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Cómo controlar y sacar provecho a las emociones negativas y positivas

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Aquellos que no saben controlarse y dejan llevarse por la ira pueden ser sumamente perjudiciales para el negocio y su gente

La nueva película de animación de Pixar Intensa-Mente entrega enseñanzas sobre cómo no dejar que el miedo, la tristeza, el enojo y otras emociones te afecten. El filmtiene como protagonista a Riley, una niña que tras mudarse a una nueva ciudad tiene que “batallar” contra las emociones que viven en su cabeza.

Si bien la película está dirigida a los niños, transmite fuertes enseñanzas a cualquier persona, sobre todo a los directivos y emprendedores acerca de cómo controlar las emociones. 

Todas las personas sienten en determinado momento alegría, tristeza, temor, desagrado y enojo; sin embargo, la inteligencia emocional nos ayuda no sólo a controlarlas, sino a aprovecharlas para convertirnos en líderes y personas de éxito.

El portal especializado en management y recursos humanos SoyEntrepreneur analiza algunas de las emociones que se presentan en este film. Recuerda que no es malo sentirlas, pero lo importante es no permitir que esto te supere y afecte tu reputación:

Alegría. Es una emoción positiva que saca lo mejor de una persona. Alguien alegre suele contagiar esta actitud a su equipo y actuar con más ganas. Sin embargo, demasiada alegría puede afectar el desempeño, ¿por qué? Porque cuando una persona está muy feliz acerca de algo, tiende a descuidar el resto de las cosas, sobre todo aquellos temas que más nos cuestan.

La sugerencia es que cuando una persona esté particularmente alegre debe compartir esa emoción con los demás y dejar que se transmita al resto de la empresa y aprovecharla para que se convierta en una motivación para trabajar mejor y no sea una distracción.

Tristeza. Esta emoción es común entre emprendedores que se han enfrentado a un fracaso o que no han visto los frutos que soñaban de su negocio. Puede ser la emoción más destructiva para alguien que desea triunfar.

Cuando se comienzan a sentir los síntomas del bajón, hay que actuar inmediatamente y rodearse de gente que lo haga sonreír a uno y den buenos consejos. Pueden ser colegas de trabajo, amigos o familiares. Hay que ser sincero sobre lo que uno siente y buscar aquellas cosas que generen bienestar como ir al cine, caminar, viajar, estar con los hijos. Solo uno es responsable de cambiar esa actitud y de ver las cosas desde una nueva perspectiva.

Miedo. Probablemente se trate de la emoción más común entre los emprendedores y los que están decidiendo si dar el salto. Es normal que se sienta temor de perder la seguridad financiera, tener que sacrificar mucho tiempo, poder fracasar y enfrentarse al “qué dirán”. El miedo puede paralizar e impedir que uno persiga su sueño, pero también puede convertirse en un gran motivador.

Para que el miedo se traduzca en algo positivo, hay que aprender a salir paulatinamente de la zona de confort, haciendo cosas que normalmente uno no hace. Es importante aprender a vivir con esta sensación, contemplando riesgos y construyendo seguridad en uno mismo.

Desagrado. Hay muchas cosas que, como emprendedor, pueden desagradar: desde las faltas de apoyo y los errores que se cometen, hasta la actitud de ciertos empleados o del socio. Cuando esta emoción controle el semblante, éste transmite continuamente de queja e impaciencia, y es particularmente común en aquellas personas perfeccionistas y negativas.

Esta emoción puede afectar gravemente la moral del equipo y del entorno. Para disminuirla hay que adoptar una actitud mucho más paciente y tolerante. Cuando surja algo que no gusta o que molesta, hay que tratar de encontrar los aspectos positivos que tiene y no demostrar desagrado sin siquiera escuchar a la otra persona. Hay que comenzar a ver el vaso medio lleno.

Enojo. Aquellos que no saben controlarse y dejan llevarse por la ira pueden ser sumamente perjudiciales para el negocio y su gente. No importa cuál sea la situación, nunca se puede insultar o tratar mal a nadie. Hay que usar el enojo y la frustración para buscar soluciones y no para atacar a los demás.

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Aquellos que no saben controlarse y dejan llevarse por la ira pueden ser sumamente perjudiciales para el negocio y su gente

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