El tiempo se acorta dramáticamente. Maduro se juega al todo o nada. Si se impone, su régimen se despojará de los pocos ropajes democráticos que aún lucía. La asamblea constituyente que intenta realizar impondrá el régimen de partido único.
Es la misma jugada que hizo Lenin al proclamar "todo el poder a los soviets": el golpe de mano que acabó con el gobierno interino con que la facción menchevique quería que la transición poszarista desembocará en elecciones libres. Los bolcheviques sabían que en elecciones perderían. Por eso entregaron el poder a los órganos que les respondían y ellos, los soviets, construyeron el régimen partido, la invención de Lenin que luego utilizaron Mussolini, Hitler, Mao y todos los demás creadores de estados totalitarios.
El Papa entendió tarde que era funcional a un régimen criminal y corrupto. Pero incluso cuando se pronunció contra la constituyente, adujo que pondría en peligro la "democracia".
Esta semana lo dijo con todas las letras Luisa Ortega: Venezuela "no es un Estado de Derecho", sino un "Estado Policial".
Una chavista convencida como Ortega se atrevió a desafiar al Poder Ejecutivo y al Poder Judicial, denunciando crímenes de lesa humanidad y explicando lo que está a la vista, pero que no aceptan los cómplices extranjeros financiados por el contrabando de petróleo y por el "cartel de los soles": el de Maduro es un régimen de facto sostenido con la represión. El cambio de bando de Ortega es un síntoma de que se aproxima el duelo final.
También la rebelión de un policía y un puñado de camaradas, certifica que los duelistas están cerca del dramático desenlace. La única alternativa es la negociación que, sin decirlo, proponen el Papa y otros "facilitadores del diálogo". A esa alternativa ya han comenzado a sumarse importantes estadistas, como el canadiense Justin Troudeau. Y esa negociación implica ofrecer impunidad para que Maduro, Diosdado Cabello y la cúpula militar que se manchó las manos con petróleo, cocaína y sangre, obtengan un salvoconducto para irse a Cuba u otro país aliado del chavismo.
Si no se logra, los duelistas se dispararán y en Venezuela, o se desangrará el régimen chavista, o muere la esperanza de recuperar la democracia, aplastada por un régimen de partido único.
LA BITÁCORA