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Avila: recuerdo de un infortunado barco hundido

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Foto: Archivo El País
Maqueta de barco en el edificio sede de la Sociedad Anonima Financiera y Comercial J. R. Williams, agencia maritima y de servicios logisticos ubicada en Solis 1533, Montevideo, ND 20180927, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores

MARÍTIMAS

Perdido en la guerra en 1942, su maqueta está en Solis 1531.

Días pasados nos referimos al hecho historico que la Agencia Maritima J.R. Williams S.A. de nuestra plaza había cumplido 150 años de establecida en el Puerto de Montevideo, ya que había sido fundada por John Williams en 1868, un experimentado gestor londinense en temas marítimos/portuarios y también dijimos que estaba instalada desde 1931 en la calle Solís 1531.

En su amplia vidriera está expuexta desde hace muchísimos años una hermosa maquette de unos dos metros de largo, una atrapante réplica que sorprende por su cuidadosa tecnología donde no falta ningún detalle del barco inglés "Avila" entonces perteneciente a la empresa naviera Blue Star Line representada en nuestra plaza precisamente por J.R. Williams. Nosotros conocemos la maqueta desde hace 74 años, pero sabemos que está alli desde antes de la II Guerra Mundial.

Pues esa maqueta es la réplica de un formidable barco que existio y fue construido en 1927, para cargas refrigeradas y pasajeros, de 166 metros de eslora. Era, sin duda, un barco nuy valioso, enorme, construido para la línea al río de la Plata. Pues bien, ese enorme navío de dos chimeneas fue torpedeado el 5 de julio de 1942 cuando iba en viaje desde el río de la Plata con 6 mil toneladas de carne para Inglaterra y unos 30 pasajeros, entre ellos 10 mujeres, cuando navegaba próximo a las Islas Azores.

Hoy recordamos a ese infortunado navío y a 45 tripulantes y 17 pasajeros que perdieron la vida y a su más de un centenar de náufragos que durante casi un mes vivieron en aguas del Atlántico horas de hondo sufrimiento y desesperanza, pues el barco fue hundido por un torpedo el 7 de nayo de 1942 cuando iba del río de la Plata con 6 mil toneladas de carne con destino a Inglaterra. Por orden de su capitan, todos estaban equipados con chalecos salvavidas, y prontos para la eventualidad del hundimiento, así que dormían vestidos con un equipamiento mínimo de sustento en la eventualidad de vivir como náufragos. Y esa eventualidad llegó. Pero los dos torpedos, además de hundir el barco en una hora, causaron innumerables heridas a todos estando aún a bordo.

Sin duda, algunos quedaron en la sala de máquinas y otros fueron a los botes salvavidas que quedaron sanos. Muchos cayeron al mar desde cierta altura al ser expulsados hacia arriba por efecto de la explosión de la nave y claro, cayeron al mar. Todos sufrieron heridas de todo tipo, gangrenas, brazos y piernas rotas, pérdida de ojos, y estaban impregnados de petróleo.

Algunos murieron en los botes, otros se abandonaron sin fuerzas para luchar. Fueron veintitantos días de dolor, desesperanza, padecimientos, sufrimientos por heridas y pérdida de la fe. Nosotros hemos leído una publicación donde los sobrevivientes, días y meses más tarde, hicieron un relato minucioso, juntos y separados desde las experiencias personales vividas desde el instante del primer impacto del torpedo.

La verdad, hemos visto en el pasado muchas películas producidas por Hollywood sobre el mismo tema, pero esta lectura nos resultó más cruda, más dura, y no fue fácil cruzar las páginas de la publicación.

Salvados.

El primer bote salvavidas a motor fue localizado cerca de la costa por el destructor portugués "Lima", con varios náufragos y siguió patrullando la zona durante varias horas sin resultado para hallar otros botes. El 23 de julio, dos hidroaviones portugueses descubren otros botes salvavidas y dejan caer chalecos salvavidas, un cilindro con alimentos y el mapa de donde estaban y el lugar de la costa más próximo y les anunciaba el envío de ayuda. El 25 de julio, las muertes continúan produciéndose a bordo de los botes, hasta que otro navío portugués, el "Pedro Nunes" recogió los últimos y los llevó a Lisboa donde llegaron el 26 de julio. Del total de 199 personas a bordo, habían perecido 73.

Los relatos de los náufragos son patéticos, cargados de emoción, pero uno de los náufragos expresó: "Varios murieron porque perdieron todo deseo de vivir y de ayudarse a si mismo. Para nosotros, fue la fe en Dios, la voluntad de vivir que nos sostuvieron a muchos hasta el final."

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