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El trágico destino de Ruhollah Zam: de la élite iraní a la horca

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Ruhollah Zam fue ejecutado el 12 de diciembre. Foto: AFP
(FILES) In this file photo taken on June 2, 2020 Ruhollah Zam, a former opposition figure who had lived in exile in France and had been implicated in anti-government protests, speaks during his trial at Iran's Revolutionary Court in Tehran. - In October 2019, Iranian dissident Ruhollah Zam was running a widely followed news site based in France, accompanied by his family and benefitting from refugee status as well as security in his country of exile. But just over a year later, on December 12, 2020, Zam was hanged in Iran, an execution that prompted international condemnation. (Photo by ALI SHIRBAND / MIZAN NEWS / AFP)
ALI SHIRBAND/AFP

EL RÉGIMEN Y LA REPRESIÓN

Comenzó a publicar información sobre escándalos de corrupción. Verdaderos o falsos. “No tenía ninguna línea roja, no respetaba al presidente ni al Guía Supremo, a nadie”, recuerda amigo.

¿Era un opositor valiente, un megalómano o un ingenuo? ¿Cómo cayó en la trampa? Casi dos meses después de su ejecución, el trágico destino del iraní Ruhollah Zam, refugiado en Francia, “secuestrado” en Irak y ahorcado en Teherán, sigue planteando muchas preguntas.

Zam, que fue ejecutado el 12 de diciembre a los 42 años, procedía de una familia influyente. Su padre, firme partidario de la revolución de 1979 y antiguo dignatario del régimen, le puso el nombre del ayatolá Ruhollah Jomeini.

Creció en los círculos de la élite de Teherán, asistió a las mejores escuelas pero, cercano al “movimiento verde” que apoyaba a los reformistas, huyó del país tras las grandes manifestaciones de 2009 contra la reelección del ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad.

Después de pasar por Malasia y Turquía, aterrizó en Francia en 2012. Fue en París que conoció a Maziyar, un informático iraní refugiado en Francia desde hace diez años, que lo tomó bajo su ala.

En su apartamento, Zam creó lo que se convirtió en uno de los canales iraníes más vistos en el servicio de mensajería Telegram, Amadnews, que en su punto álgido contó con hasta 2 millones de suscriptores.

Mantenía contacto con exiliados iraníes en todo el mundo y con miembros de la alta sociedad de Teherán. Comenzó a publicar información sobre escándalos de corrupción. Verdaderos o falsos. “No tenía ninguna línea roja, no respetaba al presidente ni al Guía Supremo, a nadie”, cuenta Maziyar.

La audiencia de Amadnews estalló con las manifestaciones contra la corrupción y la situación económica de finales de 2017 en Irán. Pero fue también el principio del fin. “Ruhollah se volvió muy conocido. Llamaba a derrocar al régimen, quizás comenzó a verse como un líder”, cuenta otro amigo, el abogado Hassan Fereshtyan.

“Poco a poco fue perdiendo a sus amigos”, agrega.

“Estaba solo y aislado, y una parte de la oposición iraní en el exilio no confiaba en él”, añade Mahtab Ghorbani, otra amiga.

A finales de 2017 Telegram cerró Amadnews por haber incitado a lanzar cócteles molotov a la policía.

Zam, que entonces vivía en el sur de Francia con su mujer y sus dos hijas, estaba “completamente deprimido”, según sus amigos. Y bajo amenaza.

En octubre de 2019, anunció a Fereshtyan que iba a viajar a Irak, país bajo influencia iraní, para realizar una entrevista con el Gran Ayatolá Ali Sistani, máxima autoridad musulmana chiíta de Irak.

Se suponía que la entrevista era para lanzar un nuevo canal de televisión, una idea sugerida por un misterioso empresario iraní en Australia y una exadministradora de Amadnews.

“Le grité: si te vas, estás acabado, nunca volverás a Francia”, recuerda Fereshtyan.

El resto de la historia sigue rodeada de sombras, pero parece que Zam fue interceptado en el avión nada más llegar a Bagdad, y conducido a la frontera iraní, donde fue entregado a los Guardianes de la Revolución.

En Irán, Zam fue declarado culpable de “corrupción en la Tierra”, uno de los cargos más graves, de espiar para la inteligencia francesa e israelita, y de insultar la santidad del Islam.

En julio, apareció en la televisión estatal iraní para una “entrevista” de 30 minutos, un método utilizado por el régimen para arrancar confesiones a los presos. Fueron las últimas imágenes de Zam.

Para Mahtab Ghorbani, su ejecución es una “advertencia” a los opositores exiliados.

Su ejecución provocó una protesta mundial, desde Estados Unidos hasta la Unión Europea, pero el presidente iraní, Hasan Rohani, consideró que no perjudicaría las relaciones con Europa.

Fue ahorcado al amanecer del 12 de diciembre. Su padre fue autorizado a visitarlo el día antes, pero no se le permitió que le dijera que la sentencia había sido confirmada.

Su hija, Niaz, recibió una última llamada telefónica de Ruhollah unas horas antes de la ejecución. “Sabía que iba a suceder y no podía hacer nada”, escribió en Twitter.

Su amigo Maziyar está convencido: “Hasta el último momento, no lo supo”.

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