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Teresa de Calcuta, santa en vida, que hoy es canonizada

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La madre Teresa ayuda a un niño en el oeste de Beirut en 1982. Foto: AFP
(FILES) This file photo taken on August 14, 1982 shows Peace Nobel Prize Mother Teresa huging a child in West Beirut. Mother Teresa, the revered but controversial nun whose work with the dying and the destitute made her an icon of 20th Century Christianity, will be declared a saint on September 4, 2016. / AFP / DOMINIQUE FAGET FILES-LEBANON-RELIGION-VATICAN-TERESA
DOMINIQUE FAGET/AFP

Símbolo de devoción y solidaridad; más de 100.000 personas en el acto.

La madre Teresa de Calcuta, que dedicó su vida al servicio de los pobres y desheredados y es un símbolo de la caridad, es canonizada hoy domingo por el Papa Francisco, en una ceremonia con la presencia de más de 100.000 personas en la Plaza de San Pedro, la Vía de la Concilliazione y calles aledañas.

Inés Gonxha Bojaxhiu encarnó la imagen de la devoción y el compromiso con los más desfavorecidos, lo que la convirtió para muchos en una santa en vida. El Papa la considera un ejemplo de solidaridad y entrega, pero también de tenacidad y pragmatismo.

La madre Teresa, nombre que adquirió durante su noviciado en Irlanda por Teresa de Lisieux, nació en 1910 en el seno de una familia católica en Skopje, hoy capital de la República de Macedonia y entonces bastión disputado por los albaneses en los estertores del Imperio Otomano.

A los ocho años perdió a su padre y a los 18 puso rumbo a Irlanda para entrar a las Hermanas de Loreto, que la llevaron a su comunidad en Calcuta para comenzar un trabajo misionero que nunca más dejaría. Con ellas estuvo hasta que en 1946, en un viaje de Calcuta a Darjeeling en tren, sintió "una llamada" en la que Cristo le dijo: "Ven, sé mi luz" y se decidió a fundar las Misioneras de la Caridad, la congregación que se distingue por los saris blancos con ribete azul y que hoy cuenta con 745 centros en 140 países, más de 5.000 misioneras y una legión de voluntarios.

En 1948 obtuvo de Roma la autorización para dedicarse al apostolado y dos años después se nacionalizó india.

El reconocimiento de la congregación llegaría en 1965 por parte de Pablo VI.

"De sangre soy albanesa, de nacionalidad india, por fe una monja católica, por devoción pertenezco al mundo, por corazón pertenezco completamente al corazón de Jesús", decía.

Distinción.

En 1971 fue galardona con el Premio Internacional de la Paz Juan XXIII y el Premio Nacional Kennedy en EEUU. Ese año la primera ministra india Indira Gandhi le otorgó el título "Loto Hermoso".

Cuatro años después fue designada por la Santa Sede representante en México ante la Conferencia Mundial de Naciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Mujer.

En 1979 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su labor caritativa entre los indigentes del mundo. Participó como auditora religiosa en el sínodo convocado en 1980 por el papa Juan Pablo II, a quien la religiosa convenció para que en 1987 se abriera un albergue para indigentes dentro del Vaticano.

Supo explotar su imagen pública junto a figuras como la princesa Diana de Inglaterra o el presidente estadounidense Ronald Reagan para dar proyección mundial a su trabajo y recibió duras críticas por sus posturas para muchos ultraconservadoras, de defensa a ultranza de las políticas antiabortistas y contra el divorcio, así como algunos cuestionaron su trabajo en general.

A comienzos de los ochenta su salud se debilitó. En 1989 le fue implantado un marcapasos y tras pasar por hospitales de Italia, India y otros países, contrajo la malaria en la India que se agravó por sus problemas pulmonares y cardiacos.

Tras varias recaídas, el 5 de septiembre de 1997, falleció en la unidad de cuidados intensivos del asilo de Woodlands, en Calcuta. Pocos meses antes de su muerte había sido sustituida al frente de la congregación por la hermana Nirmala. El 13 de septiembre fue enterrada en la capilla de la sede de su congregación con honores militares y a su funeral asistieron millares de personas, entre ellas pobres y desheredados, así como reinas y jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo.

Juan Pablo II, gran admirador de la obra y la persona de la madre Teresa, aceleró en 1999, mediante dispensa, el proceso de beatificación de la religiosa y en 2002, en una misma sesión promulgó los decretos por los que se reconocían las virtudes heroicas y un supuesto milagro por su intercesión.

