Un arancel a los productos que ingresen a EE.UU.; recaudaría US$ 10.000 millones al año.

Donald Trump cumple hoy viernes su primera semana en la Casa Blanca, y cada uno de estos siete días pueden ser etiquetados con alguna decisión polémica. Desde la revisión del acuerdo de libre comercio de América del Norte y la salida del Tratado Transpacífico, hasta el decreto para la construcción del muro en la frontera con México y el anuncio de restricciones al ingreso de inmigrantes musulmanes, las primeras medidas de Trump tienen un denominador común: encerrar a Estados Unidos, política y comercialmente.

Hasta ahora México ha sido el más golpeado. La relación entre ambos países llegó ayer a un nivel de máxima tensión, al suspenderse la reunión que los presidentes Trump y Enrique Peña Nieto tenían programa para el martes 31 en Washington, y el anuncio de la Casa Blanca de que el muro fronterizo se pagaría con un impuesto del 20% a los productos mexicanos que ingresen el mercado estadounidense.

Lo que no está claro es quién plantó a quien, ya que cada uno se adjudica la iniciativa de cancelar la reunión.

"Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes con el @POTUS (presidente de Estados Unidos)", escribió Peña Nieto en su cuenta oficial de Twitter. "México reitera su voluntad de trabajar con Estados Unidos para lograr acuerdos en favor de ambas naciones", agregó el presidente mexicano en la red social.

Sin embargo, desde Filadelfia ante líderes del partido Republicano, Trump advirtió que un encuentro con Peña Nieto en estos momentos hubiera sido "estéril" ante el desacuerdo entre ambos países sobre quién se hará cargo de financiar el muro fronterizo. "Mientras México no trate a Estados Unidos de manera equitativa y con respeto, una reunión es estéril", dijo Trump, al asegurar que la cancelación fue una decisión conjunta.

Horas antes, Trump había escrito un mensaje en Twitter en que decía que si México no iba pagar por el muro, era mejor que Peña Nieto cancelara su visita a Washington.

Políticos mexicanos del oficialismo y la oposición habían solicitado a Peña Nieto que cancelara el encuentro con Trump, expresando que la firma del decreto que da luz verde a la construcción del muro entre ambos países era "una ofensa" y un acto de "hostilidad".

En declaraciones a la red de ABC News, Trump insistió en que México pagará por la gigantesca obra, cuyo costo podría alcanzar los 50.000 millones de dólares, según diversas fuentes. Los líderes del Congreso de Estados Unidos, controlado por los republicanos, dijeron ayer jueves que planean avanzar en el financiamiento del muro fronterizo, y proyectaron su costo entre 12.000 millones y 15.000 millones de dólares.

En esa entrevista, Trump admitió que Estados Unidos tendrá que pagar por la obra pero apuntó que "más adelante" México resarcirá el dinero "mediante cualquier transacción que hagamos" con ese país.

La frontera entre México y Estados Unidos tiene 3.200 kilómetros; de ellos, 1.050 ya tienen algún tipo de valla que impide tanto el paso de personas como vehículos.

En un mensaje a la nación, Peña Nieto reiteró que su país no pagará por el muro.

"Lamento y repruebo la decisión de Estados Unidos de continuar la construcción de un muro que desde años lejos de unirnos, nos divide (...). Lo he dicho una y otra vez: México no pagará ningún muro", expresó el presidente.

Pero ayer al caer la tarde la Casa Blanca reveló uno de los tantos misterios que rodea el proyectado muro, de dónde saldrá el dinero. Trump quiere imponer un impuesto de un 20% a todas las importaciones desde México para financiar la construcción del muro, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. "Haciendo eso, prevemos recaudar unos 10.000 millones de dólares por año y gracias a ese mecanismo el muro se pagará fácilmente", dijo Spicer. Este impuesto sería parte de una reforma tributaria.

Cuatro diplomáticos encargados de la gestión del Departamento de Estado renunciaron esta semana. La dimisión de esos altos funcionarios, sumada a la retirada la semana pasada de otros dos, ha reducido considerablemente el equipo de gestión del Departamento de Estado, lo que complica las cosas para el nominado por Donald Trump como jefe de la diplomacia de Estados Unidos, el empresario Rex Tillerson. El portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner, explicó que las Administraciones de Trump y del expresidente Barack Obama se coordinaron para "solicitar que todos los funcionarios políticamente nombrados entregaran cartas de renuncia". El diario The Washington Post informó ayer de la dimisión de cuatro funcionarios y sugirió que su "súbita" partida podía deberse a desencuentros con el equipo de Trump. EFE

Los medios son "la oposición" y "deberían callarse", dijo en The New York Times el asesor de estrategia de Donald Trump, Steve Bannon, ayer jueves. "Quiero que me citen sobre esto. Los medios acá son el partido opositor. No entienden a este país. No entienden por qué Donald Trump es el presidente de Estados Unidos", dijo Bannon, ex director general de la campaña del republicano, convertido en su alto asesor de asuntos estratégicos. "Los medios deberían sentirse incómodos y humillados, deberían callarse y escuchar solo un instante", agregó Bannon, quien antes de unirse al equipo de Trump, era el jefe del portal de extrema derecha Breitbart News. "Los grandes medios no echaron a ninguno de los que cubrieron nuestra campaña (...) Miren las cuentas de Twitter de esa gente: son puros militantes de la campaña Clinton", advirtió. AFP

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