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¿Por qué los bancos son clave para transitar “el túnel” que generó en Uruguay el coronavirus?

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El paráte de actividad por el COVID-19, generó que “todos entremos en el túnel”, pero este no es igual (en longitud y ancho) para todos. Foto: Fernando Ponzetto

CORONAVIRUS EN URUGUAY

“En la crisis de 2002 los bancos no fueron parte de la solución, fueron parte del problema. En esta coyuntura, los bancos están llamados a ser parte de la solución”, dice jerarca del BCU.

El impacto del coronavirus hizo que los distintos rubros de actividad en Uruguay entraran como en un túnel, donde el objetivo es que no se apaguen los motores. Los bancos tienen que ser parte de la solución para esos autos que representan a los sectores de actividad y las familias.

Las medidas para evitar la propagación del COVID-19 causaron una “caída abrupta y generalizada del nivel de actividad y empleo. Entramos todos en el túnel, pero el túnel no es igual para todos”, graficó el intendente de Regulación Financiera del Banco Central (BCU), José Antonio Licandro.

El funcionario expuso en una videoconferencia de la Unidad de Maestrías y Posgrados en Economía de la Universidad de Montevideo y aclaró que lo que decía era bajo su “exclusiva responsabilidad y no compromete ni a la Superintendencia de Servicios Financieros, ni al BCU”.

¿Por qué el túnel que supone el parate de actividad por el COVID-19 no es igual para todos? Por un lado está lo que llamó “la estrechez del túnel” y puso ejemplos. “Piensen en el transporte escolar, tiene un túnel apretadísimo, no se puede mover, tuvieron que detener la actividad. Otros sectores que tienen túneles más cómodos, ven la crisis pero la pueden ir llevando. Pensemos en los supermercados: nunca cerraron”, si bien “por la baja de la demanda probablemente hayan vendido un poco menos”, dijo Licandro.

Por otro lado, el túnel no es igual porque “la luz” se ve antes o después, según el sector. “Hay sectores para los que el túnel es más corto y hay sectores que el túnel es tan largo que todavía no saben cuánto mide”, afirmó.

“Hay sectores que están sintiendo que la luz ya está allí, el caso paradigmático en Uruguay es el de la construcción. Pero hay otros que ni miras de dónde termina el túnel ni dónde va a estar la luz, pensemos en el turismo: no sabemos cuándo se van a abrir las fronteras. Esos sectores están muy complicados”, agregó.

¿Y qué tienen que ver los bancos en esto? “En la crisis de 2002 los bancos no fueron parte de la solución, fueron parte del problema. En esta coyuntura, los bancos están llamados a ser parte de la solución”, aseguró Licandro.

Algo similar había dicho en entrevista con El País, el CEO de Scotiabank Uruguay t presidente de la Asociación de Bancos Privados, Horacio Correge. “El sistema financiero puede y debe ser parte de la solución: para mitigar el impacto de la crisis y también para que la salida sea más rápida”, afirmó el ejecutivo.

Vista aérea del Banco Central del Uruguay. Foto: Gerardo Pérez
Vista aérea del Banco Central del Uruguay. Foto: Gerardo Pérez

Para el intendente de Regulación Financiera del BCU, “aprovechamos bastante bien la crisis de 2002 para aprender en qué la estábamos macaneando”.

Eso trajo por un lado nueva regulación financiera tomando “las mejores prácticas internacionales” y un cambio en la forma de supervisar a los bancos: “antes la supervisión estaba mucho más enfocada en el cumplimiento: ‘tenés el balance, tenés la carpeta del cliente’ y se iban. Hago una caricatura de lo que pasaba. Hoy el supervisor se sienta con el analista de crédito del banco, mira la información y le pregunta: ‘¿por qué te parece esto?, ¿por qué lo catalogaste así?’ Es mucho más enfocada al riesgo”, explicó.

Eso desembocó en que en plena pandemia del COVID-19, la mejor regulación y supervisión del BCU sumada a la “buena gestión de riesgos de los bancos” hace que estos “estén bien capitalizados” y tengan “buenos niveles de liquidez”, añadió Licandro.

El BCU sabe que actualmente “el sistema de pagos sigue funcionando con normalidad y el sistema de intermediación también”, apuntó Licandro. “Los depósitos siguen creciendo levemente (en marzo). ¿Qué quiere decir esto? Que los bancos no son un problema. En 2002 tuvimos una corrida bancaria y en seis meses los bancos perdieron el 46% de los depósitos”, agregó.

“El nivel de créditos no crece significativamente, tenemos datos muy parciales” a marzo y “hay un leve crecimiento”, dijo el funcionario. Pero, “los bancos están líquidos, tienen munición como para dar crédito”, añadió.

