El tipo de cambio sufrió ayer la mayor caída en dos meses, al retroceder un 1,24%, fuertemente presionado por una clara necesidad de pesos de los agentes que se mantuvo a lo largo de toda la jornada.
El dólar interbancario fondo se operó en promedio a $ 30,618, lo que supone el menor nivel desde el 11 de enero. De esta manera, la divisa se ha desplomado un 2,02% en las últimas dos sesiones, y acumula una caída de 0,45% en junio y un avance de 2,49% en el año.
Si se comparan los niveles de cierre de ayer ($ 30,55) frente al del viernes ($ 31,15) la caída fue bastante más pronunciada: 1,93%.
Por su parte, el Banco República (BROU) redujo 40 centésimos la pizarra hasta $ 30,00 y $ 31,20, compra y venta respectivamente.
Por medio de la pantallas de la Bolsa Electrónica de Valores (Bevsa) se operaron US$ 17,1 millones.
Agentes cambiarios consultados por El País señalaron que en estos días se están dando varios factores que explican la fuerte disposición vendedora.
En primer lugar, hay algunos bancos que están teniendo problemas de liquidez, con lo que buscan pesos tanto a través de la venta de dólares como tomando prestado a un día de plazo. La tasa call se operó ayer al 20%.
En segundo lugar, las empresas ya están buscando pesos para el pago de aguinaldos.
Por último, a nivel internacional el dólar también está bajando.
Con estos tres factores, es difícil que el tipo de cambio pueda cambiar de tendencia en los próximos días, coincidieron las fuentes consultadas.
Ayer, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen señaló ayer que ve "buenas razones para esperar que las fuerzas positivas que apoyan el crecimiento del empleo y la inflación continuarán superando a las negativas".
Yellen fue cuidadosa en no ofrecer pistas del momento de una próxima alza de tasas, en contraste con un discurso del 27 de mayo, cuando dijo que la medida probablemente sería apropiada "en los próximos meses". Para algunos inversores, la ausencia de una referencia temporal sugiere que la Fed postergaría su próxima suba de tasas hasta después de la próxima semana, cuando los banqueros centrales estadounidenses se reunirán para decidir sobre la política monetaria.
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