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La aparición de Uber, Netflix y otros en la inflación y el rol que jugaron en su caída

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Persona observando precios en un supermercado - Inflación
Gente de compras frente a refrigerador de productos lacteos en supermercado Tata de Montevideo, consumo, ND 20220609, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

NUEVA CANASTA

Según los datos del INE, el indicador tuvo una baja mensual de 0,28% en el penúltimo mes del año, mientras que en el acumulado de 2022 la inflación fue de 8,57%.

Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.La baja que registraron los precios en el mes de noviembre sorprendió a los analistas económicos, quienes preveían una contracción más moderada del Índice de Precios del Consumo (IPC). Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el indicador tuvo una baja mensual de 0,28% en el penúltimo mes del año, mientras que en el acumulado de 2022 la inflación fue de 8,57% y en los últimos 12 meses de 8,46% (ver aparte).

El dato de noviembre fue elaborado a partir de la nueva base del IPC, en la que el INE modificó la integración de la canasta de bienes y servicios relevados. La nueva base surge de la información de la Encuesta de Gastos e Ingresos de los hogares de 2016-2017, e incorpora nuevos productos relevados, como las aplicaciones de streaming (como Netflix) o Uber, y dejó de relevar otros, como servicios postales y reproductores de DVD.

Por tanto, se dejó de utilizar la base anterior que era de diciembre de 2010 y la canasta del IPC que se había establecido en base a los resultados de la Encuesta de Gastos e Ingresos de los hogares realizada entre 2006 y 2007.

Asimismo, cambiaron las ponderaciones de los bienes y servicios dentro de la canasta, en donde algunas pasaron a tener mayor incidencia, como el gasto en “comunicaciones” o “transporte”, mientras que otros tales como “alimentos y bebidas alcohólicas”, disminuyeron su incidencia.

De acuerdo con analistas económicos consultados por El País, el cambio de base es positivo porque implica una actualización de la información del consumo de los uruguayos.

“Es una buena noticia que se concreten estos cambios, de forma tal de poder contar con la información más actualizada posible. Los índices de ponderadores fijos, como es el IPC, reflejan la estructura de consumo en un momento dado. La nueva base es una foto más actualizada del consumo de los uruguayos”, indicó el economista de CPA Ferrere, Giuliano Cantisani.

Por su parte, la socia de Exante, Florencia Carriquiry explicó que si bien el cambio de canasta “supondrá desafíos de corto plazo”, plantea “varias mejoras en la calidad de la información”, tanto en lo que refiere a la cobertura de los rubros como en lo que respecta a la representatividad de los precios relevados, dado que se analizan más variedades y más canales.

No obstante, según Cantisani aún no se puede analizar la evolución que ha tenido en los últimos años el precio de nuevos productos, como los de aplicaciones de streaming por ejemplo, porque la información publicada no permite ver qué ocurrió hacia atrás.

“Se arrancaron a publicar estos nuevos precios a partir de ahora”, por lo que solo está disponible el dato de noviembre, indicó Cantisani.

Persona mirando precios en un supermercado - Inflación
Persona en un supermercado. Foto: Estefanía Leal

Consecuencias

El cambio en la nueva base de cálculo representó una mayor ponderación para los rubros no transables de la canasta, en detrimento de algunos más transables (que se comercian con el exterior). Esto significa, según el economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Ignacio Umpiérrez que, “en principio, podría esperarse que haya un sesgo al alza en el IPC, dado la rigidez a la baja del componente no transable y ahora su mayor peso relativo en la canasta”.

Sin embargo, el economista señaló que también se debe tener en cuenta que dentro del rubro no transable “hay heterogeneidades”, por lo que “no es lo mismo la evolución del precio de las comunicaciones que el transporte o los servicios personales”. Eso llevaría a que “el efecto neto de cambio de base sobre el IPC” sea “bastante indeterminado”.

En línea con esto, Carriquiry dijo que como en la nueva base tienen un menor peso los bienes (alimentos y bebidas, por ejemplo), y un mayor peso los servicios, “esto a priori le pone un sesgo al alza a las proyecciones de inflación” que manejaban desde Exante para el año 2023, dado que se esperaba una mayor desinflación transable que no transable”.

De acuerdo con Umpiérrez, “alguna literatura (económica) y también evidencia empírica”, señalan que hay un “sesgo por sustitución”, es decir que “los ciudadanos optan a lo largo del tiempo por consumir más de aquellos bienes y servicios que se abaratan relativamente, en detrimento de aquellos que se encarecen relativamente”.

Sin embargo, dado que el IPC es un indicador de cantidades fijas, “se asume” que la canasta de consumo “no cambia. Por tanto, si el índice de precios no refleja cambios en los patrones de consumo, el IPC tiende a sobrestimar el aumento de precios al valorar más los bienes y servicios caros que los baratos; lo que lleva a sesgos a la baja en el IPC cuando la canasta se actualiza”.

¿Qué estuvo detrás de la caída del IPC?

El dato de noviembre sorprendió a los analistas. Según Carriquiry, la contracción del IPC en el mes “fue algo más baja” de la que tenían prevista en Exante, aunque señaló que esperaban una caída “dada la evolución reciente del dólar”.

Desde CPA Ferrere, Cantisani afirmó que “el dato de noviembre sorprendió” porque se esperaba una “contracción más de moderada de la inflación interanual”, es decir del registro de noviembre en comparación con igual mes del año pasado.

De acuerdo con el economista, “si bien parte de la caída mensual” de la inflación se explica por el cambio metodológico del INE, las estimaciones de la consultora “indican que esta se hubiese concretado incluso con la forma anterior de medición”.

En relación a los factores que incidieron en la caída del indicador, Cantisani mencionó la contracción de los alimentos y la apreciación del peso uruguayo ante el dólar.

“Por un lado, se dio una caída de la carne, de la mano de un menor precio de exportación. A su vez, las frutas y verduras también evolucionaron a la baja, de forma prácticamente generalizada”, señaló. Otro de los factores detrás de la baja de la inflación “fue la intensa apreciación” que registró el peso uruguayo el pasado mes. “En el promedio de noviembre, el peso se apreció 3,2% frente al dólar. Esto se tradujo en reducciones de los bienes durables, como los electrodomésticos y los autos”, añadió Cantisani.

De acuerdo con Umpiérrez, el descenso de la inflación transable y la apreciación del peso uruguayo es una tendencia que continuará “posiblemente” en los primeros meses de 2023, “lo cual le va a poner un techo a la inflación del 8%”.

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