesto que recauda la DGI, el IVA también es el principal en cuanto a gasto tributario o renuncia fiscal. En 2016 por este tributo se resignaron US$ 1.922 millones o 3,64% del PIB. La proyección de 2017 indica que fueron US$ 2.197,8 millones (3,71% del PIB).

Esa renuncia fiscal se explicó principalmente por el costo de gravar determinados bienes y servicios a la tasa mínima del 10% en vez de la básica del 22%, las ventas de naftas (que no tienen IVA), los arrendamientos de inmuebles y la prestación de servicios de enseñanza (tanto pública como privada están exoneradas).

","

Este impuesto es el segundo que más acumuló renuncias fiscales en 2016 con US$ 610,51 millones o un 1,16% del Producto. El informe estimó que en 2017 retrocedió un puesto y se ubicó tercero por detrás del IP. La proyección es que el gasto tributario por IRAE alcanzó a US$ 638,1 millones en 2017 (1,08% del PIB)

Las zonas francas (todas las empresas en esos enclaves no pagan este tributo), la promoción de inversiones (que exonera el tributo total y luego parcialmente durante algunos años) y la exoneración a las pequeñas empresas, son las que explican la pérdida de recaudación.

","

Este tributo lo pagan las empresas (si bien hay una parte muy menor de su recaudación que corresponde a personas físicas) y fue tercero en resignación fiscal en 2016 con US$ 585,7 millones (1,11% del PIB). La estimación es que en 2017 pasó a ser el dos en importancia de renuncia tributaria con US$ 664 millones (1,12% del PIB).

","

Por las diferentes deducciones que tiene este tributo, en 2016 el gasto tributario fue de US$ 172,98 millones (0,33% del PIB) y en 2017 se proyectó en US$ 205,3 millones (0,35% del PIB). La principal renuncia fue por los rendimientos que generan los Fondos de Ahorro Previsional que están exonerados del tributo.

","

Estos tres impuestos implican una pérdida de recaudación menor. En el Imesi fue US$ 26,2 millones en 2016 y US$ 29,6 millones en 2017 (0,05% del PIB en cada año).

En el caso del Impuesto a la Renta que pagan no residentes alcanzó a US$ 31,9 millones en 2016 (0,06% del PIB) y US$ 43,36 millones en 2017 (0,07% del PIB).

El ITP apenas resignó US$ 6,5 millones en 2016 (0,01% del PIB) y US$ 8,92 millones en 2017 (0,02% del PIB).