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El "consumista" uruguayo está optando por lo que ve más barato

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Casi dos terceras partes del aumento se lo comió la inflación. Foto: AFP
AFP - US-ECONOMY-MARKET-FOOD - FIN - Chrystal Kennery, of New Holland, Pennsylvania shops at Amelia's Grocery Outlet, a "surplus" or "salvage" grocer that buys manufacturers' closeouts, March 27, 2008 in New Holland, Pennsylvania. Amelia's president Mike Mitchell attributes same-store sales growth of 12 percent in 2007 to the slow economy. Consumers can save up to 70 percent on their grocery bill shopping at grocery outlets, which sell overstocked and out-of-date foods. (Photo by William Thomas Cain/Getty Images) AFP = FOR NEWSPAPER, INTERNET, TELCOS AND TELEVISION USE ONLY = US-ECONOMY-MARKET-FOOD - New Holland - Pennsylvania - UNITED STATES - bc/kle/rix. MUJER COMPRANDO EN SUPERMERCADO , CONSUMO, COMPRAS, AMA DE CASA
bc/kle/rix - AFP - Getty Images /AFP

En el último, año se produjo una baja en el impuesto inflacionario lo que llevó a que la población se encuentre con mayor capacidad de consumo. Dentro del promedio del total de artículos que componen la canasta de compras habituales por los hogares, hay de todo.

Algunos productos se abarataron sensiblemente mientras que otros se encarecieron al punto de irritación. Una mirada a la evolución de los precios relativos permite entender la conducta de los uruguayos que algunos están llamando "consumista".

El aumento generalizado de los precios afecta en mayor medida a quienes perciben ingresos fijos, ya que su poder de compra se va deteriorando día a día. De ahí que se asocie la inflación a un impuesto, ya que ambos disminuyen la capacidad de gastar de la gente y en forma más cruel con los que perciben ingresos fijos.

Quienes sufren plenamente este impuesto sin capacidad de trasladar su costo a otros agentes son los asalariados menos calificados, los pasivos y los empleados públicos.

Es por eso que el descenso que está mostrando la inflación se percibe como una buena noticia. Máxime cuando los salarios están aumentando a un ritmo superior, y por consiguiente se incrementa el poder adquisitivo de la población.

Esta alegría tiene una contrapartida, aquellas empresas que no pueden trasladar a precio el incremento de los costos están sufriendo.

Si el incremento de los salarios en comparación con los precios de venta es superior a lo que aumenta la productividad de las horas trabajadas, se genera un impacto negativo sobre las posibilidades de esos puestos de trabajo.

La población está percibiendo las dificultades y ello se ve reflejado en el Índice de Confianza del Consumidor, que se ubica en niveles de moderado pesimismo.

Ese pesimismo no se condice con ciertos consumos. Por ejemplo, las ventas de automóviles 0 kilómetro se recuperaron y si mantienen en el resto del año el mismo ritmo de crecimiento superarán el récord de ventas registrado en el año 2013. Las ventas de pasajes al exterior en las pasadas vacaciones de julio a destinos fuera de la región también se incrementaron.

Por cierto que no todos los rubros de consumo experimentaron crecimientos y según la Cámara Nacional de Comercio y Servicios las ventas para el Día del Padre fueron inferiores a las del año pasado, más a tono con el pesimismo del Índice de Confianza del Consumidor.

La canasta del Índice de Precios del Consumo (IPC) en Uruguay está compuesta por 374 artículos. No todos ellos aumentan al mismo tiempo ni en la misma proporción. Algunos incluso caen significativamente. Esos cambios de precios relativos influyen en las decisiones de los consumidores y este es el punto al que se le debe prestar atención.

Por un lado, el aumento del salario real les induce a consumir más, lo que se denomina efecto riqueza. Por otro, hay una tendencia a consumir productos cuando se los percibe más baratos y, dependiendo de qué productos se trate, se tiende a sustituir el consumo de los bienes o servicios caros por los más baratos.

Si se analiza el comportamiento de los precios de los distintos artículos que conforman el IPC se puede entender por qué se están dando ciertos comportamientos, que a priori no cabría esperar.

Ordenando las variaciones promedio de precios de los diferentes productos y servicios de la canasta en los últimos 12 meses a julio respecto al mismo período de un año atrás se constata que en términos generales los productos cuyos precios aumentan menos que el promedio son los que corresponden a bienes y servicios importados.

Por el contrario, los que más suben se asocian a servicios que se prestan en el mercado interno intensivos en mano de obra.

Dentro de los ítems cuyos precios crecen menos hay varios que presentan caídas en términos absolutos. Por sólo citar algunos: televisores (-16%), paquetes turísticos (-12%), equipos de audio (-11%), automóviles (-9%), aire acondicionado (-6%) y celulares (-6%).

Todos estos productos tienen la particularidad que se ofrecen en plaza en dólares estadounidenses, cuya cotización cayó en promedio 6% en el período analizado.

Para comprender mejor el incentivo a adquirir estos bienes basta con decir que el Índice Medio de Salarios se incrementó 10,2% en el período.

Es decir, que no sólo se abarataron esos bienes y servicios en términos absolutos, sino que lo hicieron aún más en términos del ingreso. Se explica así el posible récord en la venta de 0 km y los viajes a Europa y el Caribe.

Por su parte, los precios de la vestimenta, rubro clásico de compras para el Día del Padre, evolucionaron levemente por encima del IPC y puede explicar el resultado de las ventas totales.

También puede ayudar a entender la diferencia entre las ventas de un tipo de productos y otros las características propias de cada uno de ellos.

Los rubros cuyas ventas crecen están asociados al consumo suntuario, más allá de que en los últimos años se abarataron sensiblemente y amplios estratos de la población pudieron acceder a ellos. Pero es posible que, en la actual coyuntura, los que estén demandando estos productos sean aquellos con mayor nivel de ingreso y perspectivas estables de empleo.

Una reflexión final con respecto a las tarifas públicas. La mayor parte de ellas se incrementó, en promedio, por encima del IPC.

Tal los casos del agua corriente, la electricidad y el boleto. En estos casos es difícil que el nivel de consumo se altere en el corto plazo y ello lleva a más utilidades en las empresas públicas, al igual que el no traslado de la baja del petróleo crudo y el dólar a los consumidores de combustibles.

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Casi dos terceras partes del aumento se lo comió la inflación. Foto: AFP

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