El 19 de octubre de 2003, seis años después de su muerte, Juan Pablo II proclamó beata a Teresa de Calcuta, en el proceso de beatificación más rápido en la historia de la Iglesia moderna. En diciembre de 2015, el papa Francisco firmó el decreto que reconoce el supuesto milagro por el que la beata albanesa será proclamada santa.

Legado de la obra está vivo en Calcuta.

El legado de la madre Teresa sigue vivo en Calcuta a través del esfuerzo diario de las misioneras de la Caridad al servicio de los más pobres, fieles al espíritu de su fundadora. La metrópoli apenas celebra en sus calles la canonización, porque el acontecimiento se vive concentrado en los lugares que ella fundó y se celebra con la sencillez que inspiró su obra.

La "Casa de la Madre" en el centro de la ciudad se ha convertido en un lugar de peregrinación y ante su tumba acuden estos días muchos más seguidores de lo habitual. Pero en las casas de acogida que puso en marcha hace seis décadas apenas hay tiempo para ninguna celebración.

Nirmal Hriday, el primero de los hogares para indigentes que abrió la religiosa en 1952, dos años después de fundar su congregación, sigue desde entonces recibiendo de forma desinteresada "a los indigentes, a los que encontramos en la calle, en estaciones de trenes", relata a Efe la hermana Nicole. Ella y otras siete monjas, con ayuda de algunas novicias, atienden a alrededor de un centenar de ancianos, algunos moribundos.

En Prem Dan, en el otro extremo de Calcuta, ni siquiera hay un cartel visible que lo anuncie. Las quince misioneras y otras tantas novicias que trabajan en esta casa de acogida, con la ayuda de 35 voluntarios, están "volcadas en darlo todo por los más pobres de los pobres, como nos enseñó nuestra madre", subraya la hermana Appoline. Fuente: EFE

DOS MILAGROS.

Tras rezos, ni un rastro de terrible enfermedad.

El brasileño Marcilio Andrino, cuya curación fue el milagro por intercesión de la madre Teresa de Calcuta elegido para que la religiosa fuera proclamada santa, esta presente junto a su señora y sus hijos hoy en la Plaza de San Pedro.

Andrino, un ingeniero de 43 años, recordó que un día en 2008, después de su boda se levantó mareado, con la visión borrosa y se desmayó. Fue hospitalizado y se le diagnosticó una infección rara e hidrocefalia, pero después del tratamiento de un mes no tuvo mejoría. Su señora se encomendó en sus rezos "a Dios y la madre Teresa, pues una antigua jefa se había curado de un aneurisma cerebral rezándole a ella". Los médicos iban a operarlo, pero le desapareció el dolor. Por ello, aplazaron le intervención por 24 horas. No tuvieron que operarlo. "Los abscesos se habían reducido 70% y la hidrocefalia había desaparecido. A los tres días hicimos más análisis y no había rastro de los abscesos. Comprendí que me había curado", relató.

Al milagro de la curación se agrega el de haber podido tener hijos. Fuente: EFE

"Luz divina" surge y se produce la curación.

Casi 20 años después, la india Monica Besra describe cómo "la luz cegadora" de una fotografía de la madre Teresa le curó el cáncer. Es uno de los dos milagros reconocidos por el Vaticano para la canonización.

El 5 de septiembre de 1998, día del primer aniversario de la muerte de la madre Teresa, Besra luchaba contra un tumor ovárico. Extenuada por la enfermedad, era atendida en un centro de las Misioneras de la Caridad, la orden fundada por la madre Teresa. "Dos hermanas me transportaron a la iglesia porque estaba demasiado débil para levantarme", recuerda. Nada más entrar, "una luz cegadora, divina, salió de una fotografía de la madre (Teresa) y me envolvió. Cerré los ojos, no entendía lo que pasaba. Era indescriptible".

Dos monjas colocaron sobre su estómago una medalla bendecida por la madre Teresa y rezaron por su curación. "Me levanté sintiéndome tan ligera y tan bien. Vi que la hinchazón había desaparecido. No lo podía creer". Fuente: AFP

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La madre Teresa ayuda a un niño en el oeste de Beirut en 1982. Foto: AFP

VATICANOAFP, EFE

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