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¿Cuánto es la contribución de las mujeres en la economía de Uruguay?

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Trabajadora en fábrica de Uruguay. Foto: Archivo El País

BRECHA DE GÉNERO

Un estudio realizado por ONU Mujeres a iniciativa de la vicepresidenta Beatriz Argimón, demuestra el peso de las mujeres en el Producto Interno Bruto (PIB) uruguayo.

La contribución al Producto Interno Bruto (PIB) uruguayo de los servicios provistos por el trabajo no remunerado o únicamente del aporte de las mujeres, es superior en relación a la contribución de otros sectores relevantes de la economía uruguaya como la industria manufacturera, el comercio o restaurantes.

Así lo afirmó el estudio denominado “El aporte económico de las mujeres en Uruguay”, realizado por ONU Mujeres a iniciativa de la vicepresidenta Beatriz Argimón que se presentará hoy en un acto en el Anexo del Parlamento.

Entre las principales conclusiones, el estudio señaló que si se compara la contribución al PIB del trabajo no remunerado total -que es de un 22,9%- o únicamente el aporte de las mujeres -que es del 16,3%-, esta es superior al aporte de la industria (12,2%), del comercio (14,5%) y la suma de los sectores más directamente relacionados con los cuidados, como la enseñanza (4,8%), servicios sociales y de salud (6,5%), servicios personales y servicio doméstico (4,3%).

¿Qué se entiende por trabajo no remunerado? Aquellas actividades de cuidados que se realizan para sostener la vida humana y en sociedad y que en Uruguay -como en otras partes del mundo- son realizadas mayoritariamente por mujeres ya que éstas dedican el doble de tiempo que los hombres a realizar esas tareas.

Estas responsabilidades generan, según afirmó el estudio, que la participación de las mujeres en el trabajo remunerado sea restringida dado que su tiempo de trabajo total es superior. En promedio, “las mujeres dedican 34,8 horas a la semana, un 16,1% menos que los hombres”.

Además, cuando se valorizan las horas de trabajo no remunerado, se constató que “la contribución global al PIB es: 26,6% en 2007 (US$ 6.156,7 millones), de los cuales el 20% lo aportan las mujeres y 6,6% los hombres; y 22,9% en 2013 (US$ 12.729 millones), el 16,3% lo aportan las mujeres y 6,6% los hombres”. Esto implica que del total del trabajo no remunerado, el aporte de las mujeres es del 71,2%, mientras que el de los hombres es del 28,8%.

Según indicó Argimón en su podcastLa otra agenda, “una cosa es la discrminación y otra la vulnerabilidad” en las mujeres y afirmó que hay “inequidades notorias” en lo que refiere a brechas salariales, postergaciones de la maternidad por consecuencias negativas en el desarrollo profesional y dificultades en el acceso real al poder político y económico.

En términos del valor per cápita del trabajo no remunerado (teniendo en cuenta a personas mayores de 14 años), la investigación demostró que “son las mujeres, y en particular las del interior del país, las que generan la mayor contribución”, con un promedio de US$ 6.605, mientras que entre los hombres, “los que realizan el mayor aporte son los de la capital” con un aporte de US$ 2.986 en promedio.

Algo similar refleja si se analiza la contribución en relación al estrato socioeconómico, dado que según concluyó el estudio son las mujeres de los estratos más bajos las que hacen la contribución más alta.

“Estos datos muestran que, tanto en el interior del país como en los estratos de menores ingresos, la división sexual del trabajo está muy vigente y a ello se suma la menor disponibilidad o acceso a servicios que permiten tercerizar los cuidados”, agregó el informe.

Trabajo remunerado.

Las mujeres con menor nivel educativo y en el interior del país tienen las tasas de actividad más bajas en términos de trabajo remunerado, así como las que pertenecen a localidades más pequeñas y zonas rurales, cuyas brechas con los hombres son mayores.

En este sentido, el estudio demostró que “el total de ingresos por trabajo representa, en 2019, un 31,7% del PIB” y que “el aporte que realizan las mujeres es 12,4% y los hombres 19,3%”. Es decir que “la contribución que realizan las mujeres al trabajo remunerado (39,1%) es superior a la que realizan los hombres al trabajo no remunerado (28,8%)”, añadió la investigación y señaló además que “las oportunidades que pueden aprovechar las mujeres en el mercado laboral están condicionadas por su carga de trabajo no remunerado y las opciones de empleo que se les ofrecen”.

A modo de advertencia, el estudio señaló que dada la crisis económica actual, “es probable que el volumen del trabajo no remunerado en los hogares aumente y ello refuerza las dificultades que enfrentan las mujeres para su inserción laboral”.

Sobre este punto, Argimón enfatizó en su podcast en la “importancia de seguir avanzando” en la profundización de estrategias “que busquen promover la corresponsabilidad en los cuidados que ya se está dando en las nuevas generaciones”.

A su entender, las políticas de cuidado “generan un triple dividendo” ya que por un lado liberan tiempo de las mujeres que realizan el trabajo no remunerado para mejorar su inserción laboral, su formación o un tiempo de descanso; genera empleo de calidad para la población con mayor riesgo de impacto de la crisis; “y mejora la calidad del cuidado de quienes fueron, están siendo o serán la fuerza laboral de nuestro país”, concluyó.

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