EJECUTIVOS
El argentino Pablo Ricatti pasó de trabajar en bancos de inversión a dirigir la empresa de su tío abuelo
Pablo Ricatti (39 años) parecería tener una «doble vida». En una misma persona conviven el empresario pyme que está al frente de Salke Fresh (una fabricante y distribuidora de alimentos, con base en San Justo) y el hombre de las finanzas (que trabajó en las mesas de dinero de un par de bancos de inversión). Por si fuera poco, este empresario argentino también es una «protocelebrity» de Twitter, donde con su cuenta @pricatti lidera una cruzada para hacer más accesible el conocimiento sobre cómo invertir más allá de comprar dólares.
En 2010 Ricatti se hizo cargo de Salke Fresh, la empresa proveedora de insumos para pancherías que había fundado su tío abuelo, Carlos Rodríguez, y que en ese momento atravesaba una delicada situación económica y financiera.
Ricatti, que se había recibido de contador público, venía de trabajar en varios bancos y antes de sumarse a la fabricante y distribuidora de salchichas y pan de pancho había formado parte de la mesa de dinero del MBA Lazzard. «En ese momento, trabajar en la mesa de dinero era muy difícil porque por las restricciones que había impuesto Guillermo Moreno era cada vez más difícil operar, y surgió la posibilidad de incorporarme a la empresa. A Salke le faltaba gestión corporativa y creo que le pude aportar mis conocimientos de contabilidad y finanzas», explica el empresario.
«El secreto para ser emprendedor en un país como la Argentina es estar siempre en economía de guerra»
«El negocio de base que tenemos es excelente, porque me animo a decir que vendemos el alimento más barato que se puede comer en la calle y por lo tanto es el que menos sufre la crisis. Pero igual, atender más de 2.500 puntos de venta no es fácil y exige tener una logística superaceitada. Hoy estamos llevando toda la gama de productos que puede necesitar una panchería, desde hamburguesas y salchichas hasta los aderezos, y trabajamos con un sistema básicamente de just in time. Hoy estoy fabricando, lo que mañana voy a distribuir, a lo que se suma que la entrega de pan exige un manejo muy cuidadoso del espacio. Llevar 100.000 panes ocupa el doble de espacio que llevar 100.000 salchichas».
El mercado argentino nunca da respiro y aun cuando la actividad se recupera la supervivencia de una pyme está ligada a su capacidad para encontrar alternativas para ser más competitiva.
«El secreto para ser emprendedor en un país como la Argentina es estar siempre en economía de guerra», explica Ricatti. «Por eso, cuando las vacas están gordas, estoy todo el tiempo viendo cómo recortar costos. El 2018 fue el peor de los últimos, pero aun con una caída importante en el volumen pudimos seguir siendo rentables, lo que no quita que continuemos buscando la manera de ser más eficientes. Ahora vamos a invertir en un sistema que nos va a permitir prescindir de un montón de tareas administrativas, y la gente que hoy está haciendo tareas rutinarias la vamos a derivar a un trabajo más analítico», explica el empresario pyme.