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El testimonio de un voluntario de los ensayos de la vacuna de Oxford contra el coronavirus

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El laboratorio mAbxience será el encargado de la producción de la vacuna de Oxford. Foto: AFP

LONDRES

"Me hablaron de otros efectos más graves, de posibles enfermedades raras, pero me dejaron claro que las posibilidades eran remotas, de uno entre diez mil casos", aseguró.

Ezequiel Martín (46) dice que se anotó casi sin pensarlo cuando vio el llamado para participar en las pruebas de la vacuna contra el coronavirus que realiza AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford. Su decisión sigue firme, incluso después de que los ensayos se pusieran en pausa, luego de que uno de los voluntarios sufriera síntomas asociados a la mielitis transversa.

"Creo que se trata de una sola persona entre las casi 10.000 que hemos recibido ya la vacuna. Me parece muy poco, un riesgo completamente asumible", explicó Martín a El País de Madrid. "Estamos hablando ahora mismo de reabrir el mundo, como quien dice. Para mí el riesgo real es que la gente no esté vacunada y que sigamos todos andando por la calle", agregó.

Martín, que es español pero hace diez años está radicado en Londres (Inglaterra), aseguró que ya recibió una llamada para recibir la segunda vacuna en cuanto se retomen los ensayos. La primera vacuna, aclaró se la pusieron en junio.

La decisión de formar parte de este grupo de voluntarios no llamó la atención de su familia, porque ya que saben que él siempre se anota a todo, "a un bombardeo, si hace falta", expresó Martín al medio y aclaró que nunca le pareció "una cosa arriesgada".

"Era la fase 3. Ya habían hecho los estudios de seguridad, y le habían puesto la vacuna a muchísima gente. Pero cuando se lo comenté a ella (su esposa) y algunos otros amigos, la reacción de muchos fue: 'Huy, ¿no te parece peligroso?'. Lo curioso es que corrí a apuntarme porque di por sentado que todo el mundo querría hacerlo", dijo.

Sin embargo, aunque no sintió miedo, sí fue advertido de los riesgos asociados a ser voluntario en los ensayos. Antes de empezar mandaron a su casa decenas de papeles con explicaciones y con los detalles de los efectos y posibles efectos secundarios que podría sentir en el proceso. "Algunos muy normales, como que iba a tener fiebre y que me iba a doler el brazo durante un par de días. Al final no me pasó, aunque lo dieran por seguro", relató.

"También me hablaron de otros efectos más graves, de posibles enfermedades raras, pero me dejaron claro que las posibilidades eran remotas, de uno entre diez mil casos. Aseguraron que me tendrían informado en todo momento, y fueron exquisitos en sus explicaciones", aseguró a El País de Madrid.

Ese caso en diez mil podría ser, consideró, el hombre que actualmente se encuentra internado y que motivó la pausa de los ensayos. Martín explicó que supo del caso antes de que saliera en los medios, ya que lo llamaron personalmente para informarle. En la llamada le explicaron que el proceso se iba a parar con el objetivo de investigar lo ocurrido, algo que ya estaba previsto en el protocolo de acción generado con anterioridad.

Aunque el compromiso es por un año, si los datos salen bien podría ser por menos tiempo. Al final del estudio les informarán a cada uno de los voluntarios si recibió la vacuna o si se trató de un placebo.

Martín está convencido de que la vacuna tendrá éxito, confía en el equipo de profesionales que llevan adelante los ensayos ya que en el mismo hospital donde se está trabajando nació su hija años atrás. "Hasta ahora está ocurriendo lo que decían que iba a ocurrir, según las previsiones. Nadie dijo en ningún momento que esto iba a ser la cura milagrosa que haría desaparecer la enfermedad. Pero, al parecer, van a mucha velocidad. No será perfecta, ni la barrera completa para salir a la calle a hacer todo lo que quieras", opinó.

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