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Sobre urnas y cadáveres

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LA BITÁCORA

Miles de cadáveres quedaron insepultos, convirtiéndose en la señal más siniestra de la última dictadura.

Los cadáveres son sombras que oscurecen la política argentina. Un sino trágico recorre la historia, con cadáveres perseguidos, como el del general Lavalle; cadáveres exiliados, como el de Rosas y el de Evita. Y también cadáveres atacados en sus féretros, como el de Perón cuando profanaron su tumba para cortarle las manos.

Miles de cadáveres quedaron insepultos, convirtiéndose en la señal más siniestra de la última dictadura. Decenas de cadáveres sacaron del poder a De la Rúa en helicóptero, y dos cadáveres decidieron a Duhalde acortar su presidencia. Ahora, un cadáver flotando en un río patagónico enrareció súbitamente el país en la antesala de las urnas. La atmósfera política se volvió asfixiante y las predicciones de las encuestas parecieron esfumarse.

Argentina se acercaba al comicio mientras expertos realizaban la autopsia. Interrogado por expertos forenses, el cadáver hablaría y sus primeras palabras podían tener el efecto de sacudir el proceso electoral. Cristina Kirchner necesitaba que ese cuerpo culpe a la Gendarmería, para que esas primeras palabras impacten contra el gobierno de Macri y sus candidatos. Pero de momento, no lo hizo.

Todos los peritos estuvieron de acuerdo que los restos de Santiago Maldonado no muestran signos de violencia. Por tanto, su aparición no debería alterar la decisión que la mayoría ya parecía haber tomado hace semanas.

Al menos la primera impresión es que no lo mataron como describía el kirchnerismo y la oposición más radicalizada. Por eso es posible que el caso no gravite sobre el comicio en el sentido que esperaba Cristina.

Si se da lo que anunciaban las encuestas, el escenario político argentino será distinto desde el lunes. La diferencia principal será que, si Cristina es derrotada, su declinación política se volverá vertiginosa y directamente proporcional a su vulnerabilidad frente a los fiscales y jueces que la investigan por corrupción.

Que el liderazgo de la ex presidenta se diluya, en caso de ser superada por un candidato opaco como Esteban Bullrich, replanteará roles en el peronismo y abrirá espacios a figuras del "pan-macrismo" que han sido desplazadas del núcleo dirigencial, a pesar de ser notablemente inteligentes, como Pratt Gay y Martín Lousteau.

Si aciertan los encuestadores, la pregunta será si el macrismo asimilará bien su victoria o si, como es común en Argentina, se embriagará de triunfalismo, se considerará invencible y se negará a buscar los necesarios acuerdos multipartidarios y multisectoriales que garanticen el no retorno al populismo y al mesianismo autoritario.

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