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Violencia y discurso extremista en inicio de campaña brasileña

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Foto: AFP

LA CAMPAÑA ELECTORAL EN BRASIL

Balazos a una caravana de Lula y amenazas al juez instructor del Lava Jato.

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva concluyó anoche en Curitiba una caravana proselitista por el sur de Brasil, marcada por protestas de grupos de derecha y por disparos efectuados en el penúltimo día de la gira contra dos autobuses de su comitiva.

Las protestas de los opositores fueron reducidas, en un día de fuertes lluvias, y el acto de Lula al caer la tarde congregó a unas 1.000 personas, en una ciudad con vigilancia policial reforzada.

Lula cerró su gira junto a otros dos precandidatos de izquierda para las elecciones de octubre: Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y Manuela Dávila, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), tradicionales aliados del Partido de los Trabajadores (PT), que esta vez decidieron ir por separado a las elecciones de 7 de octubre.

Estos partidos buscaban ayer acordar un pronunciamiento conjunto en "defensa de la democracia y contra el fascismo".

Lula, de 72 años, es favorito en las intenciones de voto para las elecciones, aunque su candidatura podría ser invalidada por haber sido condenado a más de 12 años de cárcel por corrupción.

Segundo en las encuestas, aunque lejos de Lula, figura el diputado Jair Bolsonaro, un apologista de la dictadura militar (1964-85) y de sus métodos de tortura, que ayer miércoles desafió a Lula en la misma Curitiba.

Otro acto reunió a unas decenas de partidarios del Movimiento Brasil Libre (MBL), muy activo en las protestas que acompañaron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff (PT) por el Congreso en 2016.

A lo largo de la gira de diez días por tres estados (Río Grande del Sur, Santa Catarina y Paraná), los adversarios de Lula no le dieron tregua, arrojando huevos y piedras contra sus concentraciones.

En el inicio de la gira la semana pasada, Lula estuvo con el expresidente y actual senador del MPP José Mujica en un acto en la frontera de las ciudades de Livramento y Rivera.

El martes por la noche, dos autobuses de su comitiva fueron baleados entre las localidades de Quedas de Iguaçu y Laranjeiras del Sur, en el estado de Paraná; dos disparos impactaron en un bus con periodistas y otro con invitados del PT, sin dejar heridos.

El presidente Michel Temer condenó el ataque. "Es una pena que haya sucedido eso, porque se crea un clima de inestabilidad en el país, de falta de pacificación, indispensable en el momento actual", dijo.

Temer también condenó las amenazas al magistrado de la Corte Suprema Edson Fachin, instructor de las causas por corrupción derivadas de la operación Lava Jato, que han salpicado a decenas de políticos y empresarios, incluido Lula.

"Es preciso identificar a los responsables (del ataque a la caravana de Lula), porque eso no puede repetirse en un régimen democrático", afirmó el ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann.

"Si piensan que con piedras y tiros van a socavar mi voluntad de lucha, están equivocados", tuiteó Lula, que previamente había atribuido los ataques a "grupos fascistas".

El exministro Ciro Gomes, candidato por el Partido Democrático Laborista (PDT) y quien se encuentra actualmente en Francia, también condenó el ataque a la caravana.

Dirigentes del PDT, por su parte, admitieron su deseo de posicionarse en conjunto con las otras formaciones de izquierda en defensa de la democracia y de la libertad de opinión en Brasil.

Bolsonaro al ataque.

Al llegar al aeropuerto de Curitiba una horas antes que lo hiciera la caravana de Lula a esa ciudad, Bolsonaro fue llevado en andas hasta la parte alta de un camión de sonido, desde donde arengó a centenas de partidarios, pidiendo cárcel para Lula y una política de seguridad que dé carta libre a la policía para combatir la inseguridad. "Quiero una policía (...) que en defensa del pueblo tire para matar", proclamó. "No podemos aceptar elecciones sin que Lula esté preso. Basta de fraude en la política", gritó.

Los adversarios de Lula se vieron frustrados después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) prohibiera encarcelarlo al menos hasta el 4 de abril, cuando los magistrados deben decidir si tiene derecho a apelar en libertad ante los máximos tribunales su larga sentencia.

"Por lo que se ve en esas hostilidades entre esos movimientos en el sur, si Lula no va preso, tendremos una campaña marcada por la violencia", sostuvo el politólogo Paulo Mora.

Curitiba es la ciudad donde oficia el juez Sergio Moro, impulsor en la primera instancia de la Operación Lava Jato, que investiga el gigantesco esquema de corrupción en Petrobras. Esa megacausa está en la base de la condena de Lula.

"Lula quiso hacer de Brasil un gallinero y ahora recoge huevos"

El líder ultraconservador Jair Bolsonaro, precandidato presidencial para las elecciones de octubre, ironizó sobre los ataques contra la caravana de Lula da Silva y dijo que "ahora recoge huevos por donde pasa". "Lula quiso transformar Brasil en un gallinero y ahora recoge huevos por donde pasa", dijo Bolsonaro en un acto en la ciudad de Curitiba, horas antes de que llegara a esa ciudad la caravana de Lula.

Bolsonaro, un polémico oficial de la reserva del Ejército que siempre ha elogiado el régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, se refirió a los últimos ataques contra Lula —cuya caravana fue recibida con piedras y huevos—, pero no hizo mención a los tiros contra dos autobuses la noche del martes. Uno de los vehículos de la comitiva de Lula, en el que viajaban periodistas, recibió dos tiros, mientras que un segundo autobús que transportaba invitados del Partido de los Trabajadores (PT) fue impactado por una bala, aunque ningún pasajero resultó herido. Bolsonaro, partidario de la liberalización del porte de armas y con un discurso homofóbico y xenófobo, se encuentra segundo en las encuestas de intención de voto con un 12,3%, por detrás de Lula (18,6%).

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