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Trump alambra frontera para frenar a migrantes

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Por ahora los cercos de alambre cumplen la función que Trump quiere con el muro. Foto: AFP

La migración centroamericana

Cada día sube la tensión en la ciudad mexicana de Tijuana.

Comenzaron a trabajar en el frío de la mañana y se movieron rápidamente, desenrollando carrete tras carrete de alambre de espino, atándolo a postes clavados en el suelo. En tres días, la reluciente valla de concertina que llega hasta los hombros emergió como una serpiente hasta donde alcanza la vista.

Este fue el trabajo de aproximadamente 100 soldados del 19° Batallón de Ingenieros del ejército estadounidense, asentado en Fort Knox, Kentucky. Los efectivos no están en una zona de guerra lejana, sino en Laredo, una concurrida ciudad en la frontera con México dominada por un tramo del Río Grande.

El presidente Donald Trump envió unos 5.800 soldados a la frontera para prevenir la llegada de grandes grupos de migrantes centroamericanos que viajan a través de México, una medida que los demócratas denunciaron como un intento de sacar rédito político antes de las elecciones de mitad de mandato celebradas el 6 de noviembre pasado. Trump dijo que el avance de la caravana de migrantes implicaba una "emergencia nacional" ante lo que calificó de "invasión" con "pandilleros y algunos matones muy malos".

Hasta ahora, lo más visible del despliegue de Trump es la alambrada, un obstáculo físico diseñado para conducir a los migrantes peticionarios de asilo hacia los puntos de entrada organizados en territorio estadounidense.

Trump desplegó a los militares ante el inminente arribo de los migrantes. Foto: Reuters
Trump desplegó a los militares ante el inminente arribo de los migrantes. Foto: Reuters

Las leyes de Estados Unidos no autorizan a los militares a ejercer funciones policiales, por lo que los soldados no tendrán ninguna interacción directa con los inmigrantes.

Trump, que proyecta construir un muro a lo largo de los 3.200 km de frontera con México, elogió la semana pasada el trabajo militar: "Ellos construyeron grandes vallas, construyeron una cerca muy poderosa".

La misión fronteriza colocó al ejército bajo la luz de un foco incómodo y el secretario de Defensa, Jim Mattis, visitó la semana pasada a las tropas desplegadas en la frontera. Mattis aseguró que "no hacemos maniobras" militares y que el trabajo a corto plazo era ayudar a los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), que cuentan con pocos recursos, y colocar obstáculos físicos en el límite.

Los grandes grupos de las caravanas no se dirigen a Laredo, sino a Tijuana, poco más de 2.000 km al oeste, donde que ya han arribado más de 3.000 migrantes.

Está previsto que el despliegue militar finalice el 15 de diciembre y no está claro qué pasará con la alambrada.

San Ysidro.

Ayer uno de los focos de tensión en la frontera estaba en el cruce de San Ysidro, que une San Diego en Estados Unidos y Tijuana en México. Ese paso, donde miles de migrantes aguardan para pedir asilo, fue reabierto ayer lunes luego de varias horas de cierre en las que se colocaron "materiales de reforzamiento". El cierre, que tomó por sorpresa a miles de personas que transitan diariamente entre ambos países, interrumpió tanto el cruce vehicular como uno de los dos cruces peatonales.

Tras haber cerrado por completo el cruce sin previo aviso, cerca de las 07.00 hora local (13.00 de Uruguay) reabrieron los primeros carriles en la considerada "frontera más transitada del mundo".

Las autoridades estadounidenses explicaron que cerraron el tránsito de entrada al país después de tener conocimiento de que "grupos de personas de las caravanas se estaban reuniendo en Tijuana para un posible intento o intentos de correr ilegalmente a través del puerto de entrada".

Diariamente, el cruce internacional de San Ysidro recibe cerca de 50.000 vehículos y 25.000 peatones.

La llegada masiva de migrantes a Tijuana está provocando tensiones. Cientos de residentes de la ciudad fronteriza salieron el domingo a las calles para protestar por la llegada masiva de migrantes centroamericanos.

Con banderas, pancartas y gritando consignas exigían la salida del país de los integrantes de la caravana, acusándolos de generar inseguridad y vulnerar las leyes mexicanas desde el momento en que ingresaron al país por su frontera sur, rompiendo una barrera de seguridad. "¡Son invasores! ¡Vienen armados! ¡Lárguense del país", gritaban. En la protesta también participaban algunos residentes de San Diego. El alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, dijo el viernes que se esperaban a unos 10.000 migrantes.

Posición

Un Juez critica límite al asilo

Un juez que considera si suspender temporalmente un decreto del presidente Donald Trump, que limita el asilo a los migrantes que cruzan ilegalmente desde México, cuestionó ayer lunes al gobierno de Estados Unidos. En una audiencia en el tribunal federal de San Francisco, el juez Jon Tigar le preguntó repetidamente a un abogado del Departamento de Justicia si el decreto de Trump que estableció que solo se daría asilo a los migrantes que entren legalmente, estaba justificado y respaldado por evidencia real. "Decir que algo es verdad no hace que sea verdad", dijo Tigar. El juez no emitió un fallo en la audiencia. (Reuters)

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