Por eso los bancos “están llamados a ser parte de la solución”, remarcó. ¿De qué forma?

“La solidez que tienen hoy y las disposiciones regulatorias” le proporcionan a los bancos “un marco bastante bueno para mantener funcionando el sistema de pagos, para mitigar el credit crunch (ante situaciones de crisis las instituciones bancarias, tienen incentivos grandes a disminuir el crédito) y para que el sistema de intermediación funcione como aliado del sector real”, explicó Licandro. Esto es, que “no sean” los que “en el medio de la situación empieza a golpear la puerta para que los clientes le paguen y lo amenazan con ejecutarle las garantías u otro tipo de cosas”, añadió.

Entre las disposiciones regulatorias, destacó la autorización del BCU (con ciertos requisitos) para que los bancos no tengan que recategorizar a los clientes a los que refinancian (y previsionar esos créditos como perdidos), la liberación de parte de los encajes en moneda nacional (porcentaje de los depósitos que los bancos deben inmovilizar en el BCU) siempre que incrementen el crédito -que les puede hacer disponer de $ 14.000 millones- y el incremento en el Sistema de Garantías (SiGa) que dispuso el gobierno (pasó de US$ 50 millones a US$ 500 millones) que permite garantizar más préstamos a pequeñas y medianas empresas.

Poder aplazar pagos de cuotas de créditos por algunos meses a empresas y familias “mantiene a los motores de la economía funcionando como dice la ministra (Azucena Arbeleche). Estamos adentro del túnel, los autos están andando despacito y tratando de acelerar” mientras que poder dar nuevos créditos “apuntala a los distintos sectores con recursos financieros para que puedan arrancar de nuevo, cada uno a su ritmo, cuando empiecen a salir del túnel”, concluyó Licandro.

Pesos uruguayos. Foto: archivo El País

Tras la videoconferencia, una de las preguntas que le hicieron a José Antonio Licandro fue por qué los bancos no dan más crédito en moneda nacional. El intendente de Regulación Financiera explicó (a título personal) que la relación crédito sobre depósitos (excluidos los que se inmovilizan como encaje en el BCU) en pesos “es prácticamente 100”. Es decir, por cada $ 100 que los bancos tienen en depósitos (excluidos los encajes), prestan 100. “Ahí trabajan a full. No así en moneda extranjera, porque el ratio está por debajo de 50”, agregó.

Licandro señaló que “el negocio en pesos tiene varias dificultades” para los bancos, si bien tiene la ventaja que es mayormente crédito al consumo donde son más altas las tasas de interés, aunque hay bastante más riesgo.

Explicó que “el crédito en pesos tiene la dificultad que la moneda doméstica, el peso uruguayo tiene una inflación muy alta. La tasa de inflación, si bien se ha situado en un dígito en los últimos 15 años, es muy alta en la comparación internacional”. Eso implica que la tasa de interés nominal que cobran los bancos “es muy alta” para así cubrirse de la inflación, afirmó. Eso hace que el plazo del préstamo en realidad es más corto, que lo que dice el propio préstamo, porque la tasa de interés tiene un componente de inflación, entonces uno no tiene que pagar solo los intereses sino que tiene que pagar también parte del capital”, agregó.

Licandro señaló que “eso se trató de solucionar con la Unidad Indexada”, una unidad de valor que evoluciona según la inflación, “pero los bancos no han encontrado atractivo para incrementar los depósitos en moneda nacional”. A su juicio, “el problema está en la base del sistema”: la dolarización de la economía.

“En el sistema de pagos hoy las grandes transacciones siguen siendo en dólares, los precios de las operaciones grandes siguen siendo en dólares” afirmó y además hay un componente cultural. “Si bien estoy contento porque están vendiendo (autos) Suzuki en pesos -si vieron el aviso, dice: ‘ahora te lo cobro en pesos y con el dólar a $ 39’-, tenemos mucho para avanzar en materia de desdolarización”, dijo Licandro. “La agenda que había se quedó corta y hasta que no tengamos una inflación de 2% o 3%” anual, algo que “el país y el BCU están en condiciones” de lograr, “eso no va a funcionar”, remató.

“No podemos usar los criterios rígidos”

“En esta coyuntura, la regla de la normalidad para plazos y categorización de créditos (según meses de atraso en el pago) tiene muchos inconvenientes. A su vez, está la incertidumbre sobre los efectos permanentes (la estrechez y la longitud del túnel) o sea cuál va a ser la secuela en cada uno de los clientes del banco una vez que salgamos”, dijo Licandro al justificar la medida del BCU de flexibilizar criterios. “No podemos usar los criterios rígidos”, agregó.

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