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¿Se complicó la recuperación de la economía uruguaya? Esto es lo que dice el Banco Central

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Diego Labat, presidente del BCU. Foto: Fernando Ponzetto

ANÁLISIS OFICIAL

El gobierno ya es consciente de que la recuperación (después de haber caído 5,9% en 2020 y de un segundo trimestre del año pasado con un desplome histórico) empieza a moderar su ritmo.

En abril el gobierno impuso mayores restricciones a la movilidad para intentar moderar el crecimiento de casos de COVID-19 y muertes por este virus, que ubicaron a Uruguay como uno de los países con mayor contagios por millón de habitantes y como el país con mayor cantidad de muertes por millón de habitantes en el promedio de los últimos siete días.

Así, el gobierno cerró gimnasios, clubes, salas de espectáculos, free shops, resolvió que no se practiquen deportes en forma amateur de manera colectiva. Además suspendió la educación presencial en Primaria y Secundaria, que recién se empezaron a retomar esta semana de forma muy gradual.

Todas esas medidas impactan en la economía. También el aumento de casos y muertes por COVID-19, pega en la economía ya que en Índice de Confianza del Consumidor (ICC) continuó en moderado pesimismo en abril y si bien subió 2,8 puntos en relación a marzo, “no revierte la importante caída” que se registró en dicho mes, indicaron la Universidad Católica y la consultora Equipos que realizan el ICC.

El gobierno ya es consciente de que la recuperación que traía la economía (después de haber caído 5,9% en 2020 y de un segundo trimestre del año pasado con un desplome histórico) empieza a moderar su ritmo.

En la tarde de ayer, se reunió el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central (BCU) que integran los servicios técnicos y el directorio de la entidad. Allí se evaluó que “luego de la recuperación más dinámica de los primeros meses del año, Uruguay -como resultado de las medidas de restricción de movilidad- presentó durante abril un enlentecimiento en el ritmo de dicha recuperación”, según señaló el comunicado del Copom tras el cónclave.

De hecho, el pasado 22 de abril al presentar el Informe de Política Monetaria del primer trimestre, el presidente del BCU Diego Labat había dicho que “en el mapa de riesgos” a la estimación de crecimiento de la economía de 3,5% “está reflejada nuestra preocupación por el coronavirus y por cuánto duran estos efectos de emergencia sanitaria”.

En el análisis que hizo ayer el Copom, se afirmó que “de acuerdo a la expectativa de alcanzar inmunidad de rebaño (contra el COVID-19) hacia el tercer trimestre, la recuperación comenzaría con mayor vigor desde dicho momento y por el resto del año”.

Por su parte, “el escenario internacional presenta una mayor recuperación a la esperada, liderada por China y Estados Unidos, la cual es acompañada por un aumento del precio de los commodities. En Estados Unidos se destaca asimismo el incremento de la inflación, con sus respectivas consecuencias en las bolsas de valores. Por otra parte, las economías de la región siguieron presentando vulnerabilidades ante la crisis sanitaria junto a los desequilibrios macroeconómicos existentes”, afirmó el Copom.

BCU  "no se ata de manos" en materia de instrumentos para contener suba de precios. Foto: F. Ponzetto
Banco Central del Uruguay. Foto: Archivo

En Uruguay, “la inflación interanual mostró en abril un fuerte descenso, en línea con lo esperado, ubicándose en 6,76% e ingresando al rango meta (de entre 3% y 7%) por primera vez en tres años. Las proyecciones de inflación para los próximos meses muestran una senda consistente con el rango meta tanto para la inflación corriente como para la inflación subyacente de exclusión”, indicó la autoridad monetaria.

“Las expectativas de la inflación de los distintos agentes siguen mostrando un leve descenso, aunque aún no se encuentran en el rango meta”, agregó el comunicado.

“El Banco Central está proyectando una inflación de 6,3% al cierre de 2021 y de 5,2% al cierre de 2022”, recordó.

Con ese panorama de una recuperación económica que se enlenteció y una inflación que se desacelera, tras la reunión del Copom, el directorio del BCU decidió mantener “la tasa de interés de referencia (TPM) en 4,5% acompañando la situación económica ante la pandemia generada por el COVID-19”. Ese nivel de tasa, es lo que se denomina una política monetaria expansiva, que está al servicio de impulsar la economía.

La TPM actúa como “el precio” del dinero, en este caso, del peso uruguayo. Una TPM baja, se traslada a un bajo costo del crédito bancario. De hecho, el Copom constató “un nuevo descenso de la tasa activa a grandes empresas”, es decir, la tasa de interés que cobran los bancos a las grandes empresas por prestarles dinero.

El crédito es la nafta que necesitan los motores de la economía para funcionar.

Ahora, una TPM baja (y por ende un “bajo precio del dinero”) podría impulsar la inflación. Pero, para anclar las expectativas de analistas y empresarios, el BCU avisó en el comunicado que “una vez superada” la pandemia, “la actual instancia expansiva de la política monetaria comenzará un proceso gradual de aumento de tasas de interés para consolidar la actual convergencia de la inflación y las expectativas al objetivo de inflación”.

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